He vuelto a soñar contigo, y maldita sea, cada sueño es mejor que el anterior. Sé que tarde o temprano terminarás leyendo esto, y que quizás me lo recordarás y yo me pondré como un tomate, pero me da igual.
Necesito escribirlo porque no quiero que se me olvide. Y no quiero que se me olvide, porque salías tú.
Ahora es cuando yo diría el color de tus ojos, esos ojos que me han inspirado tantísimas veces, pero no lo voy a decir. Creo que se sobreentiende y te darás por aludido, que es lo que quiero.
Mi sueño, nuestro sueño tal vez, era increíble. ¿Y sabes por qué era increíble? Porque éramos felices. Juntos. Compartiendo una vida y un destino tal y como yo quiero. Discutiendo temas de historia cada dos por tres e intentando que él otro se quede sin argumentos antes de tiempo. Una vida intelectual, quizás. Pero todas esas batallas "intelectuales" quedaban de lado cuando te acercabas. Hasta me olvidaba de respirar y quizás por esta simple razón me guste tanto mi sueño. Porque hace tanto que nadie me deja sin respiración al acercarse que ya no recordaba como era. Es ahí cuando me despierto y te echo de menos. Echo de menos mi sueño y mis estúpidas ganas de volver a verte.
Realmente no sé lo que quiero y eso me está matando. No puedo quererte como tú quieres, pero sé que algún día sí que podría. Cómo tú bien dices, todo puede pasar.
Por el momento quiero seguir soñando contigo y recordarte que nada, absolutamente nada, es imposible.