"Riiiiiing, Riiiiiing"
+¿Diga? ¿Quién es?
-Hola. Sí, hola, ¿un buen comienzo no? Verás tenía que decirte...
+¿Quién eres?
-Ais, calla hombre. Déjame hablar. Mira que eres impaciente ¿eh?
+Jajaja, encima graciosa. ¿Me vas a decir quién eres o no?
-Cuándo me escuches. ¿Vas a escucharme?
+Esta bien.
-Mucho mejor. A ver, vamos a empezar desde lo más básico. Tú no me conoces. Puede que tal vez alguna vez me hayas visto por las calles, pero lo dudo. Siempre que he podido me he escondido de ti, como la cobarde que soy - Suspiro- Mira, sé de sobra que esta no es la mejor manera de decirte esto, pero es que si intentaba tan solo decírtelo a la cara no iba a poder e iba a salir corriendo. Y ya no aguantaba más sin decírtelo. Llevo viéndote caminar por las calles, en el gimnasio, en la universidad, en los bares y con todas esas chicas más de tres años. Mucho tiempo, ¿verdad? Pero he sabido ser paciente y conformarme con tan sólo soñar contigo. Y ya me he cansado de tanto jueguecito - se ríe con una risa débil, casi silenciosa - Siempre he sabido que no era la adecuada para ti, que no tenía ni la menor posibilidad contigo. Cuando te he dicho que no me conocías, en el fondo te he mentido un poco. Sí me conoces. Me choqué contigo en el gimnasio hace un año, mientras recogías tus cosas. Yo me había equivocado de vestuario. Si tienes buena memoria me recordarás. Yo no he hecho más que recordarlo. El sonido de tu risa es incluso más suave de lo que imaginaba. No había maldad en tus ojos verdes, si no simpatía. Eres todo lo contrario de lo que aparentas. No eres ningún chulo, ni ningún prepotente. Eso me enamoró más. - Silencio - Sí, estoy tan enamorada de ti, que ya no veo otra cosa en esta vida que no sea observarte y soñar contigo. Al principio pensé que era tan solo una tontería. Un capricho por un chico guapo. Pero, mierda, me quedé tan colada por ti. Y cada día me enamoraba más cuando te veía caminar por la universidad. Te preguntarás como es que no me has visto nunca, si es que no te habías olvidado de mí. La respuesta es sencilla. Desde lo del gimnasio evite cruzarme contigo. Me conformaba con verte de lejos y ver como todas las zorras se te acercaban. Dios, los celos me comían por dentro. Todavía me comen. - Silencio, de nuevo - Escucha, no sé como voy a reaccionar cuando nos volvamos a encontrar, pero lo que sí que tengo claro es que no te voy a esquivar más. No sé lo que estarás pensando de mí, pero bueno, ya da igual, ¿no? - ¿Era inseguridad lo que él detectaba en su voz? - Tengo que dejarte. Hasta otra. Y lo siento por las molestias y por el tiempo perdido escuchando las ralladas de una, aparente, desconocida.
+¡Un momento! Espera no cuelgues.
"Pi, pi, pi, pi"
Él soltó el móvil y se quedo mirando la ventana, por la que hace tan solo unos minutos antes, había visto entrar corriendo a una chica morena en la cabina que había al final de la calle. No la pudo distinguir bien porque estaba muy lejos y tampoco estaba echando mucha cuenta. Sólo pensaba en su vida, sus movidas y sus tonterías mientras fumaba.
No podía ser ella. Era imposible. Demasiado irreal.
Volvió a asomarse, incrédulo, a la ventana. La chica no estaba.
Dios, no había olvidado a aquella chica del gimnasio, morena, de ojos negros, que había ido a caer a sus brazos casi desnuda. No era fea. Tampoco guapa. Era normal. Pero era simpática. A parte de que casi muere del susto, ella no dejó de reírse de sí misma en ningún momento. Casi parecía que no le daba vergüenza. Eso le había gustado. No había vuelto a saber más de ella. Pero no la había olvidado. Claro que no, ¿quién podría hacerlo?
+No es posible...
Tenía que encontrarla.
Sale corriendo de la cabina que está a una distancia prudente de su edificio. Dios, ¿qué había hecho? Se había tirado de cabeza a una piscina vacía. Incluso había hablado más de la cuenta y había dicho que se conocían. ¿Y si él no la había olvidado? ¿Y si la recordaba? Una sonrisa se dibuja en su cara mientras corre por toda la avenida, sin parar, como un rayo. Siempre había sido rápida. Si la recordaba era bueno, ¿no? Pero, ¿Y si la había olvidado? Si la había olvidado, entonces, él olvidaría esa llamada y ella intentaría no mirarlo demasiado cuando se cruzaran. Porque se iban a cruzar, eso estaba claro. En fin, ya estaba hecho. Y a lo hecho, pecho. Sí, era más fuerte de lo que pensaba.