sábado, 28 de septiembre de 2013
Te quiero, idiota.
Yo solo soy si tú estás conmigo. Y si tú estás conmigo que le den al resto del mundo que yo ya soy feliz.
jueves, 12 de septiembre de 2013
Hasta el más débil se vuelve fuerte cuando no le queda otra salida.
Desde que te fuiste esto estaba tan oscuro y tan deprimente que tuve que levantarme de la cama, secarme las lágrimas, abrir las ventanas y alumbrarlo todo. Sí, con una sonrisa, ganas de vivir y muchísimas luces de colores. Y sí, sin ti.
miércoles, 11 de septiembre de 2013
Y ojalá pudiera vivir siempre anclada en el recuerdo de tu risa.
Cuando las calles se convierten en estelas de recuerdos fugaces que hacen que los ojos se te inunden, cuando no queda en casa ni un rincón, ni un lugar donde poder mirar sin verlo reflejado en él. Cuando el cielo se vuelve gris y el sol no sale ni aunque rezes por un día nuevo.
Cuando al amor, de tanto hacerlo se le han acabado las noches mágicas y las palabras de amor susurradas en tu oído son recuerdos olvidados en el tiempo roto de una habitación con ventanas que siempre da al mismo cielo gris, a la misma noche sin estrellas, al mismo lugar inhóspito y oscuro que se ha convertido el mundo sin el sonido, sin el simple sonido, de la risa angelical que jurarías que tenía. Porque ya la recuerdas a duras penas, que triste.
Cuando al punto final de los finales ya no le quedan más puntos suspensivos para poder seguir adelante, ahí, en ese momento. En ese precioso instante que puede durar un breve pestañeo, te darás cuenta de que tu vida, aquella vida construida paso a paso, peldaño a peldaño, ha cambiado para siempre. Y que solo te queda acostumbrarte a esos jodidos cambios o vivir refugiada en un pasado que cada día duele un poco más.
sábado, 7 de septiembre de 2013
Más allá de todo...
Es triste eso de querer a alguien mucho más allá de todo y no saber hacerla feliz. Es triste, deprimente e incluso tiene algo de bonito. Es triste que te quiera y tú no puedas más que decirle que no puedes dar más.
Sabía cuanto te quería, amor. Lo tenía tan claro que hasta yo me asustaba de lo que sentía. Te quería, te quiero. He consumido mis horas pensando como darte más de lo que podía darte, hacerte entender que más allá del cielo, de las estrellas, de la luna y de todo, yo te quiero. Hacerte ver que yo te quiero, que te necesito pero que nunca he sabido querer a alguien. Y sigo sin saber.
A veces necesito que me comprendas, que abras los ojos, que cuando te digo que es mejor para ti, lo entiendas y no me llores. Que te vayas por tu propio bien...y por el mío.
Mil besos. No sé, tal vez diez mil. O veinte mil. No sé, he perdido la cuenta de todos los besos que te he dado, de las veces que me he recorrido tu espalda, rezando por poder hacerte feliz, dejar de enfadarme por todo y disfrutar del mundo a tu lado. No sé, he rezado tanto que las plegarias ya me las sé de memoria. Y me duele tener que decirte que lo he intentado todo, que sigo soñando con despertar a tu lado todos los días de mi vida, pero que ya no aguanto más. Tú me vienes grande o yo te vengo pequeño. Vete tú a saber.
sábado, 31 de agosto de 2013
Tiéntame.
Los que más saben de amor suelen ser las personas que más solas están. Y yo hasta lo entiendo.
El amor puede llegar a ser una trampa o una salvación para tu alma. Yo personalmente pienso que el amor es la más peligrosa de las tentaciones que existen y que la única manera de salvarte es cayendo en ella. Y ya sabes, o te sale bien y vives la mejor experiencia de tu vida o acabas destrozada hasta los cimientos. Eso ya lo eliges tú.
viernes, 30 de agosto de 2013
Rota.
Mira que somos estúpidos. Mira que las cosas son fáciles. Mira que yo sabía que la felicidad y el amor son cosas que llegan cuando menos te lo esperes, cuando te has cansado de equivocarte, de disfrutar de los equivocados, de pasar esa época en la que buscas desesperadamente a ese "amor de toda la vida" para encontrarte con el vacío más absoluto.
Siempre he sido alguien que se considera lo suficientemente inteligente como para saber que quien te quiere está contigo en las buenas, en las malas y en las peores. Que quien te quiere, te quiere todos los días, todas las horas. Estés como estés.
Y sin embargo yo, que me consideraba alguien con dos dedos de frente como para hacer frente a cualquiera que se interpusiera en mi camino dispuesto a hacerme daño, no te ví venir. Y así he terminado, hasta el cuello por alguien que después de jurar que todas y cada una de las estrellas serían para mí, decidió abandonarme cuando más confiada y más necesitada estaba. Cuando había puesto las manos en el fuego por lo nuestro y ya había empezado a arder.
¿Cómo he podido acabar así?
"Mira, ha sido divertido, ¿vale? Lo hemos pasado bien juntos y ha sido una experiencia increíble. Yo...te he querido, ¿vale? Te lo prometo. Pero, no sé, no creo que estemos hechos para estar juntos. No eres lo que quiero para el resto de mi vida. Lo nuestro ya se esta volviendo aburrido y necesito respirar aires nuevos. Entiéndelo y...sé feliz."
miércoles, 21 de agosto de 2013
Todo cambia y nada permanece.
Querida yo del futuro:
Me parece una soberana estupidez escribirme una carta a mí misma pero escribir me desahoga más que hablar con cualquier persona.
La verdad es que no sé por donde empezar a contar la mierda de vida que tengo. Quizás debería empezar por el principio, por decir que estoy destrozada.Que me hundo. Me hundo cada día un poco más y no sé que hacer para salir a la superficie de todos mis problemas. Me asfixio. Se ha ido. Joder, que se ha ido de verdad. Ha dicho que no puede más, que esta harto, que necesita ser libre. ¿Cómo qué libre? ¿Es qué acaso conmigo no lo es? Le he intentado convencer de que se quede, de que lo piense mejor. De que le quiero. Le quiero tanto que no puedo imaginarme sin él. Lo necesito. De verdad que lo necesito. Estoy hecha un asco. Llevo casi un mes sin a penas dormir. Como lo mínimo para seguir respirando. No salgo. No sé estar sin él. Todo me viene demasiado grande sin no esta conmigo. Me limito a sobrevivir a base de recuerdos.
¿Qué hago? Estoy cansada de estar así. No puedo estar así más tiempo. le echo tanto de menos... He intentado llamarle pero no me atrevo. Fue él quien me dejó y por lo que se ve no se ha arrepentido.
Ojalá que las cosas cambien pronto. Necesito recomponerme.
Querida yo del pasado:
No sé porque vuelvo a escribirme a mí misma, pero no sé, supongo que lo necesito. Esta vez escribo al pasado. A esa chica que se hundió cuando se vio sola. Cuando su mundo se fue a la mierda.
Esta vez escribo para dar buenas noticias.
Estaba hundida, destrozada, muerta en vida, hecha una mierda por dentro y por fuera, pero salí. Vaya si salí, aunque todavía no se como lo hice. Me levanté decidida, quemé y rompí lo poco que quedaba de él, me arreglé y salí. Y me dispuse a comerme el mundo. Y me lo comí. Vaya si me lo comí.
Y aquí estoy. Soy otra. Casi no recuerdo aquella historia. Casi no le recuerdo. A veces tengo que pararme a pensar porque los recuerdos empiezan a borrarse poco a poco.
Volvió. Volvió al cabo de los meses y aunque ya estaba casi fuera de todo eso, aún sentía por él. Volvió queriendo organizar mi vida, volver a aquella historia, pero fui valiente. Me estaba muriendo por dentro pero le dije que no quería volver a verlo nunca más. Me suplicó, lloró, me pidió perdón infinitas veces pero fui dura. Desapareció y hasta hoy no he vuelto a saber de él.
Las cosas ahora me van genial. Tengo la vida que quiero y la estoy viviendo al máximo.
Todo cambia. Gracias al cielo, todo ha cambia. Incluida yo.
martes, 20 de agosto de 2013
Hello.
Llevo tiempo sin aparecer por aquí, sin escribir. Pero nada, que sigo viva. Y que estoy... Bueno, estoy, que ya es algo.
All you need is love.
Amor. Así la llamaba cada vez que la tenía cerca. Siempre me preguntaba porque la llamaba así y yo sonreía. ¿Por qué? No lo sé, porque el verdadero significado del amor lo llevas grabado en los ojos, en los labios. En ti. Amor...Amor era verte bailar. Eso sí que era amar a rabiar. Amor era bailar con otras y soñar que lo hacía contigo. Amor era buscarte durante años, sin saber que era exactamente lo que quería y darme cuenta de que eras tú al verte por primera vez. Amor era decirte que te quería cuando tú me gritabas que me muriera. Amor era abrazarte y sentirte hasta en el rincón más alejado de mi alma. Amor era recorrerme la ciudad de punta a punta solo para decirte que te he echado de menos, que te necesito, que no sé vivir si no estás tú. Amor era dejarme las manos golpeando las paredes porque tú no me hablabas. Amor era volverme loco cuando te veía pasarlo mal. Amor era hacértelo lento. Amor era estar a tu lado y que me sobrara el mundo entero. Amor... Amor eras tú.
Despertar y ver que aún estás.
Hoy tengo ganas de hablar, de contar, de relataros la vida que se me escapa de las manos con cada día que pasa.
Quiero deciros que es verdad que vivir, más que una opción, es una obligación. Vivir, vivimos todos, pero cada uno tiene su razón de ser, de existir, de seguir levantándose por las mañanas, saltar de la cama y comerse el mundo, al mundo entero.
La mía, mi gran razón de existir, siempre tendrá nombre y apellidos, unos ojos claros y una sonrisa de escándalo. Mi motivo de luchar sigue llamándome "princesa" a pesar de todos esos años que lleva observándome dormir, reír, llorar, saltar, discutir.
¿Sabéis de esas veces que estás borracha perdida y haces todo eso que no te atreves a hacer cuando estás sobria? Así estaba yo la noche que lo conocí. No fue una noche de esas románticas, pastelosas y todo eso, para que mentir. Fue más bien el revolcón de una noche. No sé si habéis sentido alguna vez esa sensación de ver a una persona y necesitar, no digo querer, digo necesitar, empotrarla contra la pared y hacerlo ahí mismo. Así fue como me sentí yo cuando lo vi por primera vez y eso fue lo que le dije. Así, sin más. Borracha como una cuba me dio igual irme y decirle que lo empotraba allí mismo. Y más bien fue al contrario.
Y no sé que pasó, solo fue una noche y sin embargo sientes como tu mundo, todo lo que conocías, todo lo que habías vivido, se ordena y todas las piezas de tu compleja existencia sin sentido empiezan a encajar en su lugar.
De esa manera terminó convirtiéndose en lo mejor de mí, en el motivo más importante para luchar, levantarme y comerme el mundo. O a él. Que viene siendo lo mismo.
sábado, 22 de junio de 2013
viernes, 21 de junio de 2013
En ruinas como Roma.
Hace tanto que no escribo que tengo miedo de que ya se me haya olvidado como era eso de trasmitir tus pensamientos, tus sentimientos, tus estado de ánimo a las personas que puedan estar leyéndote. Sabéis que soy de inventar historias, de dejar ir mi imaginación y de centrarme poco en mi verdadera vida, pero es que ahora lo necesito. Necesito dejarme ir, escribir, refugiarme en las letras y quitarme este peso del pecho que me ahoga.
¿Cómo me siento? Mal. Creo que me he dejado llevar demasiado, creo que he vuelto a confiar ciegamente en Cupido. Y creo que me estoy quemando por dentro. He forzado las cosas más de la cuenta, he corrido demasiado y he querido ir más deprisa de lo que mi pobre alma puede. Estaba destrozada, hecha pedazos, muriéndome un poquito cada día. Oscuridad. Os juro que todo se regía alrededor de la oscuridad que ceñía mi vida. Estaba demasiado hecha mierda, demasiado asustada, ¿cómo podía pretender que alguien me salvara? Sí, estaba bien eso de que un clavo saca otro clavo, pero aquel clavo estaba más que sacado, el problema era que la herida no había terminado de cicatrizar. Seguía sangrando cuando los recuerdos eran demasiado dolorosos, cuando pensaba en todo aquellos días, en todas aquellas horas, en todo el dolor, en como se me clavaban las agujas del reloj cada vez que me sentía sola. ¿De qué manera podía confiar otra vez? Estoy hecha polvo porque no puedo. Quiero pero no puedo. De verdad que lo intento. De verdad que intento confiar en su palabra, que me encantaría que las cosas fueran diferente pero...
Joder, pensé que era más fuerte, que si había sobrevivido a todo aquello, sobreviviría a cualquier cosa, pero esto me supera.
¿Te das cuenta? ¿Te das cuenta de todo lo que me has hecho, de lo jodidamente hecha polvo que estoy? No, tú no me has hecho más fuerte, tú me has terminado de destrozar. Me has hundido, chaval. Tocada y hundida.
¿Cómo me siento? Mal. Creo que me he dejado llevar demasiado, creo que he vuelto a confiar ciegamente en Cupido. Y creo que me estoy quemando por dentro. He forzado las cosas más de la cuenta, he corrido demasiado y he querido ir más deprisa de lo que mi pobre alma puede. Estaba destrozada, hecha pedazos, muriéndome un poquito cada día. Oscuridad. Os juro que todo se regía alrededor de la oscuridad que ceñía mi vida. Estaba demasiado hecha mierda, demasiado asustada, ¿cómo podía pretender que alguien me salvara? Sí, estaba bien eso de que un clavo saca otro clavo, pero aquel clavo estaba más que sacado, el problema era que la herida no había terminado de cicatrizar. Seguía sangrando cuando los recuerdos eran demasiado dolorosos, cuando pensaba en todo aquellos días, en todas aquellas horas, en todo el dolor, en como se me clavaban las agujas del reloj cada vez que me sentía sola. ¿De qué manera podía confiar otra vez? Estoy hecha polvo porque no puedo. Quiero pero no puedo. De verdad que lo intento. De verdad que intento confiar en su palabra, que me encantaría que las cosas fueran diferente pero...
Joder, pensé que era más fuerte, que si había sobrevivido a todo aquello, sobreviviría a cualquier cosa, pero esto me supera.
¿Te das cuenta? ¿Te das cuenta de todo lo que me has hecho, de lo jodidamente hecha polvo que estoy? No, tú no me has hecho más fuerte, tú me has terminado de destrozar. Me has hundido, chaval. Tocada y hundida.
domingo, 9 de junio de 2013
Desastre bonito el nuestro.
Y te juro que siempre lo tenía decidido,que hacía las maletas y me iba, que siempre pensaba que todo se iba a la mierda.
Fanática de los para siempre, de los amores eternos, de los "te quiero" a media voz, nunca tuve la valentía suficiente para alejarme. ¿Y qué le hago? ¿Qué solución se le puede dar a todo este caos que nos identifica?
Siempre pensando en el tiempo, en la incertidumbre, en el querer y no poder estar a tu lado. De aquí no salimos vivos. ¿Cómo sobrevivir a todo esto? ¿Cómo irme de aquí, alejarme de ti después de todo? Que sí, que sí, que tú tienes razón, que las cosas no siempre pueden ser buenas, pero tampoco pueden ser siempre malas, ¿no crees? Eso de entendernos es muy bonito cuando las noches se vuelven cortas y estamos en una superficie horizontal con tu cuerpo encima.
Siempre igual, siempre la misma historia, siempre el miedo a fallar, a terminar por los suelos. Siempre tú y siempre yo. Siempre nosotros, o eso queríamos ser.
"Me voy, ya no lo soporto más", siempre digo lo mismo y de repente, apareces y "te quiero, pequeña" ¡pum! a la mierda todo.
miércoles, 29 de mayo de 2013
Lo más valioso.
¿Cómo es posible? ¿De qué manera o forma ha conseguido que cambié mi normas, mis reglas, mi vida por ella? Y la miro y os juro que el mundo me parece un lugar mucho más bonito desde que ella apareció en mi vida. Era un idiota, un imbécil y nunca había sabido ver más allá de mí mismo, y de repente ¡pum!, aparece doblando la esquina, un día cualquiera sonriendo y moviendo esas caderas que, dios mío, son realmente increíbles.
Y os juro que desde el momento en el le eche cojones al asunto y fui a por ella, no he dejado ni un solo segundo de ser feliz. ¿Cómo había vivido yo sin ti? ¿Cómo podría yo plantearme una vida sin ti si eres lo único valioso qué me queda? El amor esta infravalorado y encontrar a alguien que realmente merezca la pena es toda una proeza, y sin embargo, yo te encontré a ti y me siento el hombre más afortunado del mundo desde que te conozco. Porque no hay nadie mejor que tú, eso lo tengo muy claro. Ni habrá nadie capaz de enamorarme cada día como lo haces tú.
sábado, 25 de mayo de 2013
La suerte de tropezarnos cuando más falta nos hacía conocernos.
Parece que las cosas me van mucho mejor, que la racha de días malos por fin han tocado a su fin. Y es gracias a ti, que has aparecido cuando más falta me hacías.
Gracias, de verdad, gracias. Supongo que las cosas buenas también me pueden pasar a mí, que el mundo también puede ser bonito desde mi punto de vista.
Ya sabes que no creo en los "para siempre" ni en los "eternamente", pero si creo en ti, en mí y en nosotros. Creo que se puede escribir una gran historia a partir de todas esas cenizas que quedaron por barrer y creo que esos ojos verdes no pueden dejar de brillar nunca.
Y también creo que quiero que seas solo mío, pequeño idiota.
Gracias, de verdad, gracias. Supongo que las cosas buenas también me pueden pasar a mí, que el mundo también puede ser bonito desde mi punto de vista.
Ya sabes que no creo en los "para siempre" ni en los "eternamente", pero si creo en ti, en mí y en nosotros. Creo que se puede escribir una gran historia a partir de todas esas cenizas que quedaron por barrer y creo que esos ojos verdes no pueden dejar de brillar nunca.
Y también creo que quiero que seas solo mío, pequeño idiota.
lunes, 13 de mayo de 2013
Soñar despierta con la luz de tu sonrisa.
La mejor sensación del mundo siempre será esa en la que apareces de repente y me abrazas. O cuando sonríes y se detiene el mundo por un momento o cuando me besas y te juro que soy capaz de volar; o cuando me muerdes la cadera y dices que es tuya. O cuando me miras y puedo leerte la mente o... O cuando estamos juntos. Siempre que estamos juntos es la mejor sensación del mundo.
jueves, 9 de mayo de 2013
Me la suda el mundo si yo estoy sudando contigo.
Tus manos sobre las mías y te juro que ya no necesito nada más. Tú, yo. El cielo en la tierra, el infierno bajo la cama y el mundo hecho pedazos tras la ventana. Y qué más nos dará a nosotros si es de día o es de noche, si es lunes o si es domingo, si son las seis de la mañana o las doce de la noche. Qué más me da a mí si, ahí afuera, la gente se está matando cuando yo te destrozo a ti con solo morderme el labio. O viceversa. Destrozarnos la vida y arreglárnosla a mordiscos, eso quiero. Te quiero a ti bajo las sábanas de la cama a todas horas. Te quiero sobre la mesa y te quiero contra la pared. Te quiero en el suelo, llevándome al cielo. Te quiero ahí, en ese momento, en ese preciso momento en que te acercas, me guiñas un ojo y me aprietas la cintura. Irresistible. Tan irresistible que ni el chocolate más dulce puede hacerte competencia.
Pero, ¿sabes cómo me gustas más? Cuando paseas por mi espalda, te paras en ese límite infranqueable para muchos y me muerdes. Ahí me enamoras.
Tus manos por mi nuca, tus dientes danzando cuello abajo, mis uñas por tu espalda...Oh, sí, estar contigo es toda una delicia.
sábado, 4 de mayo de 2013
Yo encendía con besos en mar de tus besos.
Que maldita manía la mía la de acariciarte la nuca cada vez que paso por detrás de ti, como una señal clandestina, como un reconocimiento de que yo también te echo de menos si no estás a mi lado. Entonces tu giras la cabeza, yo me vuelvo y los dos sonreímos como idiotas. Me guiñas un ojo y yo me muerdo el labio mientras te hago gestos disimulados para que me sigas. Te quedas muy serio, te aflojas la corbata y les dices a los demás que te perdonen, que ahora vuelves. Y me sigues. Y yo te espero fuera, en el callejón más oscuro que pueda encontrar.
Me dejo caer contra la pared y cierro los ojos, mientras pienso en las locuras que se pueden cometer por amor. Porque esto es una locura.
De repente apareces en la entrada el callejón y me quedo rígida. Te pasas la mano por el pelo, alboratándolo. Y que guapo que estás despeinado, con esos ojos verdes brillando y esa sonrisa de peligro.
No me da tiempo a pensar en todo lo que quiero que me hagas cuando ya lo estás haciendo. Tus manos en mi cintura, las mías aferradas a tu pelo. Tus dientes que me muerden, yo que me retuerzo contra tu cuerpo. Tú que me aprietas, yo que quiero que no dejes de hacerlo. Tu boca que está en todas partes, mis gemidos incontrolables, tú que te tensas.
-Vámonos de aquí-.Susurras
No me lo pienso y te saco a rastras del callejón.
-¿A dónde vamos?-.Me tiembla la voz.
Me miras de arriba a abajo y me aprietas otra vez contra tu cuerpo
-A dónde pueda arrancarte ese vestido.
Oh, dios mío.
Me dejo caer contra la pared y cierro los ojos, mientras pienso en las locuras que se pueden cometer por amor. Porque esto es una locura.
De repente apareces en la entrada el callejón y me quedo rígida. Te pasas la mano por el pelo, alboratándolo. Y que guapo que estás despeinado, con esos ojos verdes brillando y esa sonrisa de peligro.
No me da tiempo a pensar en todo lo que quiero que me hagas cuando ya lo estás haciendo. Tus manos en mi cintura, las mías aferradas a tu pelo. Tus dientes que me muerden, yo que me retuerzo contra tu cuerpo. Tú que me aprietas, yo que quiero que no dejes de hacerlo. Tu boca que está en todas partes, mis gemidos incontrolables, tú que te tensas.
-Vámonos de aquí-.Susurras
No me lo pienso y te saco a rastras del callejón.
-¿A dónde vamos?-.Me tiembla la voz.
Me miras de arriba a abajo y me aprietas otra vez contra tu cuerpo
-A dónde pueda arrancarte ese vestido.
Oh, dios mío.
domingo, 28 de abril de 2013
Por hacernos el amor como locos.
Por tu sonrisa. Por tus ojos. Por el amor y todas esas drogas. Por cuando apareciste aquel día, cambiándolo todo. Por vivir contigo. Por no dejarte dormir. Porque tú no me dejes a mí. Por perderme en la comisura de tus labios. Por destrozar la cama. Por romperte las medias. Por romperme por dentro cuando no estás. Por empotrarte contra la pared cada vez que te muerdes el labio. Por perder los estribos cuando me acaricias. Por oírte gemir cada puta madrugada. Por ese suspiro que se te escapa y que yo me muero por aprisionar para siempre en mi memoria. Por el sonido de tu risa. Por las veces que mueves el pelo y me desorientas. Por acariciarte bajo la mesa. Por desayunarte, almorzarte, merendarte y cenarte. Por destrozarnos los labios. Por arreglarnos la vida. Por tus miradas de peligro. Por matar por ti. Por morir por ti. Porque me arañes la espalda y me muerdas el hombro. Por perderme en tus clavículas. Por saberme de memoria todos tus lunares. Por ver tu culo andar por mi pasillo. Por desnudarte sin prisas. Por desnudarte a mordiscos. Por el efecto demente que me causan tus piernas. Por hostiarme al llegar a tus caderas. Por vivir ebrio de ti. Por necesitarte como una droga. Por ser mi tipo perfecto de heroína. Por ser mi reina. Por ser mi ruina. Por ser mi salvación. Por ser mi condena. Por ser tu esclavo. Por ser tu dueño. Porque seas mía. Porque eres mía. Por despertarte a besos todas las mañanas. Por darte las buenas noches a golpe de cadera. Por las veces que nos bebimos a sorbos la luna. Por las noches en vela, pensando en ti. Por ser la solución a todos mis problemas. Por quererme. Por seguir ahí. Por no haber salido corriendo cuando las cosas se pusieron difíciles. Por no abandonarme cuando estaba insoportable. Por ti. Siempre por ti. Por mi. Por los dos. Por un nosotros. Porque te quiero.
viernes, 26 de abril de 2013
Por destrozar todas las camas del planeta. Contigo, por supuesto.
Nunca he sido de ambicionar todo, es más, me conformo con aquello que me hace feliz. Nunca he pedido más de la cuenta, ni si quiera voy por la vida exigiendo cosas imposibles. Pero, eso sí, tenía muy recias mis convicciones y si algo tenía claro es que si tuviera que morir ahora mismo, no iba a poner resistencia. Es más, me dejo matar, pero con la única condición de que el que me mate seas tú. Y que me mates mientras estás enredado en mi pelo, mientras te hundes en mí, mientras me muerdes el labio y me suplicas que te mire. Mátame en ese momento mientras estoy indefensa. Mátame ahí que será en el único momento que seré tuya completamente.
Quizás te parezca una idiotez, una declaración de amor demasiado radical. Una ida de cabeza de una niñata consentida.
No me importa, esta niñata se muere por morir bajo tu cuerpo, porque lo último que vea sean tu cuerpo, tus ojos negros. Y que le follen al mundo mientras tú me estés follando a mí. Que le den a los putos prejuicios, a todos esos que dicen que el amor mata. Que les den a todos que yo muero por morir a tu lado.
Que sabrán ellos. Qué coño sabrán si no te han visto morderte el labio, si no te han escuchado suplicarme un poco más, si no tienen ni idea de lo jodidamente irresistible que estás cuando me aprisionas contra la pared.
¿Morir por amor? No os confundáis. Amor, sí, pero más bien sería morir por la lujuria.
domingo, 21 de abril de 2013
Es una pena, lo sé, pero es así.
Sabes que terminó cuando te has releído más de cincuenta mil veces esas cartas que un día te hicieron llorar de felicidad y que hoy, solo te sirven como prueba de que existió, de que fue real, que no fue un sueño.
miércoles, 10 de abril de 2013
Maldita dependencia de ti.
Maldigo todas esas noches en vela pensando en todo y, al mismo tiempo, en nada. Maldigo mi suerte cuando estás cerca y mi mala suerte cuando estás demasiado lejos. Maldigo mis días mirando la pantalla del móvil esperando una llamada, un mensaje, algo que me diga que te acuerdas de mí. Maldigo mis impulsos y mis suspiros perdidos entre tus labios. Maldigo todas esas veces en las que bailando perdí el control, la razón y la puta responsabilidad. Maldigo los días de lluvia, mojándonos en medio de la calle porque ninguno de los dos era capaz de irse sin darnos un beso más. Maldigo el calor infernal de tu cama, de tus sábanas, de tu cuerpo pegado al mío. Maldigo mi envidia hacía aquel cigarrillo que se consumía en tu boca, entre tus dedos. Maldigo aquella botella que nos bebimos en tu habitación. Maldigo mis ideas perdidas, mis alucinaciones, mi flaqueza cuando estabas tan cerca que casi podía morderte. Maldigo tus mordiscos, tus dientes clavados en mi cuello, en mi culo, en mis brazos. Maldigo aquella jodida canción que cantabas en el coche. Maldigo la parte trasera de tu coche. Maldigo mis ganas de ti cada vez que te tenía al lado. Te maldigo a ti. Te maldigo cada vez que te muerdes el labio y me guiñas el ojo. Maldigo tus ojos claros, tu sonrisa de idiota, tus manos expertas en desnudarme. Maldigo tu espalda, tus lunares y tu pelo. Maldigo tu cuerpo. Maldigo tu risa, música para mis oídos. Maldigo tu voz, susurrándome "te quieros". Maldigo aquellas discusiones tontas, aquellos besos apasionados, aquellas caricias furtivas bajo las sábanas. Maldigo las camas que probamos, tu coche, el escritorio, la pared, el sillón, la mesa de billar, la cocina, el baño, la ducha y todas las superficies que pervertimos con nuestros encuentros desenfrenados. Maldigo todos los días que pasamos juntos y todos los que pasamos separados. Maldigo mis celos y maldigo los tuyos. Maldigo este jodido sentimiento que a veces me mata y otras me hace vivir. Me maldigo a mí misma por sentirlo y por amarte de la manera más irracional que existe. Te maldigo porque me tienes atadas de pies y manos. Te maldigo porque soy tan tuya que no me reconozco. Jodidamente tuya. Te maldigo porque me siento vulnerable cuando te marchas, cuando tengo que conformarme con intuir que me quieres. Te maldigo porque puedes destrozarme y dejarme tan hecha polvo que ni uno de los tuyos podría recomponerme. Te maldigo mil veces y aún así daría todo lo que tengo por poder maldecirte todos los días de mi vida.
viernes, 29 de marzo de 2013
No quiero pasar por tu vida como las modas.
Los ojos cerrados, la música de fondo, tú ahí y yo aquí, mordiéndome el labio. Entonces pienso en todo eso que decían todas aquellas bocas que en su día me parecieron mentira, que el tiempo es una trampa, que el amor es un salto mortal y que si encuentras a alguien que merezca, tan solo un poco la pena, no la dejes ir en tu vida. Yo pensaba que lo nuestro no era más que un capricho del destino, un sentimiento fuerte, sí, pero inútil. El tiempo lo iba a borrar tarde o temprano porque no estábamos destinados...Y aquí estoy. Me trago mis palabras. Quizás no todo sea tan fácil como yo pensaba, quizás el olvidar y el amar vayan de la mano y no se puede hacer una cosa sin hacer antes la otra. Que te he amado como nadie y que lo sigo haciendo. Que no soy capaz de olvidarte y tampoco pretendo hacerlo. Que somos dos y si uno no está, el otro no existe. El amor era cosa nuestra y hacerlo se nos daba de puta madre, ¿recuerdas? Yo recuerdo todo, hasta las palabras más tontas, hasta esa primera mirada y esa última caricia. Lo recuerdo porque lo tengo grabado en la piel, en los ojos, en mi vida.
No, no quiero que sea otro el que sustituya lo que tú sabes hacer tan bien. No, no quiero que haya nadie más que me diga que hoy estoy preciosa o que me mire como solo tú sabes. No quiero otras sonrisas de complicidad ni otras caricias fugaces bajo la mesa. No quiero más besos de otras bocas ni más sexo de otros cuerpos. No, yo te quiero a ti.
El amor es una trampa, un salto mortal y puestos a perder, mejor decirte que estoy hasta el cuello de esta mierda y que ya no quiero más, que necesito desengancharme, que debería desintoxicarme de todo esto y huir todo lo lejos posible...Pero me es imposible. Estoy total e irrevocablemente enamorada de ti. De ti y de tus defectos, de tus virtudes, tus lunares, tu mirada, tu sonrisa y de ti por entero.
Jodida, sí. Muy jodida sin ti, ¿qué hago? No se hacer otra cosa que pensar que estamos demasiado lejos, demasiado dispares, demasiado...demasiado hechos el uno para el otro. Parece mentira, pero nos separan dos pasos y tu cabezonería. Levanta la mirada del suelo y mírame. Deja de comerte las uñas y cómeme a mí. Por favor, has algo, lo que sea que yo sola no puedo.
-¿Te acuerdas de la primera vez que nos vimos? ¿Te acuerdas de aquella mirada de entendimiento que tuvimos? ¿Te acuerdas de la sonrisa tonta cuando pensábamos lo mismo? Yo sí. Me acuerdo de todo eso y no quiero perderlo. No quiero perderte a ti. Tenías razón. Estamos hechos para querernos, para estar juntos toda la vida y, sí hay más vidas, juntos también. Yo...te necesito. No sé, me sobra todo sin ti. Te echo de menos y eso que estás aquí. Mírame y dime que tú sientes lo mismo, dime que me quieres y que me necesitas tanto como yo a ti. Dímelo, necesito escucharlo, necesito saberlo.
+Nunca he sido alguien aficionado a expresar mis sentimientos. No me gusta hablar de amor, no me gustan las cursilerías. No me gustan nada. Lo único que puedo decirte, es que te echo de menos. Te echo de menos cuando no estás porque te quiero. Te quiero como nunca he querido a nadie, y dudo que algún día pueda llegar a querer a alguien tanto como te quiero a ti.
Y valoré aquellas palabras como si de un poema de amor se tratara, como la declaración de amor más preciada y más romántica del mundo fuera. Porque para mí si que lo era.
domingo, 17 de marzo de 2013
He pasado la vida sin saber que te esperaba.
Lo guapo que estás cuando duermes, cuando me abrazas fuerte, muy fuerte, temiendo la hora en que cada uno tenga que volver a su vida. Temiendo al amanecer, a que no sepamos cuando volveremos a vernos, cuando volveremos a perdernos en nuestros besos. Cierro el puño y arrugo las sábanas. Las lágrimas se me agolpan en los ojos y los cierro, haciendo hasta lo imposible por no llorar, por no pensar en las despedidas, en que mañana estarás durmiendo con ella en vez de conmigo, en que ella te dará todos esos besos de buenos días y de buenas noches que yo no podré darte. ¿Por qué tenemos que vivir así? ¿Por qué conformarnos con vernos tan poco si podríamos vivir juntos para siempre? Ah, claro. Porque tú tenías una vida antes de conocerme a mí. Yo soy la intrusa en tu camino. Pero, ¿qué esperaba? Yo también tengo otra vida con otra persona que ahora mismo se estará preguntando dónde estoy.
Cómo nos gusta jodernos la vida. Complicarnos la existencia, rompernos los esquemas. Esto esta mal. Está muy mal, joder. Deberíamos no volver a vernos nunca más. Deberíamos regresar a nuestras vidas y olvidarnos de todo esto. Deberíamos, pero es imposible.
¿Cómo hostias podría vivir sin ti ahora que te conozco? ¿Cómo podría volver a casa, mirarlo a los ojos después de todo esto y decirle que le quiero? ¿Cómo puedo besarlo si estoy pensado en ti?
+¿Por qué lloras? -.Me giro y lo veo ahí, mirándome fijamente. Me aprieta contra su pecho y yo me derrumbo. -. Eh, no llores. ¿Qué te pasa?
-¿Por qué hacemos esto? ¿Cómo somos capaces de volver a casa y mentirles de esta manera?
Suspira y me levanta la cara hasta que nuestras narices se rozan. Miro las profundidades de esos ojos negros que me han marcado para siempre y veo un gran dolor reflejado en ellos.
+Lo hacemos porque es incontrolable. Dime la verdad, ¿has sido capaz de controlarte, de pensar fríamente, de arrepentirte mientras...? .-Niego con la cabeza.-Yo tampoco. Luego siempre me siento mal. No merece esto. Ni tú tampoco.
-Pero yo...Yo te quiero. No puedo seguir fingiendo que le quiero.
Me da un beso en el pelo y suspira mientra me abraza un poco más fuerte.
+No me quieras. No puedes quererme. No lo hagas.
Levanto la cabeza y nuestras miradas se vuelven a encontrar.
-¿Por qué? Ya es tarde. Ya te quiero. Y sé que tú también me quieres. Aunque sea solo un poco.
+No puedes quererme porque no te merezco y no te mereces a alguien tan hijo de puta como yo. Mira lo que estoy haciendo con ella. Piensa que podría hacértelo a ti también. Piensa que podría destrozarte si me das la oportunidad, que podría machacarte, hacerte trizas. Ahora mismo tienes todo lo que necesitas. Tienes a alguien que te espera y que te abraza todas las noches, aunque no soy yo. Y bien sabe Dios que me muero de ganas de ser yo.
-No creo que me hicieras más daño del que yo me estoy haciendo al estar alejada de ti y al forzarme a querer a alguien que deje de querer en el mismo momento que crucé las puertas de esta habitación hace más de séis meses. Te necesito conmigo todas las noches de mi vida. Por favor, quédate conmigo. No te vayas más.
+Si entraste aquí es porque yo quise. Fui yo quien te pervirtió de todas las maneras imaginables y te prometió el cielo y las estrellas pensando que solo serías una más. Ingenuo de mí que ahora pienso en lo capullo que he sido y en lo jodidamente fácil que lo veía todo y me entra la risa. Te quiero. Sí, te quiero es cierto. Y por esa misma razón no voy a dejar que me des la oportunidad de hacerte daño. La voy a dejar, ella tampoco se merece sufrir más por mi culpa. Pero voy a alejarme de ti también.
Se me paró el corazón. ¿De mí? ¡No, de mí no, por favor! Empiezo a llorar como una niña pequeña y me aferro todo lo fuerte que puedo a su cuerpo. Por favor, no, por favor.
-¡No! Si te vas, ¿cómo narices voy a ser capaz de volver a mi vida? Tú eres mi vida. No necesito nada más. Le voy a dejar y voy a ser totalmente tuya. Confío en ti. No me harás daño. Por favor, por favor, intentémoslo.
Se quedo callado. No dijo que sí, pero tampoco dijo que no. Vi un rayo de esperanza en ese silencio. Cerro los ojos y cuando volvió a abrirlos me agarro la cara y con sus labios casi pegados a los míos, dijo:
+Me estás haciendo dudar. No soporto verte llorar, me estás matando. ¿Qué quieres? ¿Qué necesitas? Dímelo, maldita sea. Haré lo que sea para que dejes de llorar y de temblar.
-Quédate conmigo. Quédate hoy, quédate mañana y quédate siempre. No dejes que salga de estas cuatro paredes si tú no vas a salir de mi mano. Por favor, danos una oportunidad. Podemos ser muy felices. Lo se, algo me lo dice. Confía en mí. Por favor, por favor...
Apoyé mi frente en la suya y cerré los ojos. 'No te vayas, maldita sea. No me dejes sola que me pierdo, que no se vivir sin ti'
+Si te digo que estoy dispuesto a intentarlo por ti y porque te necesito más de lo que jamás he necesitado nada, ¿dejarás de llorar?
Sonreí y mi sonrisa basto para que la suya saliera también. Asentí con la cabeza y me lancé a su cuello con tanta fuerza que acabé encima suya casi sin darme cuenta. Éramos un revoltijo de manos, de brazos, de besos, de caricias, de mordiscos. Un torbellino de felicidad y de lujuria. Y de amor, claro que sí.
-Te quiero
+Te quiero.-Me susurró.
sábado, 9 de marzo de 2013
Demasiado lejos y al mismo tiempo, cerca.
No hago más que mirar las fotos y pensar, ¿qué nos pasó? ¿Qué fue lo que pudo acabar con esto? Ya no me desespero buscando una respuesta, ya no me duele el alma cuando no estás y ya ni si quiera te siento en la lejanía. Será que me he acostumbrado a este tipo de vida, yo que sé. Será que ya no busco tus ojos verdes por medio mundo, que no te veo en todos los rostros que encuentro a mi paso. No se, pero a veces pienso que es mejor así. Que si se terminó es porque no era el auténtico, el verdadero amor, el de los míticos "para siempre."
Me da muchísima pena que tanto se fuera a la mierda por tan poco. Que no supiésemos ver más allá de nuestros problemas y que los obstáculos, finalmente, nos vencieran. Pero, ¿tú te acuerdas de lo que fuimos? ¿De todos los planes que un día tuvimos? ¿De ese final que parecía mentira? Yo sí me acuerdo de todo, de todos los momentos, de casi todas las palabras que me hicieron sentir especial, de esas sensaciones inexplicables.
Te juro que a veces, a pesar de que mis sentimientos así ti ya no son los mismos y de que el tiempo ha conseguido mucho, todavía puedo sentir como mis propios latidos, que un día perdieron el norte, se acompasan a los tuyos. Te noto cerca sabiendo que, emocionalmente, estás a millones de kilómetros de mí. Y en esos momentos cierro los ojos y te veo tan real que incluso diría que puedo alargar un brazo y tocarte. Lo peor es que parece que nos comunicamos mentalmente, porque algunas noches todavía escucho tus buenas noches, distorsionadas con el sonido de mis pensamientos. Juraría que tú puedes sentir lo mismo, lo noto cuando cuando, casualmente, nos encontramos.
Fue una pena que se acabara así, sin más, sin que a ninguno de los dos le diera tiempo a despedirse de verdad.
Me da muchísima pena que tanto se fuera a la mierda por tan poco. Que no supiésemos ver más allá de nuestros problemas y que los obstáculos, finalmente, nos vencieran. Pero, ¿tú te acuerdas de lo que fuimos? ¿De todos los planes que un día tuvimos? ¿De ese final que parecía mentira? Yo sí me acuerdo de todo, de todos los momentos, de casi todas las palabras que me hicieron sentir especial, de esas sensaciones inexplicables.
Te juro que a veces, a pesar de que mis sentimientos así ti ya no son los mismos y de que el tiempo ha conseguido mucho, todavía puedo sentir como mis propios latidos, que un día perdieron el norte, se acompasan a los tuyos. Te noto cerca sabiendo que, emocionalmente, estás a millones de kilómetros de mí. Y en esos momentos cierro los ojos y te veo tan real que incluso diría que puedo alargar un brazo y tocarte. Lo peor es que parece que nos comunicamos mentalmente, porque algunas noches todavía escucho tus buenas noches, distorsionadas con el sonido de mis pensamientos. Juraría que tú puedes sentir lo mismo, lo noto cuando cuando, casualmente, nos encontramos.
Fue una pena que se acabara así, sin más, sin que a ninguno de los dos le diera tiempo a despedirse de verdad.
martes, 5 de marzo de 2013
Con solo una sonrisa ya me dejas mudo.
¿Sabes lo que estaría bien? Raptarte en mitad de la noche, atrincherarte en mi cama, tenerte para siempre bajo mi cuerpo, que grites mi nombre, secuestrarte de por vida. Que seas mía.
¿Sabes que estaría más que genial? Que todas esas sonrisas fueran mías, mordértelas una a una y beberme tus suspiros. Que me busques cuando ya no me tengas, que mi nombre sea lo primero que se te venga a la cabeza cuando te despiertes.
No sé como lo has hecho pero, maldita sea, has aparecido de la nada y ya siento que no puedo perderte.
Y es que no sabes la cara de imbécil que se me pone cuando te veo dormir, cuando tu cuerpo se enreda entre las sábanas de la cama.
Ese verde de tus ojos es el que me está condenando, el que está haciendo que busque cualquier excusa para atravesar media ciudad con tal de que me mires y sonrías. Y si sonríes, te juro que me pierdo. Me saltaré los treinta escalones que me llevan a la puerta de tu casa y me sobrarán fuerzas para hacértelo ahí mismo, contra la pared del salón. Pero, ahí que ver, lo preciosa que eres, lo gilipollas que me siento cuando me rozas lo más mínimo y me descontrolo. Lo que provoca tu risa, lo que me haces sentir con uno solo de tus guiños de ojo, no tienes ni puta idea.
Tu cuello, bendita sea esa porción de tu cuerpo que me sirve de refugio cuando los días son demasiado duros sin ti, cuando no veo el momento ni la hora ni el maldito segundo en que abras esa puerta y me arroje sobre ti como si no existiera mañana.
Tu espalda y otras formas de morir de anhelo cuando te bajo la cremallera del vestido y se me nubla el mundo. Tú y tu espalda, tu espalda y tú. Me pierdo por tu clavícula, paseo mis dedos por ella. Es mía. Tú eres mía. Tengo más dudas con ella de las que nadie jamás tendrá con la luna.
Y si hablara de tu boca o de tus manos, de tus dedos o de tus ojos, me perdería. Me iría directo a ti y...que Dios nos ampare, nena.
Y mírate, tan frágil y a la vez tan fuerte, capaz de soportar cada uno de mis días malos y merecedora de todos los buenos.
Romperte las medias, rasgarte el mundo que se apaga ante la luz de tus ojos. Que me arañes la vida, me muerdas el labio y ya no sepa como deshacerme del resto del mundo que sigue su curso tras las paredes de tu casa. Tócame y te juro que de esta no sales viva. Bésame y te prometo que no llegamos a tu cama. Mírame y te aseguro que me muero de amor. Sonríeme y me arrodillo ante ti suplicando que no te alejes nunca.
Que ambos sabemos lo guapa que estás con mis camisetas, pero que como más me gustas es sin ellas. Y si paseas sin ellas por la habitación, ya no te digo lo que me encantas. Pierdo el culo por verte caminar delante de mis ojos y todavía lo pierdo más cuando te acercas y me besas.
Y que guapa que estás hoy, y que bien te sienta ese vestido, lástima que te vaya a durar tan poco puesto.
El autocontrol no es lo mío, muñeca. Deja de marearme y ven aquí que hoy tenía pensado llevarte a las estrellas.
domingo, 3 de marzo de 2013
Corro el riesgo de acabar hasta el cuello por ti.
Quiero pensar que eres esa pequeña luz que me aleja del miedo, ese pequeño fogonazo de esperanza que se me queda prendido en el pecho cuando noto que quizás no este tan tocada y hundida como yo pensaba. Que quizás algún día pueda llegar a amar otra vez, que pueda dejarme llevar y confiar ciegamente en alguien. Quiero imaginar que podré salir de esta, que no voy a ser capaz de enamorarme de ti, que no podría pasar...pero, ¿y si pasara? ¿Y si a la reina de las nieves se le descongela el corazón y se enamora, otra vez? Entonces me alejaría. Me alejaría de ti, de mí, de todo esto que a veces me parece increíble y que otras, me da pánico. Pero, ¿lo haría de verdad? ¿Sería capaz de alejarme de ti? No quiero hacerme más daño, no quiero pasarlo mal de nuevo, no quiero sufrir de nuevo por ese maldito sentimiento, pero ¿qué hago si tú me deslumbras? Eres una de las mejores personas con las que me he tropezado pero no me convienes. Podrías destrozarme, es más, estoy segura de que si me dejo llevar más de la cuenta, acabaré estrellada contra el suelo una vez más.
Mis sentimientos a veces me dejan vacía. Siento más de la cuenta y ahí está el mayor problema de todos.
Alejarme de ti suena muy fácil, pero hacerlo no lo es tanto. Me haces sonreír y eso, después de todos esos meses que pasé sin reír, parece mentira. ¿Cómo te alejas de alguien que te está haciendo bien pero qué, cuando menos te lo esperes, puede acabar contigo, machacarte, hundirte, dejarte sumida en la más remota inconsciencia? No puedes, o por lo menos yo no puedo. Soy fuerte, sí, pero hasta cierto punto y tú me haces ser débil. Y eso me hace sentirme indefensa...Y me da miedo.
+¿Me das un beso?
Te miro intentando asimilar lo que me estás pidiendo. Cuando lo comprendo, se me para el mundo. ¡Maldición!
sábado, 2 de marzo de 2013
Nueva etapa.
Hoy, 2 de marzo de 2013, he decidido dar una vuelta por estos últimos tres meses sin ti. Ha habido de todo, desde días malos hasta días realmente maravillosos. He de decir que me siento muy orgullosa de mí misma, de todo lo que he aguantado y de todo lo que he superado. Recuerdo cuando pensaba que no podría superarlo, que no podría vivir sin ti, que mi vida no tendría nada por lo que luchar, por lo que despertar cada mañana. Pero sí que lo había. Yo misma soy la razón más grande para luchar. La vida sin ti es, sinceramente, un poco menos rosa de lo que fue antes, pero, créeme, tengo grandes personas que convierten mis días en recuerdos inolvidables.
Hay días que hasta lo más mínimo me recuerda a ti y siento que me muero, que no puede ser cierto que vaya a vivir sin ti, pero se me pasa al segundo. Sobre todo cuando recuerdo que todo esto, toda la distancia emocional que nos separa la pusiste tú, no yo, al meter la pata tan hondamente.
Es cierto que hay momentos en que un abrazo tuyo habría arreglado muchas cosas, pero he sabido abrazarme a mí misma y darme todo ese apoyo que antes me dabas tú para salir de todo lo malo que me rodeaba. Me he levantado yo solita de todas mis caídas y ahora sí que puedo decir que no dependo de nada ni de nadie que me de "amor" para ser feliz.
Todo este tiempo sin ti me ha servido para darme cuenta de que soy más fuerte de lo que aparento y que para hundirme hace falta mucho.
En resumidas cuentas, lo que quiero decir es muy simple: Ya no hace falta que vuelvas, ya no me muero por verte sonreír, ni por tirarme a tu cuello por un beso. Ya no me dejo el orgullo para que me perdones y me digas que me quieres. Ya no me hace falta todo eso que me dabas, ni me hacen falta tus "buenas noches" para poder dormir.
Ya no te quiero ni tampoco me hace falta que me quieras.
jueves, 28 de febrero de 2013
Siempre hay alguien esperando por ti.
Ella pensaba que no valía, que nadie podría quererla jamás, que no conocería nunca a la persona indicada y que la soledad siempre sería su más fiel compañera.
Él pensaba que ninguna chica podría quererlo porque era diferente, porque era raro, porque nadie había visto dentro de él. Pensaba que todo eso del amor era un cuento.
Entonces fue cuando el destino hizo de las suyas. Y sus caminos se chocaron. Se chocaron, se entrelazaron, se hicieron uno en el mismo instante en que ella sonrío y en el que él la miró a los ojos.
Y ¿sabéis que pasó? Que fueron felices y comieron perdices. Saldaron todos esos obstáculos que la vida les puso, pero lo hicieron juntos. No dejaron que nada les separara, que nadie se interpusiera, que les hicieran daño.
Siempre hay alguien esperando por ti, para ti, destinada a hacerte feliz. No esperes que te encuentre, porque puede que en este mismo instante, esa persona te este buscando desesperadamente, y si no te pones en movimiento tú también, difícilmente podréis encontraros.
<<Sólo soy una más de cientos>> pensó ella.
<<Sólo soy uno más del montón>> pensó él.
lunes, 25 de febrero de 2013
No eres tú quién falló y ahora cumple condena; no eres tú nena, el que está así soy yo.
La conocí por casualidad, buscando un lugar donde ampararme de todos esos días malos que me perseguían. La conocí de repente y fue la luz que alumbró todo aquello que creía perdido. La conocí y encontré el horizonte, se convirtió en mi norte, en mi sur, mi este y mi oeste. La aguja del reloj que marcaba la hora exacta del momento indicado, esa era ella. Como un tatuaje imborrable, la llevo marcada a fuego en cada poro de mi piel, en cada suspiro, en cada inspiración de mis pulmones. Su nombre como talismán, como amuleto de la suerte capaz de alejar de mis noches todas esas pesadillas que no me dejaban dormir. Sus labios como la tentación más dulce que me hacen desear con fuerza amarrarte a mí para siempre.
El rubio de su pelo, el castaño de sus ojos, el tacto de sus manos, el olor de su cuerpo, aquellos sujetadores de encaje que se ponía para hacerme sufrir, ahora me persiguen en sueño, suplicando que vengas y que todo vuelva a ser como antes.
Recuerdo su sonrisa y me acuerdo de las veces que sonrío gracias a mí. La de veces que le sequé las lágrimas cuando se venía abajo, cuantas noches tranquilizándola cuando yo estaba peor que ella.
Luchamos y luchamos pero no sirvió de nada, tú te cansaste antes que yo y eso que me juraste que estarías siempre a mi lado.
Un te quiero sin respuesta, un beso perdido a mitad de camino hacía tu boca, una sonrisa que ya no me pertenece, que ya no sonríe por mí. Ya no mueres por mí, ya no luchas por verme, ni por nosotros. Abandonaste cuando solo estábamos empezando. Me dejas hecho trizas y aún así, tengo el coraje de venir aquí y decirte que, aunque te vayas y no vuelvas, aunque no me mires, aunque ya no me sientas, yo todavía escucho tu respiración atrapada en las paredes de mi habitación, tu melena rubia ondeando al viento es mi visión favorita y tus labios...Tus labios me han condenado a la más eterna espera de un "y yo" o un "yo no" que parece no llegar nunca.
El rubio de su pelo, el castaño de sus ojos, el tacto de sus manos, el olor de su cuerpo, aquellos sujetadores de encaje que se ponía para hacerme sufrir, ahora me persiguen en sueño, suplicando que vengas y que todo vuelva a ser como antes.
Recuerdo su sonrisa y me acuerdo de las veces que sonrío gracias a mí. La de veces que le sequé las lágrimas cuando se venía abajo, cuantas noches tranquilizándola cuando yo estaba peor que ella.
Luchamos y luchamos pero no sirvió de nada, tú te cansaste antes que yo y eso que me juraste que estarías siempre a mi lado.
Un te quiero sin respuesta, un beso perdido a mitad de camino hacía tu boca, una sonrisa que ya no me pertenece, que ya no sonríe por mí. Ya no mueres por mí, ya no luchas por verme, ni por nosotros. Abandonaste cuando solo estábamos empezando. Me dejas hecho trizas y aún así, tengo el coraje de venir aquí y decirte que, aunque te vayas y no vuelvas, aunque no me mires, aunque ya no me sientas, yo todavía escucho tu respiración atrapada en las paredes de mi habitación, tu melena rubia ondeando al viento es mi visión favorita y tus labios...Tus labios me han condenado a la más eterna espera de un "y yo" o un "yo no" que parece no llegar nunca.
sábado, 16 de febrero de 2013
Los amores más breves suelen ser los más eternos.
Y abro los ojos y recuerdo que ya no estás. Que aquella historia terminó hace muchísimo tiempo. Fue hace tanto y aún te tengo presente. Que cicatriz más profunda me has dejado...
Me siento y me tapo la cara con las manos. No recordaba un sueño tan vivido como este. Supongo que si pareció tan real es porque en realidad fue cierto. Fue cierta aquella tarde en la playa, aquella noche paseando bajo las estrellas, aquellos besos olvidados en la comisura de mis labios que tú rescataste. Todavía siento el tacto de tus manos por mi cuerpo, la suavidad de tu pelo, el brillo de tu sonrisa en medio de toda aquella oscuridad que me envolvía. Me muerdo el labio deseando que seas tú el que lo hiciera. Y maldita sea mi suerte que todavía recuerdo tus palabras, que todavía siento tu aliento contra mi cuello, el sonido de tu risa casi celestial.
Me revuelvo en la cama y los recuerdos me aprisionan. Tú tomando el sol, tú mirándome desde lejos, tú acercándote despacio, aprisionando a tu presa. Tú enfadado, tú sonriendo al espejo mientras me abrazabas, tú regalándome besos fugaces en el pelo, tú perdido por mi cuerpo, tú susurrando mi nombre, tú robándome besos en mitad de cada discusión, tú bajo la ducha, tú en la cama, tú dormido, tú apretándome contra la pared, tú abrazándome...Tú, tú, tú. Siempre tú; siempre tú conmigo.
Y no tengo otro pensamiento que no sea respecto a ti, ¿cómo pudo pasarnos todo aquello? ¿Cómo pude vivir sin haberte conocido? ¿Cómo he podido seguir viviendo sin ti?
No puedo evitar susurrar tu nombre, despacio, casi implorando volver el tiempo atrás, buscarte, que aparecieras ahora mismo. Cierro los ojos y se me cae el mundo encima cuando vuelvo a pensar en tu cuerpo, en aquellos "No sé que haría sin ti" "No te vayas, por favor" "Desde que te conozco dependo de ti como del aire. Eres una droga bastante adictiva"
Recuerdo aquel te quiero gemido contra tu cuello, aquellos ojos grises que reflejaban todo el dolor del mundo. Y me acuerdo de mí acariciando tu cuerpo, embelesada con tu perfección, aquellas noches donde yo me quedaba dormida sobre tu pecho...Sin embargo, también recuerdo todo lo malo. Todos tus celos, todas aquellas mentiras a medias, aquellos días chillándonos hasta llorar, hasta chocarnos con el muro de nuestras diferencias. Ese muro que construimos y que de la noche a la mañana se nos cayó encima.
"Te quiero, maldita sea. Por supuesto que te quiero, pero esto nos viene grande. Tú me vienes grande. Yo ya no soy suficiente para ti y, sinceramente, ya no se si quiero seguir arriesgándome para nada."
El corazón se me vuelve a romper al recordar aquellas palabras que dijiste la última vez que nos vimos.
Desde ese día me limité a sobrevivir, dispuesta a seguir manteniéndome con vida. Pero nunca me propuse olvidarte, sabía que no lo lograría, que no sería capaz de sacarte de mi mente. Y tuve razón.
Todavía tengo las fotos, todavía las miro cada noche antes de ir a dormir y todavía lloro hasta quedarme dormida pensando que estarás haciendo, si estarás bien o no, si me echarás tanto de menos como yo a ti, si recordarás mi nombre...Si estás con otra ya.
Estoy rota, rota en mil pedazos y en cada uno de ellos está escrito tu nombre.
Una vez te dije que era tuya por encima de todo y de todos, que te pertenecía y que te querría siempre. No te mentí.
Me siento y me tapo la cara con las manos. No recordaba un sueño tan vivido como este. Supongo que si pareció tan real es porque en realidad fue cierto. Fue cierta aquella tarde en la playa, aquella noche paseando bajo las estrellas, aquellos besos olvidados en la comisura de mis labios que tú rescataste. Todavía siento el tacto de tus manos por mi cuerpo, la suavidad de tu pelo, el brillo de tu sonrisa en medio de toda aquella oscuridad que me envolvía. Me muerdo el labio deseando que seas tú el que lo hiciera. Y maldita sea mi suerte que todavía recuerdo tus palabras, que todavía siento tu aliento contra mi cuello, el sonido de tu risa casi celestial.
Me revuelvo en la cama y los recuerdos me aprisionan. Tú tomando el sol, tú mirándome desde lejos, tú acercándote despacio, aprisionando a tu presa. Tú enfadado, tú sonriendo al espejo mientras me abrazabas, tú regalándome besos fugaces en el pelo, tú perdido por mi cuerpo, tú susurrando mi nombre, tú robándome besos en mitad de cada discusión, tú bajo la ducha, tú en la cama, tú dormido, tú apretándome contra la pared, tú abrazándome...Tú, tú, tú. Siempre tú; siempre tú conmigo.
Y no tengo otro pensamiento que no sea respecto a ti, ¿cómo pudo pasarnos todo aquello? ¿Cómo pude vivir sin haberte conocido? ¿Cómo he podido seguir viviendo sin ti?
No puedo evitar susurrar tu nombre, despacio, casi implorando volver el tiempo atrás, buscarte, que aparecieras ahora mismo. Cierro los ojos y se me cae el mundo encima cuando vuelvo a pensar en tu cuerpo, en aquellos "No sé que haría sin ti" "No te vayas, por favor" "Desde que te conozco dependo de ti como del aire. Eres una droga bastante adictiva"
Recuerdo aquel te quiero gemido contra tu cuello, aquellos ojos grises que reflejaban todo el dolor del mundo. Y me acuerdo de mí acariciando tu cuerpo, embelesada con tu perfección, aquellas noches donde yo me quedaba dormida sobre tu pecho...Sin embargo, también recuerdo todo lo malo. Todos tus celos, todas aquellas mentiras a medias, aquellos días chillándonos hasta llorar, hasta chocarnos con el muro de nuestras diferencias. Ese muro que construimos y que de la noche a la mañana se nos cayó encima.
"Te quiero, maldita sea. Por supuesto que te quiero, pero esto nos viene grande. Tú me vienes grande. Yo ya no soy suficiente para ti y, sinceramente, ya no se si quiero seguir arriesgándome para nada."
El corazón se me vuelve a romper al recordar aquellas palabras que dijiste la última vez que nos vimos.
Desde ese día me limité a sobrevivir, dispuesta a seguir manteniéndome con vida. Pero nunca me propuse olvidarte, sabía que no lo lograría, que no sería capaz de sacarte de mi mente. Y tuve razón.
Todavía tengo las fotos, todavía las miro cada noche antes de ir a dormir y todavía lloro hasta quedarme dormida pensando que estarás haciendo, si estarás bien o no, si me echarás tanto de menos como yo a ti, si recordarás mi nombre...Si estás con otra ya.
Estoy rota, rota en mil pedazos y en cada uno de ellos está escrito tu nombre.
Una vez te dije que era tuya por encima de todo y de todos, que te pertenecía y que te querría siempre. No te mentí.
jueves, 14 de febrero de 2013
¿Qué me quedaría?
Si ahora mismo te fueras no se, con exactitud, lo que echaría más de menos. Tal vez tu mirada de entendimiento cuando las cosas se ponen difíciles, tu sonrisa de "no te preocupes, yo estoy aquí y no me pienso marchar"; Quizás echara de menos tus manos, que aprietan las mías cuando paseamos por la calle. No se, tal vez extrañaría tus besos de queroseno, o tu risa contagiosa. Echaría de menos tus caricias en mitad de la noche, tus discusiones que siempre terminan en risas. La forma en la que te muerdes el labio que siempre supera mi autocontrol, los lunares de donde terminan tu espalda, el verde de tus ojos, el castaño de tu pelo. Echaría de menos tu caminar, rebosante de energía, tu voz infantil. El perfume que desprende tu cuerpo cuando me acerco. El sonido de esos te quieros descuidados que se te escapan entre suspiros.
No se exactamente que echaría de menos, pero ¿para qué mentir? Te echaría de menos a ti entera.
No se exactamente que echaría de menos, pero ¿para qué mentir? Te echaría de menos a ti entera.
sábado, 9 de febrero de 2013
Princesas del siglo XXI
Que concepto de princesa más aburrido. Yo tengo otro mucho mejor.
A las verdaderas princesas les da igual si van bien peinadas o si tienen los pelos como una loca. Siempre llevan la cabeza alta, pero para que no se les caiga el gorro. El pelo largo o corto, da igual, pero siempre peleando con el viento porque se nos viene a la cara. De vestidos nada, vaqueros y sudaderas anchas. Las verdaderas princesas responden a todo con una respuesta que deje sin palabras, irónica, inteligente. Guiño de ojo y media vuelta.
Los ojos pintados disimuladamente para que resalten poco. Las princesas de verdad no quieren insinuaciones: o te lanzas o te lanzas. Los tacones de cristal eran demasiado incómodos, así que converses que si se pierden, recorremos medio mundo en su busca. Las princesas no acuden a bailes estúpidos, ellas se quedan en casa jugando con la consola. Y lo más importante: las princesas de verdad no esperan a un príncipe azul que no llega nunca. Se lanzan a su búsqueda y besan a miles que se convierten en sapos. Las princesas de verdad acaban enamoradas hasta las trancas del malo del cuento.
Y luego os preguntáis el porqué no encontráis una princesa, pero siendo sinceros, ¿qué tipo de princesa estabais buscando?
jueves, 7 de febrero de 2013
Por amarnos así, por odiarnos tanto.
No se lo que nos faltó, quizás las ganas de amar o fue que nos amamos más de la cuenta. Quizá fue tu cuerpo enredado entre las sábanas lo que me motivaba a seguir adelante, la de vueltas que le dimos a las cosas, a las sábanas, a los te quieros que empezaban a agobiarnos la vida. No lo se, pero a veces, pienso que tus pasos nunca se acompasaron a los míos, siempre por detrás, siempre lentos, deseosos de conocer el universo. Quizás fue que nos dimos todo en muy poco tiempo, que cuando las ganas de ti eran demasiado fuertes, cualquier sitio era bueno. Nunca nos paramos a contemplar el mundo, íbamos demasiado deprisa, demasiado suicidas. Demasiado jóvenes, decían. Tenían razón. No sabíamos querernos, pero tampoco sabíamos odiarnos. Siempre acabamos enfrascados en una discusión estúpida que se solucionaba con gemidos ahogados bajo las sábanas de la cama. Presa de tus labios, vivía contando los segundos para volver a verte, para volver a perderme por tu cuerpo, volver a sentirme pequeña entre tus brazos. Y quizás fue eso lo que nos destruyó: que el deseo era mayor que el amor. No había momento del día que yo no pensará en tu cuerpo sobre el mío, en tu boca raptando por mi cuerpo, en mis manos, inexpertas, por tu pelo.
O eso pensaba yo. Pensaba que el amor se nos había agotado de tanto hacerlo, que ya no había nada más que deseo. Cuando las discusiones se hicieron incesantes pensé que llevaba razón. Ingenua de mí. Nuestro amor era algo así como el deseo en estado puro. Lujuria extrema, pasión incandescente, amor escondido tras una mirada de entendimiento. No lo supimos ver. Y aquí estamos, otra vez.
+No se olvidarte.
Paseo las yemas de mis dedos por su pecho, deseosa de perderme por él.
-Yo tampoco.
Me acaricia el pelo y me da un beso fugaz en la frente.
+Tampoco se quererte.
Levanto la mirada y me recreo en esos ojos verdes que me devuelven la mirada, penetrante.
-Ni yo.
+Esto se nos va de las manos. Cada día me pesa más, ¿si no sabemos querernos por qué seguir así?
-Porque tampoco sabemos odiarnos. Si te vas ahora, dime la verdad, ¿no volverías mañana?
+Mañana y todos los días. No se vivir sin ti.
-Pues ya está.
Me coloco encima de él y le aprieto las manos contra la almohada. Sonrío, poderosa.
Y así acaban todas nuestras discusiones, todos nuestros problemas. Es cierto, no sabemos como querernos, nos pasamos toda la vida discutiendo por todo. Tampoco sabemos como seguir el uno sin el otro. Amor-odio a partes iguales. Sobreviviendo cada día intentando que el otro no se vaya, que no se de por vencido, que luche por odiar y amar todos los días de su vida.
O eso pensaba yo. Pensaba que el amor se nos había agotado de tanto hacerlo, que ya no había nada más que deseo. Cuando las discusiones se hicieron incesantes pensé que llevaba razón. Ingenua de mí. Nuestro amor era algo así como el deseo en estado puro. Lujuria extrema, pasión incandescente, amor escondido tras una mirada de entendimiento. No lo supimos ver. Y aquí estamos, otra vez.
+No se olvidarte.
Paseo las yemas de mis dedos por su pecho, deseosa de perderme por él.
-Yo tampoco.
Me acaricia el pelo y me da un beso fugaz en la frente.
+Tampoco se quererte.
Levanto la mirada y me recreo en esos ojos verdes que me devuelven la mirada, penetrante.
-Ni yo.
+Esto se nos va de las manos. Cada día me pesa más, ¿si no sabemos querernos por qué seguir así?
-Porque tampoco sabemos odiarnos. Si te vas ahora, dime la verdad, ¿no volverías mañana?
+Mañana y todos los días. No se vivir sin ti.
-Pues ya está.
Me coloco encima de él y le aprieto las manos contra la almohada. Sonrío, poderosa.
Y así acaban todas nuestras discusiones, todos nuestros problemas. Es cierto, no sabemos como querernos, nos pasamos toda la vida discutiendo por todo. Tampoco sabemos como seguir el uno sin el otro. Amor-odio a partes iguales. Sobreviviendo cada día intentando que el otro no se vaya, que no se de por vencido, que luche por odiar y amar todos los días de su vida.
domingo, 3 de febrero de 2013
Ya no te necesito.
Solía ser la típica tía de "amor eterno", de sexo por amor y de "los para siempre existen". Yo era de esas. La tía más romántica del mundo, la más sensible. Me dejaba la piel en cada te quiero que le decía. No creía en las despedidas, pensaba que podíamos ser eternos. Pero la vida te cambia. La vida y los tíos como tú. Me dieron el mayor palo de mi vida, y yo, la romántica, la sensible, la buena, se transformó de la noche a la mañana, en la fría, la mujer de hierro, la reina de las nieves. Me acuerdo de todas esas peleas, de todos esos días llorando, a tu lado, y tú ignorándome. Me acuerdo de las noches tragando techo, pensando que las cosas todavía tenían solución, que había algo, quizás algo pequeño, por lo que luchar. Me equivoqué. Me dí cuenta de que no había nada, nada me ataba a ti, ni si quiera nuestros sentimientos.
Yo me alejé, yo me deje la vida para subsistir cada amanecer, yo me mordía la mano cada vez que me acordaba de ti y sentía las lágrimas pendiente de mis ojos. Yo me levanté como pude, yo borre todo lo malo que tenía de ti, yo intenté salir adelante con todas mis fuerzas. Yo me hice de hierro y me convertí en la torre más alta, en la inalcanzable. Me convertí en todo lo que un día odié. Todo para que no volvieras jamás.
Pero volviste. Volviste a pesar de que decías que jamás volverías, que estabas cansado de mí. Volviste y fracasaste.
+Te echo de menos. No sé vivir sin ti.
-Vaya, vaya, el que decía que nunca iba a volver...Que vueltas que da la vida ¿verdad?
+En serio, déjate de tonterías, quiero volver contigo, quiero que seamos felices de nuevo.
-¿Felices? Que gracioso. Yo ya soy feliz. Sin ti. Ya no te necesito.
+¿Ya no me quieres?
Abrí los ojos y pensé seriamente lo que iba a decirle. ¿Le quería? ¿Cómo podía querer a alguien capaz de haberme destrozado la vida, el alma, el corazón, la sonrisa? Lo miré fijamente y su mirada ya no me provocó aquel cosquilleo que antes nunca se marchaba. Ya no me perdía en ella. ¿Le quería? Solté la respuesta antes de que se me pasara por la mente.
-No.
Pude ver la decepción en sus ojos, el alma rompiéndose igual que a mí se me rompió en su día. Agacho la cabeza, se alejo dos pasos y apretó los puños.
+Entonces no hay nada más que hacer, no hay ninguna posibilidad de volver a ser lo que fuimos ¿verdad?
-No. Aunque te quisiera, tampoco la habría. Deja de insistir y asume que esto esta muerto. Se acabado para siempre.
+Solo intentaba recuperar a la persona que quiero...
-Pues déjalo, esa persona no está. Se murió. Tú la mataste.
+No te puedes hacer a la idea de cuanto lo siento.
-Yo ya no lo siento.
Dicho esto me dí la vuelta y empecé a caminar hacía delante. No me volví ni una sola vez. Aquel encuentro con el pasado me había hecho el doble de fuerte. Si había superado eso, podría superar cualquier cosa. Por primera vez en mucho tiempo pensé que las cosas podrían cambiar, que irían a mejor. Era feliz.
Yo me alejé, yo me deje la vida para subsistir cada amanecer, yo me mordía la mano cada vez que me acordaba de ti y sentía las lágrimas pendiente de mis ojos. Yo me levanté como pude, yo borre todo lo malo que tenía de ti, yo intenté salir adelante con todas mis fuerzas. Yo me hice de hierro y me convertí en la torre más alta, en la inalcanzable. Me convertí en todo lo que un día odié. Todo para que no volvieras jamás.
Pero volviste. Volviste a pesar de que decías que jamás volverías, que estabas cansado de mí. Volviste y fracasaste.
+Te echo de menos. No sé vivir sin ti.
-Vaya, vaya, el que decía que nunca iba a volver...Que vueltas que da la vida ¿verdad?
+En serio, déjate de tonterías, quiero volver contigo, quiero que seamos felices de nuevo.
-¿Felices? Que gracioso. Yo ya soy feliz. Sin ti. Ya no te necesito.
+¿Ya no me quieres?
Abrí los ojos y pensé seriamente lo que iba a decirle. ¿Le quería? ¿Cómo podía querer a alguien capaz de haberme destrozado la vida, el alma, el corazón, la sonrisa? Lo miré fijamente y su mirada ya no me provocó aquel cosquilleo que antes nunca se marchaba. Ya no me perdía en ella. ¿Le quería? Solté la respuesta antes de que se me pasara por la mente.
-No.
Pude ver la decepción en sus ojos, el alma rompiéndose igual que a mí se me rompió en su día. Agacho la cabeza, se alejo dos pasos y apretó los puños.
+Entonces no hay nada más que hacer, no hay ninguna posibilidad de volver a ser lo que fuimos ¿verdad?
-No. Aunque te quisiera, tampoco la habría. Deja de insistir y asume que esto esta muerto. Se acabado para siempre.
+Solo intentaba recuperar a la persona que quiero...
-Pues déjalo, esa persona no está. Se murió. Tú la mataste.
+No te puedes hacer a la idea de cuanto lo siento.
-Yo ya no lo siento.
Dicho esto me dí la vuelta y empecé a caminar hacía delante. No me volví ni una sola vez. Aquel encuentro con el pasado me había hecho el doble de fuerte. Si había superado eso, podría superar cualquier cosa. Por primera vez en mucho tiempo pensé que las cosas podrían cambiar, que irían a mejor. Era feliz.
miércoles, 30 de enero de 2013
Por encontrarte o porque tú me encuentres.
Cuantas razones para seguir a tu lado, cuantas opciones para poder disfrutar mi vida a tu lado. Cuanto miedo de perderte. Tantas opciones, tantas maneras de vivir y tantas formas de perderte.
Si te pierdo, lucharía por ti hasta quedarme sin nada, hasta que me quede tan vacío que no sea capaz de sentir nada. Iría contra todos, una vez más. Me dejaría ir a cualquier sitio, a donde tú quieras, donde tú más quieras, y no volvería jamás. Me quedaría para siempre en el nido de tus brazos, abrazado a ti toda la eternidad.
Es que la vida sin ti no sería vida. ¿Qué razón lo suficientemente poderosa me haría despertar cada mañana si no es tu cuerpo? Encontrar la cama vacía cada mañana sería un condenado suplicio. Levantarme y no verte paseando por la casa con esas camisetas tan grandes que siempre te ha gustado llevar. No escuchar tu música a todo volumen mientras cantas como una loca todas esas canciones que machacan mi cerebro.
Maldita sea, ¿qué sería de mí sin ti? Cerrar los ojos sabiendo que tú estás aquí, abrazada a mí. Abrirlos y buscarte como un loco, asustado de que te hayas ido, de que hayas encontrado a alguien mejor, una vida mejor. Pero siempre te encuentro. Y no sabes lo aliviado y feliz que me siento cuando te veo sonriéndome sin más con esos "buenos días" que a mí me suenan a gloria.
¿Sabes? No creo en nada ni en nadie que no sea yo mismo, que no seamos nosotros dos, pero cada noche me asomo a la ventana y mentalmente le doy las gracias a Dios, Ala, Buda, a las estrellas o a lo que cojones haya ahí a fuera, que te pusiera en mi camino y que todavía estés aquí, conmigo, haciéndome sonreír a todas horas.
martes, 22 de enero de 2013
Gracias por decidir que nuestros caminos tenían que separarse.
Querido tú del pasado:
Otra carta que te escribo y que no pienso enviarte. Otro mensaje que se perderá entre las cenizas del fuego que consumirá mis palabras.
Esta vez mi comunicado es diferente, no te escribo para decirte que te quiero, que te echo de menos, que me muero sin ti. No, esta vez lo hago para darte la razón. Tenías razón cuando decías que tarde o temprano todo quedaría en el olvido y que encontraría por quien luchar. Lo he encontrado, bueno, más bien él me ha encontrado a mí. Yo lo único que quería era tu regreso o olvidarme de tu nombre, pero de repente, apareció en mi vida, cambiando las fichas a su antojo, haciéndome reír, suplicándome que me quedará un poco más cada vez que decía que me marchaba, abrazándome sin razón y secando todas las lágrimas que vertía por ti.
Cuando me di cuenta de que si me faltaba nada tendría sentido, salí corriendo a su encuentro y le dije todo lo que sentía, lo importante que era, lo mucho que lo necesitaba. ¿Sabes que me contestó? Me levanto en brazos y mirándome a los ojos me dijo: "Te quiero"
No sabes todo lo que sentí cuando volví a escuchar esas dos palabras...
Ahí fue cuando me di cuenta de que te había olvidado, que lo había superado, que ya no te necesitaba.
Necesitaba contártelo, despedirme de ti y decirte que tu nombre jamás se borrará y que lo que sentí por ti fue lo más grande que me ha pasado en la vida y que una pequeña parte de mi alma te pertenece.
Lamenté y lamento mucho que no fueras tú mi "otra mitad" y que te fueras, dejándome así de maltrecha pero te agradezco que te fueras. Gracias a ti esta persona tan importante ha llegado a mi vida. Se merece todo mi amor y cada uno de mis pensamientos.
Gracias también por enseñarme a no tirar jamás la toalla y a querer de verdad. Todo lo que soy ahora te lo debo a ti y a toda esa soledad que me enseñó a ser mucho más fuerte.
Otra carta que te escribo y que no pienso enviarte. Otro mensaje que se perderá entre las cenizas del fuego que consumirá mis palabras.
Esta vez mi comunicado es diferente, no te escribo para decirte que te quiero, que te echo de menos, que me muero sin ti. No, esta vez lo hago para darte la razón. Tenías razón cuando decías que tarde o temprano todo quedaría en el olvido y que encontraría por quien luchar. Lo he encontrado, bueno, más bien él me ha encontrado a mí. Yo lo único que quería era tu regreso o olvidarme de tu nombre, pero de repente, apareció en mi vida, cambiando las fichas a su antojo, haciéndome reír, suplicándome que me quedará un poco más cada vez que decía que me marchaba, abrazándome sin razón y secando todas las lágrimas que vertía por ti.
Cuando me di cuenta de que si me faltaba nada tendría sentido, salí corriendo a su encuentro y le dije todo lo que sentía, lo importante que era, lo mucho que lo necesitaba. ¿Sabes que me contestó? Me levanto en brazos y mirándome a los ojos me dijo: "Te quiero"
No sabes todo lo que sentí cuando volví a escuchar esas dos palabras...
Ahí fue cuando me di cuenta de que te había olvidado, que lo había superado, que ya no te necesitaba.
Necesitaba contártelo, despedirme de ti y decirte que tu nombre jamás se borrará y que lo que sentí por ti fue lo más grande que me ha pasado en la vida y que una pequeña parte de mi alma te pertenece.
Lamenté y lamento mucho que no fueras tú mi "otra mitad" y que te fueras, dejándome así de maltrecha pero te agradezco que te fueras. Gracias a ti esta persona tan importante ha llegado a mi vida. Se merece todo mi amor y cada uno de mis pensamientos.
Gracias también por enseñarme a no tirar jamás la toalla y a querer de verdad. Todo lo que soy ahora te lo debo a ti y a toda esa soledad que me enseñó a ser mucho más fuerte.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)