martes, 4 de septiembre de 2012

No aprendes corazón.

No quiero enamorarme. No puedo enamorarme. No, no me acaricies ahora, no me mires de esa manera, con ese azul intenso que puede convertirse en mi mundo. Maldita sea, puedes tener a quien quieras, puedes ser feliz con quien se te antoje, incluso sé, que si quisieras, puedes vivir cada día con una tía diferente. ¿Por qué yo? ¿Por qué vienes a buscarme cada noche? No quiero. Sí, si quiero. Claro que quiero. ¿Cómo resistirme al tacto de tus manos? ¿Cómo escapar de tu boca que es capaz de borrar años y años de soledad? Todas las noches te pregunto lo mismo, y todas las noches contestas con una sonrisa sesgada y una mirada cargada de promesas. No, no te acerques. Otra vez no. No lo aguanto, si sigues diciendo tonterías de amor y de pasión voy a caer rendida a tus pies. Sé a que juegas, sé que te propones. No quiero ser tu entretenimiento, no quiero vivir esperando tus llamadas...Espera, eso ya lo hago...Mierda.

-¿Qué quieres de mí? ¿Por qué me buscas cada noche? No me gusta este tipo de juegos. No me hace gracia que juegues conmigo, ¿por qué lo haces?
+Porque te quiero. Intento demostrarte lo cada vez que vengo a buscarte. Cada vez que abres la boca para preguntar alguna gilipollez, te la cierro con un beso. Cada vez que algo te asusta te demuestro que el mundo puede ser como tú quieras que sea, que tu vida conmigo puede ser emocionante. Dame una oportunidad. 

Maldito corazón traicionero. Otra vez se ha enamorado sin pedirme permiso.