Quiero pensar que eres esa pequeña luz que me aleja del miedo, ese pequeño fogonazo de esperanza que se me queda prendido en el pecho cuando noto que quizás no este tan tocada y hundida como yo pensaba. Que quizás algún día pueda llegar a amar otra vez, que pueda dejarme llevar y confiar ciegamente en alguien. Quiero imaginar que podré salir de esta, que no voy a ser capaz de enamorarme de ti, que no podría pasar...pero, ¿y si pasara? ¿Y si a la reina de las nieves se le descongela el corazón y se enamora, otra vez? Entonces me alejaría. Me alejaría de ti, de mí, de todo esto que a veces me parece increíble y que otras, me da pánico. Pero, ¿lo haría de verdad? ¿Sería capaz de alejarme de ti? No quiero hacerme más daño, no quiero pasarlo mal de nuevo, no quiero sufrir de nuevo por ese maldito sentimiento, pero ¿qué hago si tú me deslumbras? Eres una de las mejores personas con las que me he tropezado pero no me convienes. Podrías destrozarme, es más, estoy segura de que si me dejo llevar más de la cuenta, acabaré estrellada contra el suelo una vez más.
Mis sentimientos a veces me dejan vacía. Siento más de la cuenta y ahí está el mayor problema de todos.
Alejarme de ti suena muy fácil, pero hacerlo no lo es tanto. Me haces sonreír y eso, después de todos esos meses que pasé sin reír, parece mentira. ¿Cómo te alejas de alguien que te está haciendo bien pero qué, cuando menos te lo esperes, puede acabar contigo, machacarte, hundirte, dejarte sumida en la más remota inconsciencia? No puedes, o por lo menos yo no puedo. Soy fuerte, sí, pero hasta cierto punto y tú me haces ser débil. Y eso me hace sentirme indefensa...Y me da miedo.
+¿Me das un beso?
Te miro intentando asimilar lo que me estás pidiendo. Cuando lo comprendo, se me para el mundo. ¡Maldición!