domingo, 7 de octubre de 2012

Tengo ganas de ti.

Es el momento de escribirte lo que nunca fui capaz de decirte, aunque sea tarde, escribir lo que ha sucedido en una carta que no te voy a mandar. 
Que no vas a recibir nunca. Que como tú me enseñaste, cuando acabe de escribirla la quemaré, los sentimientos se pondrán a arder, y ese dolor...¿cómo era?.... Ah, sí, ese dolor no se te queda tan dentro.  Esta vez solo quiero ser claro. Sería una imbécil si no gritara que me he equivocado, desde el principio, contigo.
He intentado avanzar sin apartar antes las cosas me lo impedían, agarrada al pasado, mirando hacía atrás, queriendo olvidar pero sin parar de recordar, empeñada en quedarme ahí. Que locura, ¿no? En medio de un lado y del otro, sin perdonar, sin perdonarme, sin avanzar.  
¿Dónde está el secreto del futuro? Puede que este en fijarse bien, en avanzar, mirar más de cerca. Más. Tan cerca que lo borroso se vuelve nítido, se vuelve claro. Solo hay que dejar que las cosas pasen...Y ahora lo tendría claro, aunque ya no depende de mí.


FUCK YOU SOCIETY.

No es fácil ser la fea del baile, la marginada, la rara. No, no es fácil, pero vosotros lo hacéis mucho más difícil. Decidme, ¿qué se siente? ¿qué se siente haciendo daño, humillando? He intentando entenderlo, buscarle el lado divertido a lo que hacéis. Siento deciros que no lo encuentro. ¿De verdad os parece divertido hacerle la vida imposible a alguien? Corazones de hielo es lo que la mayoría poseéis. Vuestras humillaciones no solo afecta a la persona en concreto a la qué hacéis daño. También afecta a la gente de su alrededor. 
Conozco una historia. No es una historia bonita, no tiene final feliz, pero os la contaré igualmente para que podáis observar el efecto que la sociedad está causando.

Ella era bonita a su manera, era rara y bastante peculiar. Lo que la sociedad llamaría un despojo por ser totalmente diferente. Todo el mundo se metía con ella, hasta un punto en el que llegó a tener la moral a ras del suelo. Todo lo que quería era desaparecer hasta que un día alguien se enamoró de ella. Alguien que podría haberle cambiado la vida, que podría haber conseguido cambiar todas esas lágrimas por sonrisas. Él era popular, alguien al que las chicas le sobraban. De los que chasquean los dedos y todas se tiran a por él. Él, que podía tenerlo todo, se enamoró de la chica de la última fila, la solitaria. La de los cascos a todo volumen, la perdida entre sudaderas demasiado grandes. La de los ojos marrones, la antisocial. 
No encajaba de ninguna manera y ella se asustó. No estaba acostumbrada a que la quisieran y mucho menos él. Nunca le había hecho daño, pero tampoco quería arriesgarse, ¿y si se estaba burlando de ella? ¿Y si sólo quería destrozarla? No iba a permitir eso. Estaba cansada de pasarlo mal.
Cansado de verla sola, un día se acercó a ella mientras escribía en un folio.
+¿Por qué estás siempre sola?
Levantó la cabeza y dejó de escribir.
-¿Por qué me habéis dejado siempre sola?
+¿Nosotros? Eres tú la que te marginas.
-¿Para qué quieres que me acerque? ¿Para tener otra escusa para que os metáis conmigo? No. Soy demasiada rara para vosotros, demasiado diferente.
+Yo no pienso que seas rara. - Dice y le coge la mano que tiene encima de la mesa. Ella al sentir el contacto de su mano, aparta la suya como si se hubiera quemado.
-Déjame tranquila.
+Eres preciosa a tu manera, si el mundo no quiere verlo, pues que le den. A mí me encantas ¿no te das cuenta?
Ella levanta la cabeza como movida por un resorte y en sus ojos marrones se puede ver claramente todo el daño que la sociedad le está causando.
-¿¡Te crees que soy tonta!? Lárgate, no pienso permitir que un niñato como tú juegue con mis sentimientos y me haga creer en cuentos para luego hacerme más daño delante de todo el mundo. Olvídate y déjame en paz de una puta vez. 
+Yo no pretendo hacerte dañ...
-¡Que te pires! No quiero saber nada. ¡Largo!
Ella se vuelve a colocar los cascos y se evade del mundo.
Pero esto no quedo aquí, tanto insistió él en demostrarle que la quería y que no quería hacerle daño, que haya terminó por creerlo. Pero sin embargo nunca le permitió que se le acercara y cada vez que él intentaba de nuevo convencerla de lo contrario, ella le rehuía. 
-Mira, no sé lo que habrás visto en mí, pero olvídate. No soy buena para ti. No soy buena para nadie. ¿No te das cuenta de que sí la gente te ve conmigo te van a calificar de lo mismo que a mí? No quiero cargarme la vida de nadie ni verte pasar el mismo infierno que yo.
+Me la suda la gente. Quiero estar contigo. Te quiero...
A ella que nunca le habían dicho un "te quiero" en su vida, se asustó al escucharlo.
-Por favor, aléjate de mí. Es lo mejor para los dos, entiéndelo.
Queda decir que él siguió intentándolo pero nunca consiguió hacerle cambiar de idea. Cada vez que intentaba en convencerla de lo contrario, ella volvía a escapar a su pequeño mundo y se volvía a colocar su coraza anti-sociedad. Terminó llegando el día en el que todos acabaron sus estudios y se marcharon. Él no volvió a verla jamás, aunque le quedo bien claro el daño que la sociedad puede causar en una persona inocente. Se volvió bastante defensor con esos temas y nunca permitió que delante suya trataran mal a nadie.
Ella por su parte dejó de ser una antisocial, dejo de tener las etiquetas con las que había cargado la mayor parte de su vida, pero cada vez que algún chico intentaba acercarse a ella, entablar conversación, ella huía. No quería volver a sufrir y terminó siendo la mala de la película. Terminó haciendo daño a todo lo que tocaba y si bien, no le volverían a hacer daño, nunca jamás sabría lo que es amar de verdad, ya que jamás consiguió enamorarse.

No sé lo que podéis sacar en claro de esta historia. A algunos os parecerá un extremo pero siento deciros que esto está pasando. Esto ha pasado. Es la pura verdad. Está es la sociedad en la que vivimos y en la que, si no hacemos algo pronto, vivirán nuestros hijos. Pensadlo por un momento y poneros en la piel de las personas afectadas. Decidme ¿os gusta? Estoy segura de que no. 
Antes de abrir la boca para hacer daño, aunque sea sin mala intención, pensar bien lo que estáis diciendo.