jueves, 29 de diciembre de 2011

No quiero que haya un después de ti.

Tu sonrisa. Tu jodida sonrisa. Temblar cada vez que te escucho, sentir la necesidad irremediable de comerte a besos, de sonreír como una idiota, de querer hacer mil planes contigo, de perdernos por ahí y de sentarnos debajo de un árbol a escuchar los pájaros cantar, acompañados de nuestra canción. De simplificar todo a un simple abrazo, a dos palabras, a tres sonrisas, a cuatro ojos. De no decir nada y a la vez decirlo todo. De oler tu piel, de que se erice la mía. De llorar de alegría, de que sea yo la que te seque las lágrimas. De soñar despiertos y darnos cuenta de lo que estamos viviendo. De gritar lo más fuerte posible que te quiero. De tumbarnos en la hierba a mirar al cielo.

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