sábado, 9 de marzo de 2013

Demasiado lejos y al mismo tiempo, cerca.

No hago más que mirar las fotos y pensar, ¿qué nos pasó? ¿Qué fue lo que pudo acabar con esto? Ya no me desespero buscando una respuesta, ya no me duele el alma cuando no estás y ya ni si quiera te siento en la lejanía. Será que me he acostumbrado a este tipo de vida, yo que sé. Será que ya no busco tus ojos verdes por medio mundo, que no te veo en todos los rostros que encuentro a mi paso. No se, pero a veces pienso que es mejor así. Que si se terminó es porque no era el auténtico, el verdadero amor, el de los míticos "para siempre." 
Me da muchísima pena que tanto se fuera a la mierda por tan poco. Que no supiésemos ver más allá de nuestros problemas y que los obstáculos, finalmente, nos vencieran. Pero, ¿tú te acuerdas de lo que fuimos? ¿De todos los planes que un día tuvimos? ¿De ese final que parecía mentira? Yo sí me acuerdo de todo, de todos los momentos, de casi todas las palabras que me hicieron sentir especial, de esas sensaciones inexplicables. 
Te juro que a veces, a pesar de que mis sentimientos así ti ya no son los mismos y de que el tiempo ha conseguido mucho, todavía puedo sentir como mis propios latidos, que un día perdieron el norte, se acompasan a los tuyos. Te noto cerca sabiendo que, emocionalmente, estás a millones de kilómetros de mí. Y en esos momentos cierro los ojos y te veo tan real que incluso diría que puedo alargar un brazo y tocarte. Lo peor es que parece que nos comunicamos mentalmente, porque algunas noches todavía escucho tus buenas noches, distorsionadas con el sonido de mis pensamientos. Juraría que tú puedes sentir lo mismo, lo noto cuando cuando, casualmente, nos encontramos.
Fue una pena que se acabara así, sin más, sin que a ninguno de los dos le diera tiempo a despedirse de verdad.