lunes, 5 de noviembre de 2012

Mono de ti.

Es irónico. Tú, que eras mi princesa, mi droga favorita, la que todo lo solucionaba con una sonrisa y que siempre me recordabas eso de: <<No me olvides, que yo no te olvido>> , cada vez que te ibas de viaje, desapareciste. Fue un golpe duro, es más, sigue siéndolo. Sigues siendo lo primero en lo que pienso al despertar y en lo último al intentar dormir. No sabes lo solo que me siento, cuando llego a casa y no te veo en el salón leyendo o en la cocina, cocinando siempre para mí. Para los dos. He intentado entenderte, buscar algo tuyo en casa que te haga regresar, pero no ha quedado nada. Te lo has llevado todo. Incluido mis sueños y mis ganas de amar. Llámame loco si quieres, pero todavía evito dormir en tu lado de la cama. Aún tengo colgadas nuestras fotos por toda la casa, incluida la rosa roja que te regalé para San Valentín, que cada día está más marchita. No te lo vas a  querer creer pero todavía le doy vueltas a la alianza que te había comprado. No hago más que mirar tu nombre grabado en ella y recordar lo ilusionado que estaba por querer pedirte que te casarás conmigo. Aunque la sorpresa me la llevé yo. Te habías ido, para siempre, porque no eras feliz conmigo. 
Nada. No dejaste nada. Incluso te llevaste mi alegría contigo, porque desde que te fuiste no la encuentro por ninguna parte. Y mira que la he buscado.
Mira que te he buscado en los bares, en las botellas que me he bebido yo solo, echándote de menos. Te he buscado en todas las caras que han pasado por mi lado, en todos los espejos que reflejaban mis ojos, incluso en todas las llamadas que he recibido a lo largo de todo este tiempo sin ti.
Pero, ¿sabes que es lo más irónico de todo? Que cada vez que me preguntan por ti, digo que has ido a ver a tu madre, que estás de viaje pero que pronto volverás. Sonrío y la gente me cree, pero cuando llego a casa me derrumbo. No soy capaz de asimilar tu ausencia ni el que no vayas a volver jamás. Aunque quizás lo más fuerte es que tú eres y seguirás siendo el mayor de los vicios a los que me haya enfrentado en mi vida. Me enganché a ti y ahora soy incapaz de vivir sin tenerte. El mundo se me viene encima y solo soy capaz de pensar:

                                        ¿ME RECORDARÁS?



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