sábado, 2 de marzo de 2013

Nueva etapa.

Hoy, 2 de marzo de 2013, he decidido dar una vuelta por estos últimos tres meses sin ti. Ha habido de todo, desde días malos hasta días realmente maravillosos. He de decir que me siento muy orgullosa de mí misma, de todo lo que he aguantado y de todo lo que he superado. Recuerdo cuando pensaba que no podría superarlo, que no podría vivir sin ti, que mi vida no tendría nada por lo que luchar, por lo que despertar cada mañana. Pero sí que lo había. Yo misma soy la razón más grande para luchar. La vida sin ti es, sinceramente, un poco menos rosa de lo que fue antes, pero, créeme, tengo grandes personas que convierten mis días en recuerdos inolvidables.
Hay días que hasta lo más mínimo me recuerda a ti y siento que me muero, que no puede ser cierto que vaya a vivir sin ti, pero se me pasa al segundo. Sobre todo cuando recuerdo que todo esto, toda la distancia emocional que nos separa la pusiste tú, no yo, al meter la pata tan hondamente.
Es cierto que hay momentos en que un abrazo tuyo habría arreglado muchas cosas, pero he sabido abrazarme a mí misma y darme todo ese apoyo que antes me dabas tú para salir de todo lo malo que me rodeaba. Me he levantado yo solita de todas mis caídas y ahora sí que puedo decir que no dependo de nada ni de nadie que me de "amor" para ser feliz. 
Todo este tiempo sin ti me ha servido para darme cuenta de que soy más fuerte de lo que aparento y que para hundirme hace falta mucho.
En resumidas cuentas, lo que quiero decir es muy simple: Ya no hace falta que vuelvas, ya no me muero por verte sonreír, ni por tirarme a tu cuello por un beso. Ya no me dejo el orgullo para que me perdones y me digas que me quieres. Ya no me hace falta todo eso que me dabas, ni me hacen falta tus "buenas noches" para poder dormir. 
Ya no te quiero ni tampoco me hace falta que me quieras.