miércoles, 30 de enero de 2013

Por encontrarte o porque tú me encuentres.

Cuantas razones para seguir a tu lado, cuantas opciones para poder disfrutar mi vida a tu lado. Cuanto miedo de perderte. Tantas opciones, tantas maneras de vivir y tantas formas de perderte. 
Si te pierdo, lucharía por ti hasta quedarme sin nada, hasta que me quede tan vacío que no sea capaz de sentir nada. Iría contra todos, una vez más. Me dejaría ir a cualquier sitio, a donde tú quieras, donde tú más quieras, y no volvería jamás. Me quedaría para siempre en el nido de tus brazos, abrazado a ti toda la eternidad.
Es que la vida sin ti no sería vida. ¿Qué razón lo suficientemente poderosa me haría despertar cada mañana si no es tu cuerpo? Encontrar la cama vacía cada mañana sería un condenado suplicio. Levantarme y no verte paseando por la casa con esas camisetas tan grandes que siempre te ha gustado llevar. No escuchar tu música a todo volumen mientras cantas como una loca todas esas canciones que machacan mi cerebro. 
Maldita sea, ¿qué sería de mí sin ti? Cerrar los ojos sabiendo que tú estás aquí, abrazada a mí. Abrirlos y buscarte como un loco, asustado de que te hayas ido, de que hayas encontrado a alguien mejor, una vida mejor. Pero siempre te encuentro. Y no sabes lo aliviado y feliz que me siento cuando te veo  sonriéndome sin más con esos "buenos días" que a mí me suenan a gloria. 
¿Sabes? No creo en nada ni en nadie que no sea yo mismo, que no seamos nosotros dos, pero cada noche me asomo a la ventana y mentalmente le doy las gracias a Dios, Ala, Buda, a las estrellas o a lo que cojones haya ahí a fuera, que te pusiera en mi camino y que todavía estés aquí, conmigo, haciéndome sonreír a todas horas. 
   


martes, 22 de enero de 2013

Gracias por decidir que nuestros caminos tenían que separarse.

Querido tú del pasado:
Otra carta que te escribo y que no pienso enviarte. Otro mensaje que se perderá entre las cenizas del fuego que consumirá mis palabras. 
Esta vez mi comunicado es diferente, no te escribo para decirte que te quiero, que te echo de menos, que me muero sin ti. No, esta vez lo hago para darte la razón. Tenías razón cuando decías que tarde o temprano todo quedaría en el olvido y que encontraría por quien luchar. Lo he encontrado, bueno, más bien él me ha encontrado a mí. Yo lo único que quería era tu regreso o olvidarme de tu nombre, pero de repente, apareció en mi vida, cambiando las fichas a su antojo, haciéndome reír, suplicándome que me quedará un poco más cada vez que decía que me marchaba, abrazándome sin razón y secando todas las lágrimas que vertía por ti. 
Cuando me di cuenta de que si me faltaba nada tendría sentido, salí corriendo a su encuentro y le dije todo lo que sentía, lo importante que era, lo mucho que lo necesitaba. ¿Sabes que me contestó? Me levanto en brazos y mirándome a los ojos me dijo:  "Te quiero" 
No sabes todo lo que sentí cuando volví a escuchar esas dos palabras...
Ahí fue cuando me di cuenta de que te había olvidado, que lo había superado, que ya no te necesitaba. 
Necesitaba contártelo, despedirme de ti y decirte que tu nombre jamás se borrará y que lo que sentí por ti fue lo más grande que me ha pasado en la vida y que una pequeña parte de mi alma te pertenece. 
Lamenté y lamento mucho que no fueras tú mi "otra mitad" y que te fueras, dejándome así de maltrecha pero te agradezco que te fueras. Gracias a ti esta persona tan importante ha llegado a mi vida. Se merece todo mi amor y cada uno de mis pensamientos.
Gracias también por enseñarme a no tirar jamás la toalla y a querer de verdad. Todo lo que soy ahora te lo debo a ti y a toda esa soledad que me enseñó a ser mucho más fuerte.


lunes, 21 de enero de 2013

Intento fallido de olvidarte.

Sigo igual que al principio: enamorada de esa sonrisa que cuando la veo, hace que las abejas asesinas que tengo dentro se pongan a volar como locas. Sigo enamorada de tu pelo, de tus ojos que me matan, de tus manos que siempre me elevaban al cielo, de tu simpatía que conseguía alegrarle el día a cualquiera, de tus bromas, de tus celos, de tu risa  tonta, de tu prisa por darme un beso.
Sigo igual o hasta incluso más enamorada que al principio, aunque la única diferencia es que tú ya no estás y solo me quedan los recuerdos. Poco a poco tu risa se confunde con el tiempo, me abandona a mi suerte, me olvido de ella. Poco a poco voy olvidando los pequeños detalles: tu color favorito, aquella palabra que siempre decías al acabar una frase, tu canción favorita, la película que te dejaba siempre dormido.
Pero, sin embargo, hay ocasiones en que tu perfume pasa por mi lado, y me transporta a aquellos días que viví junto a ti, a todos esos momentos que se quedaron atrás, a todos esos detalles que voy olvidando. Entonces recuerdo que tu color favorito es el verde, que la palabra que siempre decías era "¿entiendes?", que tu canción favorita era Where is the love? y que la película que siempre te dormía era "Todos los días de mi vida"
Los recuerdos me llenan, me torturan y me dejan esa maldita sensación de vacío. Hasta que comprendo que las cosas son así, que tú no puedes volver y que yo no voy a dejar que lo hagas. Vuelvo a concienciarme de que no te necesito y día a día me lo creo. Hasta que tu perfume aparece de nuevo y los recuerdos vuelven a perseguirme. 

domingo, 20 de enero de 2013

Y nunca más volvió a ser la misma.

Recuerdo que lo único que ella realmente quería era ser feliz. Ser feliz a su lado. Como su mirada se transformaba cuando lo veía aparecer ante sus ojos, como su sonrisa se ensanchaba cuando él la abrazaba sin razón, como recordaba todas y cada uno de las palabras que le había dicho. Recuerdo también como se quedo cuando el se marchó. Como sus días dejaron de ser azules para transformarse en grises. Como su mirada perdía vida, como su sonrisa cada día era más pequeña. 
Recuerdo perfectamente como sonaba su corazón, que antaño latía con toda la fuerza del universo, y que en ese momento, se agrietaba conforme él se iba alejando de su vida.

sábado, 19 de enero de 2013

Gracias por aparecer en mi vida.

Cuando me preguntas en que pienso siempre me pillas pensando en ti. En ti y en mí. En tu mirada que me atraviesa, en tus mejillas siempre rosadas, en la sonrisa de niña pequeña que hace que se te marquen los hoyuelos. En mis manos acariciando tu pelo, en tu respiración que se regula cuando te quedas dormida. Pienso en el sonido de tu voz, en tu risa. En la forma en la que arqueas la espalda cuando te acaricio, en el movimiento de tu pelo cuando presumes de algo, en la forma en la que te muerdes el labio, me guiñas el ojo y me invitas, silenciosamente, a perderme por tu cuerpo. Pienso en como, todavía, se me eriza el vello de la nuca cuando dices que me quieres. 
Pero también pienso en mí. Pienso en como me sale la sonrisa tonta cuando te veo sonreír. Pienso en las ganas que te tengo cuando te muerdes el labio, cuando paseas con mis camisetas, cuando me agarras y me empujas a la cama. Pienso en el cúmulo de sensaciones que se me acumulan en el pecho y que a veces me confunden. ¿Vivir sin ti? A estas alturas sería casi imposible. 
Pienso en nuestras cenas, en nuestros paseos por la playa, por la ciudad, corriendo detrás de ti como un niño pequeño. Pienso en ti tocando la guitarra y cantando canciones que por las noches me repites al oído. Pienso en tus piernas enredadas con las mías, las sábanas de la cama que siempre acaban por el suelo, en tu cuerpo que se amolda al mío, en tus besos de fuego, en mis labios recorriéndote el cuello. En tus manos y en las mías que siempre acaban en tu cintura. En tu voz rompiendo el silencio de la noche y en mí embelesado con tu belleza.
Cada vez que preguntas estoy pensando en ti y no es extraño, siempre pienso en ti.

+¿En qué piensas?
-En ti.
+Siempre me dices lo mismo. Creo que me mientes...
-No te miento. Siempre estoy pensando en ti.



viernes, 18 de enero de 2013

Me encantaría que fueras tú.

Si pudiera elegir como pasar el resto de mis días, lo tendría muy claro: a tu lado, con tu boca sobre la mía a todas horas, con tus manos, más que expertas, desabrochándome la blusa. Tu mirada, perdida el horizonte de mi cuerpo; la mía, danzando eufórica por tu rostro. 
Si pudiera elegir donde vivir, viviría en tu habitación, en tu cama, sobre tu almohada. Contigo a mi lado. Dormir a tu vera, soñar contigo, despertar abrazada a ti y así todos los días de mi vida. 
No podría pedir más, porque lo tendría todo. Sería completamente feliz si tú me sonrieras y me dedicaras todas tus miradas, todas tus palabras. Todos tus días.
Si pudiera elegir a alguien para que me acompañara cada minuto de mi existencia, serías tú sin lugar a duda. Serías tú con quien yo viviría, con quien reiría, con quien vería películas acurrucada en el sofá. Con quien desayunaría, almorzaría y cenaría cada día. Con quien pelearía a voces, con quien luego haría las paces bajo las sábanas.
Sería tuya ante todo y tú, tú serías mío. Mío para los restos.

jueves, 17 de enero de 2013

De ti, mi amor, de ti.

Desde que no estás, leo la poesía que debería estar recitándote en la cama; desde que no estás, la cama no es sino el lugar en donde volver a verte una vez cierro los ojos para poder soñarte. Allí, en mis sueños, tú sigues siendo tú, tan frágil y vulnerable como cualquier flor en primavera; allí, tú sigues siendo tú, con tus vaqueros rotos y una sonrisa a medias.
Allí, yo sigo siendo yo, la que sigo siendo ahora, enamorada como aquel día de la única estrella que ha osado pasear por las calles de Madrid. 



Libre.



Lo único de lo que tengo ganas ahora mismo es de ser libre. 

martes, 15 de enero de 2013

No puedo vivir sin ti pero tampoco contigo.

He estado ahí, contigo, en las buenas, en los mejores momentos de tu vida, regalándote mi mejor sonrisa, compartiendo todos esos días que se hicieron tan cortos. No solo he estado en las buenas, también lo hice en las malas, en las regulares, en las peores. Te dí mi hombro para que lloraras, te abracé lo más fuerte que pude cuando se te caía el mundo encima. Me aferré a tu cuerpo cuando las murallas de nuestro palacio imaginario se nos caía encima, cuando las cosas empezaron a torcerse. Me alegro de haber estado contigo cuando más me necesitabas, cuando más te necesitaba yo. 
Pese a todo lo que nos unía decidiste alejarte. Y yo te comprendí. Me hice la fuerte, me tragué mis lágrimas y me aguanté todas las ganas que tenía de besarte cuando te veía. 
Ahora las cosas han cambiado y tú me reprochas todo lo que hago. No tienes ningún derecho, tú no sabes por todo lo que he tenido que pasar desde que no estás. No tienes ni puta idea de las noches que he tenido que ser fuerte, evitando tu recuerdo, evitando salir corriendo, gritar tu nombre, suplicarte volver a mi lado. 
Te he querido tanto que hubo veces que pensé que este amor acabaría matándome. Te quiero todavía, eso es innegable. Pero no soy tonta. Me dejaste hecha polvo, me pisoteaste, arrasaste con todo y no dejaste nada lo suficientemente importante para poder luchar. Yo daría todo, la vida si hiciera falta, porque aquel final no hubiera llegado jamás. Tu ausencia a veces me duele hasta cuando respiro, otras veces ni si quiera me acuerdo de que ya no estás. Las cosas son ahora distintas, o la que es distinta soy yo, que me he vuelto fría, resistente, dispuesta a sacarte de mi mente, aunque las medidas sean arriesgadas. 

+¿Todavía me quieres?
-¿Tú que piensas?
+No lo se. Estás actuando de una manera que me hace dudar.
-Sí, te quiero. Te quiero muchísimo y no hay manera de alejarte de mi mente. Mira que lo intento, mira que me recuerdo lo cabrón que has sido, lo destrozada que me has dejada, lo pisoteado que he tenido el orgullo por ti. Pero ni aún así te olvido. Ni si quiera recordándome que hay otra más, consigo dejar de quererte. Maldita sea.



lunes, 14 de enero de 2013

Remember me; remember you and me.

Ha pasado tiempo, pero es justo que sepas que todavía estás aquí, en mi habitación, grabado a fuego en las esquinas de mi cama, en el reflejo del espejo que me devuelve tu sonrisa cada vez que me miro. Todavía puedo verte asomado en la ventana mientras el mundo se detenía cuando me acercaba. Es increíble, pero escucho tu voz, susurrando mi nombre. La fuerza del amor es realmente grandiosa. Capaz de guardar tu recuerdo y mantenerlo aquí, conmigo, incluso a pesar del tiempo. No he olvidado la miel derretida de tus ojos que no tenían comparación con nada conocido hasta ahora. Paso la mano por las paredes de esta habitación que tantas noches nos ha visto camuflarnos bajo las sábanas, que tantas risas ha presenciado, que tantos llantos ha aguantado. 
Voy encontrando cosas tuyas que un día se te olvidaron aquí, en mitad de la nada, en mi vida. Una fotografía arrugada de tu perfil mirando la luna, una camiseta vieja que me quedaba demasiado ancha y que siempre te sacaba una sonrisa, un mechero escondido en un cajón olvidado, una carta de amor entre los recuerdos de una vida tan lejana. Un suspiro olvidado en un rincón oscuro, un beso perdido a mitad de camino hacía mis labios, un "te quiero" que se evapora en el aire oxidado de esta agobiante oscuridad, un "ya no te quiero" que late contra mis sienes, flotando por el aire, delante de mis ojos. Amor VS Olvido. Tus muestras de amor luchando contra tu indiferencia, contra el olvido, contra ti mismo. Una batalla perdida, esfuerzos hechos pedazos. 
Una mirada perdida, un beso en la frente, un "lo siento" que me dejaba sumida en la inconsciencia. Un futuro incierto, un pasado real, tan real que parecía perfecto, la vida que pasaba de largo sin avisarme, si quiera.
Y aquí estoy ahora, pasando mis manos por todos estos recuerdos, obligando a mi mente a recordar el sonido de tu voz, la sonrisa sesgada cuando me comportaba como tú querías, tu mirada de "ven, esta noche eres mía"; tus manías, tus enfados tontos. Tus manos por mi pelo, bajando hasta la cintura, rodeándome con tus brazos, estrechándome contra tu cuerpo, haciéndome tuya cada noche. 
No me acuerdo de todo, he olvidado muchas cosas. Lo superé y deje que mi vida siguiera el curso que llevaba antes de tu aparición, pero cada vez que entro en mi habitación, noto tu presencia. Tu aroma perdido entre las sábanas de mi cama. El recuerdo de una conversación, de un "te quiero, nena", de un "Si te vas, muero", de mi mirada perdida en la tuya, mis manos danzando cuello abajo, de un "No te vayas nunca, por favor" susurrado contra tu clavícula. 
No, no podría olvidarte nunca. Por mucho que lo haya superado, que haya aprendido a mirar al frente, a buscar lo que necesito, sigo echándote de menos. 

sábado, 12 de enero de 2013

Cuidado.

¿Qué deciros? Cuando quien mataba por ti ya no lo hace, muchas cosas dejan de tener sentido. Cuando lo único por lo que respirabas ha decidido que no quiere seguir a tu lado, dándote vida, te mueres. Te conviertes en el blanco de todo, en la mala de la película. Cuando ya ni te escuchan, pasan de tus palabras, ni si quiera te creen, ¿qué haces? Te refugias en ti misma, porque es lo único real que te queda. Yo se que esta vez tengo razón, igual que se quien es, de los tres, la que está haciendo trampas. Está jugando sucio porque va perdiendo. 
Solo decirte que no tienes ni puta idea de lo que estás haciendo. Vas a hacer daño, a ver cuanto más puedes joder, cuánto más puedo aguantar. Vas muy mal por la vida, vas fatal. Aunque yo aguanto, no te preocupes, tengo aguante de sobra.  Pero ten cuidado, el karma es muy hijo de puta.


jueves, 10 de enero de 2013

Lo único real entre tanta mentira.

Aunque parezca increíble la mayoría de nosotros venimos del amor. Y seamos sinceros, no hay mayor amor que el de una madre. Esa mujer que se desvive por verte sonreír, por hacerte feliz. No espera nada y, sin embargo, te lo da todo. No importa cuantas veces te caigas, cuantas noches te acuestes llorando, cuantas veces le respondas mal, siempre esta ahí. Es la que se merece lo mejor de nosotros, pero la mayoría de veces recibe lo peor. Y no es justo. Y ahora dime tú, ¿cuándo la ves llorar no te entra algo que hace que te tiemble todo? Aunque no lo sepas, te da miedo verla llorar, porque cuando llora es porque las cosas realmente están jodidas. Haces hasta lo imposible por no verla así, porque es lo que más te importa y es normal puesto que ella te ha querido, te quiere, te querrá y eso es lo único cierto que hay en tu vida. No va a dejar que te desvíes y, si lo haces, él día que quieras volver, te ayudará. 
Nuestras madres nos han querido incluso desde antes de nacer, y eso es algo que no todo el mundo sabe valorar. 

miércoles, 9 de enero de 2013

Las promesas son mentiras.

Nunca me arrepentí de lo que vivimos, jamás podría sentir algo así. Lo nuestro fue algo...Algo increíble. Increíblemente maravilloso. Pero el final fue desastroso. Ese final marco mi existencia. 
No, no borraría toda aquella historia que tú y yo tuvimos, pero sí que acabaría con lo que vino después. Borraría aquel maldito tiempo que viví siendo de todo menos una persona. Aquellos días cuando me dí cuenta de lo pesado que se volvió todo, de lo que pesaban los problemas sin nadie que me respaldara, de lo que me costaba respirar sin sentirte cerca. Cuando tu ausencia se volvió real, cuando asumí que ya no estabas, que ahora tenía que luchar sola, defenderme de todo y levantarme de todas mis caídas sin ayuda de nadie. Cuando la mera mención de tu nombre conseguía hacerme llorar durante horas. Pasarme las noches mirando y rompiendo fotos, enganchada a la música para poder evadirme de todo. 
Aquellos días que ni si quiera era capaz de levantarme, que no encontraba razones para salir cada día de la cama, convirtiendo mi cuarto en mi infierno personal. Te necesitaba, dios, como te necesitaba. No sabía ni como caminar sin agarrarme a ti. No recordaba mi vida anterior, no recordaba la rutina de mis días, la soledad de mis noches, la monotonía de mi vida. 
Te echaba de menos cada segundo, pero no se que pasó, pero un día me desperté con ganas de vivir. No puedo decirte que lo superé, porque no es cierto. Simplemente aprendí a seguir viviendo, a luchar por mí misma y a intentar no pensarte mucho. 
No voy a negarte que cuando nos cruzamos y me giras la cabeza a mi no me duele. Porque me duele tanto que a veces siento que me ahogo, ¿cómo pueden dos personas que se han amado tanto terminar así? No lo puedo entender. Siempre tengo ganas de tirarme a tu cuello y pedirte que no te vayas más, pero me controlo, cierro los puños, aprieto los dientes y sigo adelante. Intento dejarte atrás cada día de mi vida y poco a poco lo voy consiguiendo. 
Hemos sido mucho y hemos terminado en nada, pero a pesar de todo lo sufrido, de todos los tropiezos y las caídas, no cambiaría nada. Mantengo intacto mis recuerdos buenos de ti, mis días contigo, mis risas a tu lado, nuestros suspiros, caricias, besos. Lo recuerdo todo y sonrío. Fueron buenos tiempos, pero a veces, cuando pienso en todo lo que vino luego, en todo lo que somos ahora, en todos esos días perdidos en la soledad que me consumió, pienso que si al principio de todo hubiera sabido este desastroso final, no hubiera empezado nada y hubiera salido corriendo. 

+No ha nadie en este mundo que me haga sonreír tanto como tú. No te cambiaría por nadie, ¿cómo podría vivir sin ti?
-¿Es eso un para siempre?
+Es más que eso. Es un eternamente.
-Promételo. Prométeme que estaremos juntos eternamente, que jamás me dejarás marchar. Necesito escucharlo. Promételo.
+Te lo prometo.

 

lunes, 7 de enero de 2013

El amor mueve el mundo.

-¿Cómo lo haces?
Me dejo caer en la pared, cansada de discutir, cansada de darle puñetazos a los malditos obstáculos que nos separan cada día un poco más.
+¿Cómo hago el qué?
Me mira, mientras cruza los brazos y se deja caer a mi lado.
-¿Cómo eres capaz de seguir teniendo fuerzas para verme, para intentar solucionar las cosas? ¿Cómo eres capaz de no enfadarte, de no chillarme, de abrazarme fuerte cuando la ira me ciega? Yo no habría aguantado tanto. Si hubiera sido tú, habría hecho las maletas y me habría largado hace mucho tiempo.
Suspira y me mira con esos enormes ojos negros que tiene y yo me quedo, una vez más, atontada. ¿Qué tendrán esos ojos que son capaces de dejarme sin palabras? ¿Qué tendrá esa boca que cada vez que habla, el resto del mundo me importa una mierda? ¿Qué tendrán sus manos que borran todas las heridas del pasado a su paso? ¿Qué tendrá su sonrisa que no se compara ni con la del mismísimo Adonis? ¿Qué tendrá él que me hace olvidar todo lo malo? Se me escapa un gemido cuando acerca su mano y me acaricia la cara. 
+Porque te necesito. Antes de ti, yo no sabía nada, no vivía. Pensaba que sí, pero ahora me doy cuenta de que eso no era vida. Salía, trasnochaba, bebía, me acostaba con muchas mujeres pero, créeme, ninguna se compara contigo. Ninguna ha sabido darme lo que tú, con una sola de tus palabras, me has dado. Yo me desvivo por verte sonreír, por verte bailar, por dormir a tu lado. Quizás las cosas ya no son tan fáciles como antes, tú cada vez te me pones más difícil y yo me desespero antes de tiempo, pero nunca he dudado de lo nuestro. Y sigo sin hacerlo. Parecerá algo raro, pero a mí me gusta pelear contigo. Verte cabreada, acercarme a ti y abrazarte. Hombre, no te voy a negar que me gustas más cuando sonríes y estas bien, pero así también me gusta.- Hace una pausa y me da un beso, breve, en los labios.- Será porque te quiero. Dios, ¿qués estás haciendo conmigo?
<<Será porque te quiero>> Abro mucho los ojos y lo miro, eufórica. Me quiere, me quiere, me quiere, ¿qué más da lo demás? ¿Qué que estoy haciendo yo con él? Será al contrario, ¿qué está haciendo él conmigo que cuando no está me cuesta hasta respirar? Maldita sea, ya me he enamorado.
Le echo los brazos al cuello y pego mi cuerpo al suyo. Ahora mismo ni si quiera el aire cabría entre nosotros. 
-Podría decir lo mismo, ¿qué estás haciendo conmigo?
Sonríe con esa sonrisita pequeña que tiene y a mí se me cae hasta el alma.
+Intento hacerte feliz.
Apoyo mi frente en la suya y cierro los ojos. 
No me faltes nunca, no te vayas, que ya no se vivir sin ti.


miércoles, 2 de enero de 2013

Bienvenido 2013.

Año nuevo, vida nueva. Eso es lo que dicen. 
Yo me he propuesto que este 2013 sea mi año. Sí o sí. Voy a olvidarte, a sacarte de mi cabeza, y a empezar de cero.
He empezado muy bien el año, pero hay una ironía que no hace más que darme vueltas por la cabeza. He dicho que quiero olvidarte, que quiero comenzar de nuevo, pero el primer beso del año, curiosamente, se lo he dado a quien le di el último de 2010, el primero y el último de 2011 y 2012. O sea, a ti.
¿Cómo cojones empiezo de cero si cada vez que me pides un beso mi cerebro se rinde y el corazón decide pensar por los dos?
Os deseo un muy feliz año y recordar, todavía os quedan 364 nuevas oportunidades. No las malgastéis.