+Quiero esperarte. Sé que mereces la pena. No me preguntes porqué lo sé, porque es algo que he sabido desde el mismo momento en que apareciste y me diste dos besos como si tal cosa. Esos dos besos, me cambiaron la vida. No sé lo que habrás visto en ese tío, ni siquiera sé el porqué seguís juntos. Conmigo estarías mejor. Te llenaría de besos a cada momento y haría de tus días, los mejores. No puedo garantizarte un mundo perfecto, ni tampoco que no peleemos jamás. Pero te aseguro que no me iré a la cama sin haberte recordado por lo menos una vez que te quiero, y si es posible, no me iré a la cama sin ti. Te daré tu espacio y te dejaré ser libre como tú quieres. Empezaremos de cero y te seguiré allá a donde vayas. ¿Quieres irte al Polo Norte? Haz las maletas que salimos ahora mismo, ¿a Haway? No me importa, pero llévame contigo. Quédate conmigo, sé que puedo hacerte feliz. Puedo transformar todos tus problemas en sonrisas y puedo demostrarte que te quiero cuando tú quieras, cuando más quieras. Y cuando estés mal, ni siquiera tendrás que decírmelo, lo notaré. Te abrazaré y si quieres estar en silencio, estaremos en silencio. Dame la oportunidad y si ahora estás segura de que no quieres estar conmigo, lo acepto...Pero te sigo esperando, incluso cuando sé que el tiempo juega en mi contra. No me importa, si al final de todo ese tiempo, conseguiré tenerte, todo lo demás no importa. No es necesario que te diga que te quiero, y aunque tú lo quieras a él, sé que por lo menos, te gusto. Y eso ya es un gran paso. Estoy aquí, aunque a veces no lo parezca. Solo tienes que decir que venga y que sí y me aseguraré de que no te vayas nunca más.
-Tengo miedo. Me da miedo lo que pueda sentir y me da miedo todo lo que venga después.
+Yo mataré todos esos miedos por ti.
Y en ese momento, en ese preciso momento, escuché su corazón y el mío, y sorprendentemente, nuestros latidos tenían una armonía más que perfecta. No sé lo que fue, quizás sus ojos, del azul más precioso que os podáis imaginar, o tal vez la sonrisa que me dedico en el último momento, antes de que mis labios se hicieran dueños de los suyos. Ni siquiera sabía si eso era un sí, o una decisión demasiado precipitada, pero en ese momento, el mundo desapareció. Me abrazó más fuerte, y sus manos, en mi pelo, se hicieron eco de todas esas caricias que tanto añoraba. Pude sentir su sonrisa cuando me estrecho contra su cuello.
+Quédate conmigo, princesa - susurró.
Me quede y decidí que por el momento, el corazón le ganará la batalla a la mente.