jueves, 28 de julio de 2011

Por tí; por mí.

Hoy escribo por ti, o puede que también por mí, en un futuro.
¿Qué está pasando con el amor? Lo sabía. Nadie sabe contestarme.
Date cuenta que no vale la pena, te está destruyendo poco a poco.
¿No te das cuenta? ¿Cómo es posible que estés tan ciega?
Te engaña, es más, no te puede engañar porque nunca fuiste suya.
No piensa en ti ni va a venir a decirte que te quiere.
Por favor, despierta.
Sí, tú, ¡despierta de una puta vez!
Me duele verte así. Destruida.
Y yo lo sé. Sé que sigues igual o incluso más enamorada que el primer día.
Y en el fondo te entiendo. Sabes que es irresistible.
Mírale bien, ¿qué ves? ¿Una sonrisa perfecta? ¿Unos ojos preciosos? ¿Un cuerpo increíble? Sí, ya lo de siempre.
Pero yo te reto a hacer otra cosa. Míralo sin ver su físico, es decir, mira su interior.
No pongas esa cara, es la realidad. Has descubierto la verdad, ¿a qué si? Es penoso, engreído, imbécil, superficial y odioso.
Dime, ¿de eso es de lo que estás enamorada? ¿De un patán sin escrúpulos que juega contigo, como el que juega a las muñecas?
Tú vales oro. Sí, sí, créeme.
Tu sonrisa siempre valdrá más que ese maldito gilipollas.
Eres única. Aprende a valorarte y sal a la calle. Disfruta. Vive.
Olvida. Sé feliz.
Solo piensa. Piensa por un segundo todo lo que él a conseguido quitarte sin ni siquiera estar contigo.
Te ha quitado algo que no deberías perder por nada ni nadie, ¿sabes lo qué es?
Tu sonrisa.
Tu felicidad.
La curva más preciosa de tu cuerpo y dejas que un maldito subnormal te la borre.
Nunca más. Prométeme que nunca más dejaras que esto vuelva a ocurrirte.
Valórate porque ni te imaginas cuánto vale cada una de tus lágrimas.