sábado, 23 de julio de 2011

Vuelve, por favor.


Hubo momentos que juro que habría escapado lejos con tal de salir de la maldita realidad que me acosaba todos los días desde que tú te fuiste. 
Habría escapado para buscarte y pedirte que volvieras, pero no habría servido de nada.
¿Por qué te fuiste? Llevo meses haciendome la misma pregunta y te juro que sigo sin encontrarle respuesta.
Tu adiós me cojió de improviso y ni siquiera supe que decir ni que hacer. 
No supe decir las palabras exactas en el momento indicado. Y hoy sigo sin saber lo que devería haberte dicho.
Dijiste que me querías y que sentias lo mismo que yo, pero que te tenías que ir y que lo nuestro nunca podría seguir.
Te fuiste y yo te sigo hechando de menos.
No me he olvidado de ti y no he dejado de pensar en ti ni un solo segundo desde aquel día que te conocí, hace ya bastante tiempo.
Las noches se hacen eternas sin ti y la casa esta tan vacía...
 ¿Dónde estas? Necesito verte y necesito abrazarte.
Ni una llamada, ni una carta. Nada.
Ni una sola señal de vida. Me desespero. Necesito respuestas.
 ¿Qué te hice yo para que te fueras? No encuentro razones.
No he querido buscarte porque fuiste el que me dejaste a mí.
No hago más que hablar sola y llorar. Desde que te fuiste no hay nada.
Mi vida está vacía.
Tu móvil está apagado y no sé donde te puedo localizar.
Sólo necesito que me digas porque te fuiste. Nada más. Y si la respuesta es que no quieres saber nada de mí y no sientes absolutamente nada, me iré e intentaré hacer mi vida; pero por si lo contrario, hay una posibilidad, una remota posibilidad, de que todavía me quieras y me necesites como yo a ti, no dejaré de intentarlo y lucharé porque todo vuelva a ser como era antes. 
Antes de que te fueras.