Sabía cuanto te quería, amor. Lo tenía tan claro que hasta yo me asustaba de lo que sentía. Te quería, te quiero. He consumido mis horas pensando como darte más de lo que podía darte, hacerte entender que más allá del cielo, de las estrellas, de la luna y de todo, yo te quiero. Hacerte ver que yo te quiero, que te necesito pero que nunca he sabido querer a alguien. Y sigo sin saber.
A veces necesito que me comprendas, que abras los ojos, que cuando te digo que es mejor para ti, lo entiendas y no me llores. Que te vayas por tu propio bien...y por el mío.
Mil besos. No sé, tal vez diez mil. O veinte mil. No sé, he perdido la cuenta de todos los besos que te he dado, de las veces que me he recorrido tu espalda, rezando por poder hacerte feliz, dejar de enfadarme por todo y disfrutar del mundo a tu lado. No sé, he rezado tanto que las plegarias ya me las sé de memoria. Y me duele tener que decirte que lo he intentado todo, que sigo soñando con despertar a tu lado todos los días de mi vida, pero que ya no aguanto más. Tú me vienes grande o yo te vengo pequeño. Vete tú a saber.