Hasta el más débil se vuelve fuerte cuando no le queda otra salida.
Desde que te fuiste esto estaba tan oscuro y tan deprimente que tuve que levantarme de la cama, secarme las lágrimas, abrir las ventanas y alumbrarlo todo. Sí, con una sonrisa, ganas de vivir y muchísimas luces de colores. Y sí, sin ti.
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