No, no quiero que sea otro el que sustituya lo que tú sabes hacer tan bien. No, no quiero que haya nadie más que me diga que hoy estoy preciosa o que me mire como solo tú sabes. No quiero otras sonrisas de complicidad ni otras caricias fugaces bajo la mesa. No quiero más besos de otras bocas ni más sexo de otros cuerpos. No, yo te quiero a ti.
El amor es una trampa, un salto mortal y puestos a perder, mejor decirte que estoy hasta el cuello de esta mierda y que ya no quiero más, que necesito desengancharme, que debería desintoxicarme de todo esto y huir todo lo lejos posible...Pero me es imposible. Estoy total e irrevocablemente enamorada de ti. De ti y de tus defectos, de tus virtudes, tus lunares, tu mirada, tu sonrisa y de ti por entero.
Jodida, sí. Muy jodida sin ti, ¿qué hago? No se hacer otra cosa que pensar que estamos demasiado lejos, demasiado dispares, demasiado...demasiado hechos el uno para el otro. Parece mentira, pero nos separan dos pasos y tu cabezonería. Levanta la mirada del suelo y mírame. Deja de comerte las uñas y cómeme a mí. Por favor, has algo, lo que sea que yo sola no puedo.
-¿Te acuerdas de la primera vez que nos vimos? ¿Te acuerdas de aquella mirada de entendimiento que tuvimos? ¿Te acuerdas de la sonrisa tonta cuando pensábamos lo mismo? Yo sí. Me acuerdo de todo eso y no quiero perderlo. No quiero perderte a ti. Tenías razón. Estamos hechos para querernos, para estar juntos toda la vida y, sí hay más vidas, juntos también. Yo...te necesito. No sé, me sobra todo sin ti. Te echo de menos y eso que estás aquí. Mírame y dime que tú sientes lo mismo, dime que me quieres y que me necesitas tanto como yo a ti. Dímelo, necesito escucharlo, necesito saberlo.
+Nunca he sido alguien aficionado a expresar mis sentimientos. No me gusta hablar de amor, no me gustan las cursilerías. No me gustan nada. Lo único que puedo decirte, es que te echo de menos. Te echo de menos cuando no estás porque te quiero. Te quiero como nunca he querido a nadie, y dudo que algún día pueda llegar a querer a alguien tanto como te quiero a ti.
Y valoré aquellas palabras como si de un poema de amor se tratara, como la declaración de amor más preciada y más romántica del mundo fuera. Porque para mí si que lo era.