Querido tú del pasado:
Otra carta que te escribo y que no pienso enviarte. Otro mensaje que se perderá entre las cenizas del fuego que consumirá mis palabras.
Esta vez mi comunicado es diferente, no te escribo para decirte que te quiero, que te echo de menos, que me muero sin ti. No, esta vez lo hago para darte la razón. Tenías razón cuando decías que tarde o temprano todo quedaría en el olvido y que encontraría por quien luchar. Lo he encontrado, bueno, más bien él me ha encontrado a mí. Yo lo único que quería era tu regreso o olvidarme de tu nombre, pero de repente, apareció en mi vida, cambiando las fichas a su antojo, haciéndome reír, suplicándome que me quedará un poco más cada vez que decía que me marchaba, abrazándome sin razón y secando todas las lágrimas que vertía por ti.
Cuando me di cuenta de que si me faltaba nada tendría sentido, salí corriendo a su encuentro y le dije todo lo que sentía, lo importante que era, lo mucho que lo necesitaba. ¿Sabes que me contestó? Me levanto en brazos y mirándome a los ojos me dijo: "Te quiero"
No sabes todo lo que sentí cuando volví a escuchar esas dos palabras...
Ahí fue cuando me di cuenta de que te había olvidado, que lo había superado, que ya no te necesitaba.
Necesitaba contártelo, despedirme de ti y decirte que tu nombre jamás se borrará y que lo que sentí por ti fue lo más grande que me ha pasado en la vida y que una pequeña parte de mi alma te pertenece.
Lamenté y lamento mucho que no fueras tú mi "otra mitad" y que te fueras, dejándome así de maltrecha pero te agradezco que te fueras. Gracias a ti esta persona tan importante ha llegado a mi vida. Se merece todo mi amor y cada uno de mis pensamientos.
Gracias también por enseñarme a no tirar jamás la toalla y a querer de verdad. Todo lo que soy ahora te lo debo a ti y a toda esa soledad que me enseñó a ser mucho más fuerte.