No, no borraría toda aquella historia que tú y yo tuvimos, pero sí que acabaría con lo que vino después. Borraría aquel maldito tiempo que viví siendo de todo menos una persona. Aquellos días cuando me dí cuenta de lo pesado que se volvió todo, de lo que pesaban los problemas sin nadie que me respaldara, de lo que me costaba respirar sin sentirte cerca. Cuando tu ausencia se volvió real, cuando asumí que ya no estabas, que ahora tenía que luchar sola, defenderme de todo y levantarme de todas mis caídas sin ayuda de nadie. Cuando la mera mención de tu nombre conseguía hacerme llorar durante horas. Pasarme las noches mirando y rompiendo fotos, enganchada a la música para poder evadirme de todo.
Aquellos días que ni si quiera era capaz de levantarme, que no encontraba razones para salir cada día de la cama, convirtiendo mi cuarto en mi infierno personal. Te necesitaba, dios, como te necesitaba. No sabía ni como caminar sin agarrarme a ti. No recordaba mi vida anterior, no recordaba la rutina de mis días, la soledad de mis noches, la monotonía de mi vida.
Te echaba de menos cada segundo, pero no se que pasó, pero un día me desperté con ganas de vivir. No puedo decirte que lo superé, porque no es cierto. Simplemente aprendí a seguir viviendo, a luchar por mí misma y a intentar no pensarte mucho.
No voy a negarte que cuando nos cruzamos y me giras la cabeza a mi no me duele. Porque me duele tanto que a veces siento que me ahogo, ¿cómo pueden dos personas que se han amado tanto terminar así? No lo puedo entender. Siempre tengo ganas de tirarme a tu cuello y pedirte que no te vayas más, pero me controlo, cierro los puños, aprieto los dientes y sigo adelante. Intento dejarte atrás cada día de mi vida y poco a poco lo voy consiguiendo.
Hemos sido mucho y hemos terminado en nada, pero a pesar de todo lo sufrido, de todos los tropiezos y las caídas, no cambiaría nada. Mantengo intacto mis recuerdos buenos de ti, mis días contigo, mis risas a tu lado, nuestros suspiros, caricias, besos. Lo recuerdo todo y sonrío. Fueron buenos tiempos, pero a veces, cuando pienso en todo lo que vino luego, en todo lo que somos ahora, en todos esos días perdidos en la soledad que me consumió, pienso que si al principio de todo hubiera sabido este desastroso final, no hubiera empezado nada y hubiera salido corriendo.
+No ha nadie en este mundo que me haga sonreír tanto como tú. No te cambiaría por nadie, ¿cómo podría vivir sin ti?
-¿Es eso un para siempre?
+Es más que eso. Es un eternamente.
-Promételo. Prométeme que estaremos juntos eternamente, que jamás me dejarás marchar. Necesito escucharlo. Promételo.
+Te lo prometo.