+No podemos hacerle esto...
-Tienes razón, no podemos. Entonces, dime ¿qué haces todavía aquí? Vete, si no eres mía entera, entonces no te quiero. Vete, ahora.
+No puedo...
-¿Por qué? Ya hemos metido la pata miles de veces, y yo te he dicho que lo dejes, que vengas conmigo, que nos escapemos al maldito fin del mundo si es necesario, pero tú sigues en tus treces. Te da miedo. Eres una cobarde que no sabe lo que quiere que...
+¡Calla! ¡Cállate! No entiendes nada, no quieres entender nada. Para ti es muy fácil decir eso. Es fácil porque no eres tú el que ve en sus ojos el amor que siente por mí, todo lo que me ha hecho sentir. No lo entiendes, pero deberías. Porque es tu mejor amigo y creo que a veces, eso, se te olvida.
-No, no se me ha olvidado en ningún momento. Ni siquiera cuando te deseaba más que al maldito aire que respiro. Cuando era yo el que te buscaba, el que te perseguía, porque sabía que tú también me deseabas. Tampoco lo he olvidado ahora. Por eso sé que es mejor que le pongas fin. O se lo pones a él o me lo pones a mí, porque después de todo lo que hemos pasado y de todo lo que tú y yo hemos hecho me es imposible decirte adiós. Yo no puedo ponerle fin. Has de ser tú, si es eso lo que realmente quieres, pero déjame decirte que se que estás enamorada de mí y no de él. Y que cuando lo miras, me ves a mí, cuando lo besas, me besas a mí y cuando estás con él, en su cama, estás pensando en mí.
+Lo sé. No debería haber empezado esto, pero es que era inevitable. Siempre has estado ahí. No quería enamorarme de ti, lo siento pero es la verdad. Sin embargo, ha pasado y le estamos haciendo daño a la persona que menos lo merece. Claro que quiero escapar contigo, claro que quiero ser tuya para siempre, pero dime, ¿soportarías perder a tu mejor amigo por mí? Por alguien que quizás no sera para siempre. Dime ¿lo harías?
-Lo estoy haciendo ahora ¿no? Ya lo he perdido, se entere o no, lo he perdido. ¿Crees que es fácil mirarle a la cara cuando me habla de ti y me dice lo buena que eres? ¿Te puedes imaginar la mierda de persona que me siento cuando él se va y me deja ese maldito gusto amargo en la boca? No, creo que no. Pero tampoco sabes lo que tú me haces sentir. Las sensaciones que mi cuerpo experimenta cuando apareces en la puerta de mi casa. Ni te puedes hacer a la idea, lo rápido que me late el corazón cuando me miras, con esos enormes ojos del color del chocolate y me susurras todo lo que quieres que te haga. Ya lo he perdido todo, solo te tengo a ti y sí mereces la pena, porque aunque no lo digas sé que me quieres.
+Pues claro que te quiero, maldita sea. ¿Por qué si no iba a estar planteándome mi vida contigo? Escaparnos es una locura, lo sabes, pero me importa una mierda. No voy a seguir comportándome como una hija de puta con quién no lo merece. Ya soy tuya y por mucho que me duela, soy feliz contigo, no con él. Te quiero y no me arrepiento de hacerlo. No me arrepiento de haber sido lo que he sido contigo, porque nunca me había sentido así, porque...
+Te quiero. No digas nada más. Mañana tú y yo saldremos de aquí a empezar una nueva vida donde no nos conozcan. Coge lo que necesitas y vete preparando porque prometo hacerte feliz, aunque me cueste la vida. Pero, por favor, sé mía para siempre, que si te marchas, no seré capaz de soportarlo.
-Tuya para siempre, no te preocupes por eso, que tú te encargarás de que mi vida sea la maravilla que siempre he soñado. Contigo lo tengo todo, no me faltara nada. ¿Cómo podría vivir sin ti? Eres todo lo que necesito y con eso me siento satisfecha para toda mi vida.