sábado, 31 de marzo de 2012

El inmenso mundo que esconden tus ojos.

Es tu mirada, estoy segura de ello. Lo sé, lo sé, suena estúpido, pero es que es la verdad. Estoy segura de que tu mirada es la responsable de mis continuos temblores, de mis lágrimas y de mis miles de sonrisas. No me preguntes cómo es capaz de causar esos fenómenos en mi cuerpo, porque ni yo misma lo sé. Lo único que puedo decirte es que tus ojos son el espejo de tu alma. Y a la vez, de la mía, que se muere por la tuya. Tus ojos, tus ojos de un intenso color azul, reflejan todo el dolor y la alegría que vas sintiendo a cada momento. No tienen pérdida. Puedo incluso averiguar lo que te duele y lo que te incomoda. Es extraño, porque no puedes ocultar nada, ya que tus ojos te descubren. Por lo menos ante mí. 
Son los ojos de un niño. Un niño curioso, que se muere por conocer y averiguar más, con cada paso que da. Sí, tienes razón, es raro, pero puedo contarte que tus ojos, me miran y me dicen que eres como un niño grande, que vive envuelto en un halo de curiosidad, esa misma curiosidad, es la que me arrastra a querer saber más de ti, de tu vida, de tus sueños, y de tus miedos. Son esos ojos, y esa intensa mirada azul, como el cielo, lo que me hace perderme en tu cuerpo. ¿Y sabes que es lo que más me gusta de tus ojos? Que cuando me reflejo en ellos, mi imagen es diferente, distinta. Ese tono azul, me hace parecer más alegre, e incluso, más enamorada. Son tus ojos los que me inspiran, y los que me dan la fuerza necesaria, para levantarme cada día.