jueves, 17 de enero de 2013

De ti, mi amor, de ti.

Desde que no estás, leo la poesía que debería estar recitándote en la cama; desde que no estás, la cama no es sino el lugar en donde volver a verte una vez cierro los ojos para poder soñarte. Allí, en mis sueños, tú sigues siendo tú, tan frágil y vulnerable como cualquier flor en primavera; allí, tú sigues siendo tú, con tus vaqueros rotos y una sonrisa a medias.
Allí, yo sigo siendo yo, la que sigo siendo ahora, enamorada como aquel día de la única estrella que ha osado pasear por las calles de Madrid. 



Libre.



Lo único de lo que tengo ganas ahora mismo es de ser libre.