martes, 30 de octubre de 2012

Van a cambiar, es más, ya han cambiado.

A veces las cosas a las que estás acostumbrada, las personas con las que has compartido todo, cambian. Tú terminas cambiando también. Y por esos cambios, tu vida, esa vida que construiste paso a paso, se va a la mierda. O eso es lo que piensas al principio. Pero no es verdad. Quizás gran parte de lo que tenías se va a tomar viento, pero tú sigues ahí. Sí, tú mismo/a. Tú, que tienes en tus manos el rumbo de tu vida y su velocidad. En tus manos están también las oportunidades. Oportunidades que llegan sin más, ¿las vas a desaprovechar? Y cuando mires atrás y las veas alejarse, ¿qué harás? ¿Arrepentirte? Eso no vale. Si vas a arrepentirte que sea de lo que has hecho. Aunque no lo creas, en tu vida habrá momentos en que los cambios no te dejarán respirar. Te ahogarás en un mundo que tú no has elegido, pero que tus acciones o ciertas personas, te han llevado a él. No te agobies, párate, y mira a tu alrededor. Con calma, porque quizás el único problema es que vas demasiado deprisa. Pero no pienses que todo será así. Cuando te acostumbres a los cambios, otros vendrán y te sorprenderán de nuevo, porque la vida trata de eso. De cambios. Cambios constantes y gente que sin darte cuenta, te abandona. 
Asimilalo, las cosas son así. Y hazte a la idea de que una vez que las cosas cambien,  nada volverá a ser como antes.


lunes, 29 de octubre de 2012

¿Importa algo más?

Llaman a la puerta, y ella, decidida va a abrir. Abre y él entra como un rayo dando un portazo. Ella se aleja de la puerta caminando hacía el salón.
-¿Qué haces aquí? 
Él la agarra del brazo, le da la vuelta y la acerca a su cuerpo.
+He venido a por ti. 
Ella gira la cabeza cuando sus ojos se encuentran. Maldita la hora en la que abrió la puerta, piensa, enfadada.
De un tirón se suelta y sus ojos quedan a escasos centímetros de la boca de él. Levanta la mirada y se encuentra con sus ojos, azules.
-Ya te he dicho que yo no quiero verte. Largo, se acabó. Esto no tiene futuro y es una gilipollez engañarnos de esta manera.
No quiere llorar y para evitarlo cierra los ojos. No quiere mirarlo a los ojos porque sabe que si lo mira cederá.
+¿Por qué? ¿Por qué no tiene futuro? ¿Qué hemos hecho mal? Mejor dicho, ¿qué he hecho mal? - le pregunta intentando que ella lo mire.
Ella se queda callada, no sabe como responder. Sabe que tiene razón, no han hecho nada mal, pero las cosas cada vez son más difíciles y, sinceramente, ya no son lo que un día fueron. Y eso la está matando.
+¿Es cierto? - él le sostiene la barbilla y con mucho cuidado se la levanta hasta que sus ojos se encuentran. Está llorando. - ¿Es cierto eso de que ya me has olvidado?
Sin poder evitarlo una lágrima le surca la cara, y sin poder hacer nada por controlarse, le grita.
-¡No! ¡Claro que no te he olvidado! ¿Quién te crees que soy? Yo no olvido de la noche a la mañana, pero pensé que así te alejarías de mí y todo sería más fácil. No obstante, vuelves a torturarme y a aplastar todas mis ideas. Te quiero, ¿es eso lo que quieres escuchar? Pues sí, te quiero. Y te echo de menos. Mucho. Las noches son eternas sin ti, y los días...Los días son interminables. Pero lo nuestro no tiene sentido, somos demasiado diferentes - Rompe a llorar y se lleva las manos a la cara. Se sienta en el sillón y se olvida de que él está delante.
Sin embargo, él que no ha parado de mirarla, siente como su mundo se desploma al verla llorar.
+Déjame volver a tu vida. Yo también te echo de menos. Lo nuestro iba bien, pero malos momentos los tiene todo el mundo. Quiero volver a casa, contigo y que volvamos a dormir todas las noches abrazados hasta que salga el sol - se pone en cuclillas y lentamente le quita las manos de la cara. La mira fijamente a los ojos, esos ojos que siempre han sido su horizonte - Te amo.
Al escuchar estas dos palabras ella abre mucho los ojos y, sin querer sonríe. Instantáneamente él también sonríe y todo lo demás deja de importar.
+¿Esa sonrisa es un sí o un "y yo a ti"? 
-Las dos cosas.
Se abrazan y en ese momento, las cosas parecen mucho más fáciles, mucho más perfectas de lo que realmente son.


sábado, 27 de octubre de 2012

Del color de tus ojos.

He vuelto a soñar contigo, y maldita sea, cada sueño es mejor que el anterior. Sé que tarde o temprano terminarás leyendo esto, y que quizás me lo recordarás y yo me pondré como un tomate, pero me da igual. 
Necesito escribirlo porque no quiero que se me olvide. Y no quiero que se me olvide, porque salías tú.
Ahora es cuando yo diría el color de tus ojos, esos ojos que me han inspirado tantísimas veces, pero no lo voy a decir. Creo que se sobreentiende y te darás por aludido, que es lo que quiero.
Mi sueño, nuestro sueño tal vez, era increíble. ¿Y sabes por qué era increíble? Porque éramos felices. Juntos. Compartiendo una vida y un destino tal y como yo quiero. Discutiendo temas de historia cada dos por tres e intentando que él otro se quede sin argumentos antes de tiempo. Una vida intelectual, quizás. Pero todas esas batallas "intelectuales" quedaban de lado cuando te acercabas. Hasta me olvidaba de respirar y quizás por esta simple razón me guste tanto mi sueño. Porque hace tanto que nadie me deja sin respiración al acercarse que ya no recordaba como era. Es ahí cuando me despierto y te echo de menos. Echo de menos mi sueño y mis estúpidas ganas de volver a verte. 
Realmente no sé lo que quiero y eso me está matando. No puedo quererte como tú quieres, pero sé que algún día sí que podría. Cómo tú bien dices, todo puede pasar. 
Por el momento quiero seguir soñando contigo y recordarte que nada, absolutamente nada, es imposible.   

viernes, 26 de octubre de 2012

Solitaria.

Escúchame, no soy ninguna tía fácil, pero tampoco difícil. No te confundas conmigo, chaval, no soy ninguna guarra. Ni ninguna puritana. Si de verdad quieres tenerme o simplemente un simple revolcón en el motel más cutre de la ciudad, curratelo. Demuéstrame que vales la pena, aunque seas para un par de horas, te doy hasta el cielo. Pero cuidado, no te enamores de mí. No te convengo. Bueno, ni a ti, ni a nadie. Soy un alma libre que pasea por las calles en solitario, buscando algo nuevo, alguien nuevo con quien pasar la noche. No me prometas las estrellas, que yo no quiero nada. No quiero tus palabras de amor. Yo ya he escarmentado, he aprendido a base de golpes que el amor no existe. O si existe, se acaba pronto. No quiero volver a tener que coserme el corazón y prendérmelo con alfileres al pecho. Déjame sola, quiéreme hoy y mañana olvídate de mi nombre, que yo ya no me acuerdo del tuyo. 
Ten cuidado sobre todo con mis sonrisas, o con mis miradas, serían capaz de condenarte al mismísimo infierno con tal de volver a verlas. No me busques ni me llamas, sigue adelante porque yo no repito en la misma piedra, es más, estoy dispuesta a probar todas las piedras que encuentre en mi camino. Deja que me tropiece, y que yo misma me levante. Sola. Déjame estar sola, pero reconócelo, me estás echando de menos desde el mismo minuto en que abandoné tu cama. Es normal, soy difícil de olvidar. 
 

jueves, 25 de octubre de 2012

Ven que te voy a enseñar a vivir a lo grande.

Hace tiempo que me vengo dando cuenta de algunas cosas, que aunque parezcan tonterías, para mí, no lo son. El mundo, nuestro mundo, el que conocemos desde siempre y en el que, por suerte o por desgracia, nos ha tocado vivir, no es más que una farsa. Un truco, una ilusión. Este mundo se nos está quedando pequeño y cada día, se hunde un poco más. 
Yo, personalmente, soy de las pocas personas que quedan, que antes de ponerme a ver la tele y a escuchar malas noticias, coge un libro y se pone a leer, porque en ese libro, por estúpido que pueda parecer, están la mayoría de respuestas a nuestros problemas. 
Este mundo no es más que el infierno de otro mundo mejor. De un lugar donde los sueños y los finales felices si que existen. Un lugar donde puedes coger un libro y meterte de lleno en él, vivir en él, soñar en él. Poder traerte a los personajes de tus libros favoritos y volver con ellos cada vez que lo necesites. 
Yo, completo bicho raro de esta mi estimada sociedad, siempre he encontrado consuelo en los libros, y gracias a ellos, leer y escribir son mis pasatiempos favoritos. Gracias a ese "puñado de papeles" como muchos lo llamáis, he crecido y he madurado a base de letras. Gracias a ellos aspiro a algo a lo que pienso, puede que se me de bien: escribir. Yo quiero crear todas esas historias maravillosas y llorar de tristeza o de alegría al escribirlas. Quiero transportar a más gente como yo, si todavía quedan, a ese maravilloso mundo que se esconde entre las páginas. Quiero crearles sueños y potenciar su imaginación.
Creed me cuando os digo que detrás de un libro no solo están los personajes, si no también una persona. Una persona con una imaginación y un talento desbordante, a la que muchos, jamás comprenderéis. Yo quiero ser esa persona. Yo quiero crear un mundo nuevo y que tú, te pierdas en él.
Por eso os repito que este mundo es algo aburrido, sin emoción y, posiblemente, el infierno más cruel de otro mundo. ¿Qué mundo? El de los libros, por supuesto.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Sin querer, queriendo.

+Quiero esperarte. Sé que mereces la pena. No me preguntes porqué lo sé, porque es algo que he sabido desde el mismo momento en que apareciste y me diste dos besos como si tal cosa. Esos dos besos, me cambiaron la vida. No sé lo que habrás visto en ese tío, ni siquiera sé el porqué seguís juntos. Conmigo estarías mejor. Te llenaría de besos a cada momento y haría de tus días, los mejores. No puedo garantizarte un mundo perfecto, ni tampoco que no peleemos jamás. Pero te aseguro que no me iré a la cama sin haberte recordado por lo menos una vez que te quiero, y si es posible, no me iré a la cama sin ti. Te daré tu espacio y te dejaré ser libre como tú quieres. Empezaremos de cero y te seguiré allá a donde vayas. ¿Quieres irte al Polo Norte? Haz las maletas que salimos ahora mismo, ¿a Haway? No me importa, pero llévame contigo. Quédate conmigo, sé que puedo hacerte feliz. Puedo transformar todos tus problemas en sonrisas y puedo demostrarte que te quiero cuando tú quieras, cuando más quieras. Y cuando estés mal, ni siquiera tendrás que decírmelo, lo notaré. Te abrazaré y si quieres estar en silencio, estaremos en silencio.   Dame la oportunidad y si ahora estás segura de que no quieres estar conmigo, lo acepto...Pero te sigo esperando, incluso cuando sé que el tiempo juega en mi contra. No me importa, si al final de todo ese tiempo, conseguiré tenerte, todo lo demás no importa.  No es necesario que te diga que te quiero, y aunque tú lo quieras a él, sé que por lo menos, te gusto. Y eso ya es un gran paso. Estoy aquí, aunque a veces no lo parezca. Solo tienes que decir que venga y que sí y me aseguraré de que no te vayas nunca más. 
-Tengo miedo. Me da miedo lo que pueda sentir y me da miedo todo lo que venga después. 
+Yo mataré todos esos miedos por ti.

Y en ese momento, en ese preciso momento, escuché su corazón y el mío, y sorprendentemente, nuestros latidos tenían una armonía más que perfecta. No sé lo que fue, quizás sus ojos, del azul más precioso que os podáis imaginar, o tal vez la sonrisa que me dedico en el último momento, antes de que mis labios se hicieran dueños de los suyos. Ni siquiera sabía si eso era un sí, o una decisión demasiado precipitada, pero en ese momento, el mundo desapareció. Me abrazó más fuerte, y sus manos, en mi pelo, se hicieron eco de todas esas caricias que tanto añoraba. Pude sentir su sonrisa cuando me estrecho contra su cuello.
+Quédate conmigo, princesa - susurró. 
Me quede y decidí que por el momento, el corazón le ganará la batalla a la mente.

lunes, 22 de octubre de 2012

Recuerda: Eres mío.


Capítulo 1:
Era verano cuando lo vi por primera vez. 
Nos chocamos al doblar la esquina, yo iba escuchando música y él jugando con el móvil. Llevaba una gorra de visera plana y la música a todo volumen. Era rap. Con el encontranazo, su móvil fue a parar al suelo.
+¡Eh! Más cuidado por dónde andas, que me vas a matar - dijo él, recogiendo el móvil del suelo.
-Lo siento...Iba despistada, perdón - susurro, muerta de vergüenza.
Él levanta la cabeza y nuestras miradas se encuentran. Siento una descarga eléctrica, ya que sus ojos, parecen de todo menos humano. Negros como el carbón y con una mirada tan intensa que podría derribar hasta al mismísimo demonio. 
Se queda mirándome fijamente y siento como una especie de deja vu. 
Sin darme cuenta de lo que hago, aparto la mirada y salgo corriendo como una flecha.

Ese fue el primer día. Desde entonces, nos hemos encontrado en todas partes.
Hoy, cinco meses después de ese choque tan inesperado, hago una pequeña de recopilación de todo lo vivido hasta ahora, y me doy cuenta de que no hay ni un solo día que no lo haya visto. En el instituto, ya que está en la clase de al lado, en la biblioteca, el parque, las tiendas que suelo frecuentar, e incluso en mi calle. Hace unos dos días lo vi en la acera de enfrente de mi casa, mirando hacia mi ventana, inmóvil. Eran casi las once de la noche y hacía un frío insoportable. Él estaba ahí, quieto. Me da miedo, porque eso no es lo peor. Lo peor es que yo estoy haciendo lo imposible por volver a encontrarme de frente con él y aclarar algunas cosas. Le sonrío cuando lo veo, aunque él no me devuelve la sonrisa, pero me sigue con la mirada, incluso cuando ya me ha perdido de vista. Lo busco a la salida, si lo veo por la calle, lo persigo, hasta que inesperadamente, desaparece. Y hoy, por quinta vez en esta semana, he vuelto a soñar con él. Lo más grande de todo esto, es que empiezo a sentirme atraída por alguien que podría estar loco, o como menos, podría ser peligroso. Porque estoy segura de que lo es, pero no tengo miedo. Al contrario. Cuando está cerca, me siento segura. 
Hoy mi padre me ha dejado antes en el instituto, porque tiene que ir a hacer "no-se-que-cosas-importantes"  
Entro al edificio y voy directa hacía mi pasillo. Subo las escaleras...y de golpe y porrazo me lo encuentro sentado en uno de los bancos. Las luces están totalmente apagadas y no hay ni un alma. Dejo las luces tal y como están, pues supongo que si él no las ha encendido es porque le gusta estar así. Vaya, parece que le gusta la oscuridad. Otro dato más que guardar de mi misterioso compañero.
-Hola - le digo, parándome enfrente de él, dejada caer en la pared. Me da miedo sentarme a su lado.
Levanta los ojos de su inseparable móvil y me mira como si no me hubiese visto entrar, cuando ambos sabemos que no es verdad.
+Hola.
Sin más espera, decido empezar una conversación, ya que de esta manera quizás pueda sacarle el porqué me mira tanto y el porqué nos encontramos en todos sitios.
-¿Cómo te llamas? - Menuda gilipollez. Pero es cierto, no sé su nombre y una parte de mí, le gustaría saberlo.
+No te interesa.
¡Zas! La primera en toda la frente. Es un borde de narices.
-Ah, bueno. ¿No quieres saber cómo me llamo?
+Ya sé como te llamas, Alexandra.
Eso no me lo esperaba. Pero bueno, no tiene porque significar nada, se lo podría haber dicho cualquiera ¿no?
Me dejo de tantos jueguecitos y de tanto andarme por las ramas y voy directa al grano.
-¿Te has dado cuenta de qué últimamente nos vemos en todos sitios y a todas horas?
Sonríe y aparta el móvil. Se cruza de brazos y me mira fijamente. Vaya, parece que ahora si que me hace caso.
+Casualidad - Dice, como si tal cosa y sonríe. Su sonrisa es extraña, parece decirme "¡PELIGRO, PELIGRO!" Ignoro su "pequeña advertencia" y mirándole fijamente, sonrío.
-No lo creo.
De repente se levanta y se pone en frente de mí. Es un poco más alto, pero nuestras narices están a cinco centímetro de tocarse.
+Está noche he soñado contigo - susurra, cambiando de tema.
Yo, por algún extraño motivo que no llego a entender, le sigo el juego.
-¿Ah, sí? ¿Y qué has soñado?
+Creo que no te gustaría saberlo - sigue susurrando y su mano, que hasta hace un segundo tenía a los lados de su costado, me acaricia la mano - Digamos que en mis sueños estabas bastante ligerita de ropa.
El aire se me atraviesa en la garganta y soy incapaz de emitir sonido alguno. Mis ojos, fijos en los suyos.
Y sin embargo, aparta su mano de la mía, y apoya las dos en la pared, a escasos centímetros de mi cabeza. Su voz cambia de tono y sus ojos emiten señales de advertencia.
+Escuchame bien; no te ilusiones conmigo. No estoy a tu alcance ni al de nadie, y por el bien de los dos, será mejor que olvides todo lo que ha pasado y sigas con tu vida de siempre - Su voz se vuelve ronca, y yo muevo la cabeza en señal de negativa. Necesito respuestas - Sí, vas a hacer lo que yo te diga, porque verás, no soy un chico bueno. Eres lo suficientemente lista como para haberte dado cuenta de ese pequeño detalle. Si te miro tanto es porque, realmente, eres digna de mirar. Y si no hubiera tanto que nos separa, ahora mismo te besaría y escaparía contigo. Y todo sería más fácil, porque yo estoy...¡Mierda! 
Se ha dado cuenta de que ha hablado más de la cuenta y además el pasillo empieza a llenarse de los murmullos de la gente, que pronto, entrarán en este mismo pasillo.
No me creo lo que ha pasado y me convenzo a volver a respirar, porque ha pasado algo. He notado algo dentro, una especie de "click" de algo que se ha puesto en su lugar al reflejarme en esos oscuros ojos. 
Él hace un ademán de coger la mochila y marcharse, pero yo, necia de la vida. Lo detengo por el brazo.
-Antes de este verano, tú y yo nos hemos visto antes. No sé dónde, pero nos conocemos.
Él abre mucho los ojos y por un momento pienso que va a soltar esa mochila y me va a abrazar. Sin embargo, mueve la cabeza negativamente y de un tirón se suelta de mi mano.
+Tú y yo no nos hemos visto antes. No nos conocemos de nada.
Y antes de que me de tiempo a replicar algo, a decirle que vuelva o a intentar solucionar esta discusión extraña que hemos tenido, él da la vuelta a la esquina y se marcha.
Y yo me quedo así, sola en un pasillo que poco a poco se va llenando de gente. Por primera vez desde que lo vi, me siento insegura.




sábado, 20 de octubre de 2012

Sin etiquetas.

Os propongo algo fácil. Quiero que mientras leéis esto la atención este cien por cien puesta en mis palabras. No es necesario cerrar los ojos, con concentrarse vale. Mírate en un espejo, o en una foto reciente y dime, ¿es así cómo realmente quieres ser? Vamos a dejar a un lado la fisonomía de cada uno y centrémonos en lo que si podemos cambiar. En lo que querríamos cambiar. Yo, particularmente, soy partidaria de los cambios, de poder ser lo que realmente anhelas. Pero también conozco el miedo al rechazo y como las opiniones de los demás nos influyen de una manera u otra. Si en tu mano está el poder cambiar y estar conforme contigo mismo, hazlo. En un futuro no muy lejano, dejaré de verme de esta manera, pero por el momento tengo que joderme y esperar. Pero si tú puedes hazlo. ¿Qué quieres el pelo azul? Ponte el pelo azul. ¿Quieres dejar de vestir así y vestir como realmente te gustaría? Hazlo. Pero tengo que recordarte que los cambios no solo deben afectar al físico, si no también a tu personalidad. Si no estás de acuerdo con la personalidad que tienes, adelante, sé como realmente quieres. No tengas miedo al rechazo, porque, aunque ahora no me creas, ahí afuera hay gente que tu aspecto le importa una mierda y que tu carácter es mucho más importante que todo lo demás. Te vas a encontrar con gente realmente desagradable y con otras que son lo mejor, pero todas, tarde o temprano, se marchan. Por eso sé como tú quieres ser, como siempre has soñado, como realmente te gustaría llegar a ser. Lucha por ti mismo, porque serás la única persona que permanecerás contigo mismo toda la vida. Yo, una desconocida que quizás nunca llegues a ver, apoyo todos los intentos de cambio y todas las ganas esas que la gente tiene de ser feliz. 
Sé como quieras, píntate el pelo como te de la gana, ponte los piercings que quieras, hazte los tatuajes que te venga en gana, viste como realmente te gusta, pero sé siempre tú misma, sin etiquetas. No seas una copia más de esta sociedad y hazte valer, porque estoy segura de que tú vales mucho.


jueves, 18 de octubre de 2012

Decirte que te quiero y que así será eternamente.

"El amor perdura a través del tiempo y de la muerte." 

Buenos días reina, ¿qué tal has dormido? Hoy cuando me he levantado todavía estabas dormida y parecías que estabas soñando con algo bonito. No parabas de sonreír. A parte de los buenos días quería darte las felicidades. Feliz cumpleaños mi amor. ¿Sabes que es lo que más me gusta de este día? Que ya no recuerdo cuantos cumpleaños hemos pasado juntos, he perdido la cuenta de todos los días que llevo viéndote sonreír. Últimamente te he visto muy preocupada por eso de las canas y de las arrugas. No te obsesiones, eres preciosa de todas las maneras posibles, y cuánto más pasa el tiempo, más bonita te veo. Los años te sientan genial; tus ojos siguen brillando de esa misma manera tan especial que me cautivó aquel frío invierno de hace tantísimos años. Te miró y sigo sintiendo las mismas cosquillas y las mismas ganas de besarte. 
¿Hacemos un repaso de algunos de tus cumpleaños más memorables? ¿Sabes cuál es mi favorito? Mi favorito es cuándo nos escapamos un fin de semana a uno de los últimos conciertos de The Beatles. Todavía puedo verte saltar como una loca y cantando todas las canciones. Era impresionante, te las sabías todas, mientras que yo te miraba impresionado, anonadado. Creo que ese es también tu favorito, pero a parte de ese, tengo otro más. Es el de tu trigésimo segundo cumpleaños, antes de que llegará nuestro pequeño. Lo celebramos delante de la chimenea, hacía tanto frío que decidimos quedarnos en casa. Me acuerdo perfectamente que fui yo quién hizo la cena y quien la quemó. Te llevaste toda la cena riéndote y fingiendo que estaba todo bueno. Después de la cena me miraste con una mirada tan franca, que si hubieras pedido a gritos lo que querías, hubiera sido menos descarado. No nos dio tiempo de llegar a la habitación y no puedo más que recordarlo con un escalofrío de esos de los que te tiembla hasta el alma. Dios, es que eres mi regalo. Cada cumpleaños tuyo, lo celebro como si fuera el mío. Tenerte cerca, a mi lado, cumpliendo años, es lo mejor que me ha pasado jamás.
Tus cumpleaños han sido como una victoria mía. Eres mi mayor triunfo y verte cumplir años a mi vera me hace sentirme especial. Soy afortunado por tenerte. Muy afortunado. 
A veces cuando pienso que nuestras vidas poco a poco están llegando a su final, me deprimo, pero cuando lo pienso mejor, la sonrisa me sale sola. Hemos pasado juntos toda la vida. Acabamos con aquel mito de "Nada es para siempre" y derribamos todas las fronteras que nos pusieron. No hay porqué estar triste, porque estoy seguro, que si tú no hubieras aparecido para hacerme feliz, mi vida no hubiera sido mejor. 
Seguramente te sorprenderás al ver esta carta, ya que hace tanto que no te escribo una, pero que mejor ocasión que esta. 
Quiero decirte también que, aunque tú pienses que ahora que ya no estás tan joven como antes yo he dejado de pintarte, estás muy equivocada. Sigues siendo mi musa, mi inspiración y no hay nadie capaz de hacer que me entren ganas de pintar como tú. 
A pesar de la edad, eres toda una modelo. Una diosa, una princesa; mi princesa, y mientras tenga fuerza en estas manos, seguiré dibujándote. Aunque tú no lo sepas, tengo capturado tus mejores momentos a lápiz. Te he dibujado en todas las poses posibles y de todas las formas imaginables. Has cambiado a lo largo de tu vida, pero siempre hay algo que consigue sorprenderme. Cómo por ejemplo, las pequeñas arrugas que se forman alrededor de las comisuras de tus labios. Eso no ha cambiado. Igual que tu mirada. Sigue siendo tan penetrante, que todavía no he sido capaz de captarla del todo. Es increíble como un lápiz y un papel es capaz de reflejar parte de ti, pero como jamás podrá inmortalizar lo mejor de ti: tu esencia. Y prefiero que sea así. Eso me lo llevo yo, conmigo, para siempre. Por eso mi mejor regalo, en este día, el de tu cumpleaños, no es ni más ni menos que nosotros. Un nosotros, pero no "hasta que la muerte nos separe", no. Un nosotros para el resto de la eternidad. 
Te quiero.
                                                               Feliz Cumpleaños amor.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Dile de mi parte que mi vida sin sus besos es un puñetero infierno.

A ti que te cabreas cuando ella te reclama que la quieras un poco más, que te alejas cuando ella lo único que quiere es un poco de atención. Cuando te dice "te quiero" y no le contestas...¿A qué juegas? ¿Qué coño estás esperando para hacerle caso? ¿Por qué, si tanto la quieres, no se lo demuestras todos los putos días? No sé que es lo que estás esperando o que ostias te pasa por la cabeza cuando la ves llorar y ni siquiera mueves un puñetero dedo para abrazarla. Cuando vienes y me dices que estás hasta los cojones de sus celos y de sus ganas de pasar tiempo contigo, me entran ganas de pegarte un puto puñetazo y romperte esa maldita cara de gilipollas que tienes. La vas a perder y luego te vas a arrepentir todos los días de tu maldita existencia. ¿Qué como lo sé? Porque yo también era un maldito ignorante y un completo subnormal. Ella estaba ahí, para mí todos los días, esperando a que le diera un beso a que la llamara o a que simplemente le sonriera. ¿Sabías que hacía yo? La ignoraba. Cuando se enfadaba con solo decirle "ven" ella venía. Me adoraba. Pero hasta el corazón más enamorado se cansa de sufrir. Y ella se cansó de mí. Se fue cuando menos lo esperaba y yo, que la quería, la quería más de lo que imaginaba, me encerré en mi mundo. Me hartaba de porros todas las putas mañanas con tal de evadirme de mi vida. La seguía a escondidas y descubrí que, sin mí, sí que podía. Era más feliz sin mi que conmigo y me sentí lo peor del mundo. Poco después descubrí que había conocido a otro. Otro que yo conocía...Otro que no es, ni más ni menos, que tú. Tú que tienes la maldita suerte de tenerla para ti y de hacerla tuya todos los días. No te guardo rencor por llevártela, porque tú no me la quitaste. Yo la perdí. Vienes a mí pidiéndome consejo o quejándote de ella sin ni siquiera imaginarte cuanto la amo. Cuánto la he amado y cuanto la seguiré amando. No la he olvidado y tampoco creo que pueda. Ella ya ha sufrido mucho por mi culpa, no se merece que tú, un completo imbécil por lo que veo, le haga más daño.  Vuelve ahora mismo con ella y pídele perdón por todo lo que le has hecho y por todos esos malditos momentos de soledad que ella pasa. En tu perdón, que vaya un poco del mío. Que cuando te perdone, involuntariamente, me esté perdonando a mí también. Porque te va a perdonar. Porque te quiere. Porque tú la escuchaste cuando yo la ignoraba.  Tú la abrazaste cuando yo huía de sus momentos de soledad. Tú te la ganaste y es justo que sea tuya, pero, te lo juro por todo lo que quiero, cómo la vea otra vez sola, llorando y sin ganas de sonreír, te parto la cara. Con que yo le rompiera el corazón tuvo suficiente. Yo ya he asumido que no me la merezco y que todo esto me lo he buscado yo solito. También pienso que tú tampoco te la mereces, pero mientras sea feliz a tu lado, me doy por satisfecho. Ve, búscala y hazla reír que yo ya no puedo. Dile que es una princesa y el brillo de sus ojos azules llegará a la luna. Cuando agache la mirada y sonría tímidamente mientras se atusa el pelo, sabrás que es tuya. Ella nunca te hará daño por mucho que tú se lo hayas hecho a ella, jamás te hará dudar de su amor, porque ella nació para amar. Y para ser amada. Así que corre que todavía no es tarde. Corre y recuerda que ella es una joya. Siempre será superior a nosotros dos, completos malnacidos, que solo sabemos quejarnos.
Hazla feliz por mí, que mientras ella sonría, el resto del mundo me importa una mierda.

domingo, 14 de octubre de 2012

Sueña conmigo.

Ahora mismo estaba pensando en la famosa frase de "Tú y yo a tres metros sobre el cielo" cuando me he tropezado de repente con una sonrisa tonta y he pensado en otra mejor: "Tú y yo mucho más arriba del cielo" pero está demasiado vista. Y sin quererlo, me he encontrado con una mucho más bonita que todas esas. Por lo menos para mí. 
"CADA VEZ QUE SUEÑES, YO ESTARÉ SOÑÁNDOTE" y me ha recordado a tus besos en la frente mientras me quedo dormida en tus brazos pensando que estás ahí y que cuando me despierte seguirás conmigo. Esa frase me recuerda a ti. A tus abrazos mañaneros y a los nocturnos. He pensado que he estado equivocada. Me he equivocado contigo desde el principio y quizás por eso, hasta ahora no he sido capaz de mirar de verdad. De volverte real. Quiero que seas tú. Quiero que estés conmigo a pesar de lo que digan y que la gente desaparezca y que por una vez en nuestra vida podamos hacer lo que queramos. 
Estoy acostumbrada a ti y aunque parezca mentira, a pesar del tiempo, todavía sueño contigo. Todavía te veo reflejado en los cristales de mi habitación...Todavía tengo aquella vieja marca de guerra que dejaste grabada en la esquina de mi cama. 
Sabes que en los tiempos de los romanos, cada vez que triunfaban en una batalla se hacían un tatuaje. Eso me ha recordado a la película esa de "3MSC" cuando ella se hace un tatuaje en la cadera con la inicial de él, como señal de triunfo. Yo no necesito un tatuaje para recordarte toda mi vida como un triunfo. No, yo tengo marcada la inicial de tu nombre a fuego en el único músculo de mi cuerpo capaz de sentir. Te tengo grabado como un amuleto en el corazón. Y de ahí, querido amigo, no se sale tan fácilmente. Déjame decirte que ahora voy a dormir y a soñar contigo, aunque dentro de unas horas te vuelva a ver, y que cuando tú duermas, yo estaré soñando contigo y contando los segundos que faltan para volver a abrazarte. 

Quiero...Quiero ser tuya.

Quiero atrincherarme en tu cama hasta que salga el sol, cada día. Quiero que seas mío en todos los tiempos posibles; imperfecto, pluscuamperfecto, anterior, presente y condicional. Quiero que me ames cada noche, que no me dejes salir del calor de tus sábanas y que tu cuerpo se convierta en mi abrigo. Quiero arrancarte gemidos que se pierdan en la proximidad de mi cuello, dejarte marcas por la piel; arañarte la espalda. Quiero jugar a perderme dentro de tus ojos, a navegar por ellos y a no encontrar la salida jamás. Quiero ser lo que tú quieras, ser tus sueños, tus fantasías y tus ilusiones. Quiero que me beses la espalda que te pierdas en ella y que me susurres al oído que no vas a dejarme marchar en la vida. Quiero que seas mi fuego, mi azufre, mi infierno particular. Quiero arder en ti y contigo. Quiero demostrarte que yo si sé quererte, que no tengo el corazón tan congelado como parece. Quiero ese sonido, el sonido que hacen las sábanas de tu cama cuando te mueves. Quiero ser la melodía de tu risa ahogada en mi oído. Quiero tu mirada pícara que hace que los latidos de mi corazón se aceleren. Quiero tus cosquillas en mi costado, tus caricias en mis piernas, tus manos en mis caderas. Quiero amarte y quiero que lo que pase fuera de las cuatro paredes que adornan tu habitación dejé de importarnos. Quiero que estés atento a mis palabras, a mis escritos porque todo esto se resume tan solo en tres preciosas palabras: Quiero ser tuya.

sábado, 13 de octubre de 2012

Mi guía, mi horizonte..

La encontré perdida, insegura, buscando su lugar en el mundo. No podría olvidar sus ojos grises, solitarios ni en un millón de años. Me miró y supe que era ella. Bueno, no lo supe, lo intuí. Estaba sentada sola en aquella fría biblioteca con un gorro azul. Hacía frío y llevaba una bufanda enorme enrollada al cuello. Tenía la nariz roja del frío y las manos blancas. No paraba de tiritar. Incluso así estaba preciosa. Os preguntaréis que como supe que estaba perdida e insegura. Sus ojos eran un libro abierto, con tan solo una mirada y una pequeña sonrisa tímida supe que ese corazón suyo había pasado por cosas terribles. 
Me acerqué a su mesa y como un tonto hipnotizado en aquellos profundos ojos grises me senté enfrente de ella. La biblioteca estaba totalmente vacía y ella estaba leyendo "La Caída de los Gigantes" de Ken Follet. Me miró y sonrío con una sonrisa sesgada capaz de llevarme a la guerra con tal de que no desapareciera nunca.
+Hola.
-Hola - me quité el abrigo y lo deje caer en la silla de al lado. Mientras sacaba mi libro le pregunté - ¿Puedo sentarme aquí, contigo? No tengo ganas de estar solo.
+Claro, yo tampoco quiero estar sola.
Tras decir esto suspiró y volvió a retomar la lectura.
-¿Vienes mucho por aquí? Es la primera vez que te veo.
+Casi todos los días estoy por aquí. Seguro que me habrás visto alguna vez, lo que pasa es que no te acuerdas.
Casi sin querer y sin pensarlo le solté el primer intento de ganarme su corazón.
-No. No te he visto en mi vida, sería incapaz de olvidar tus ojos.
Ella levanto la mirada y el rubor se le extendió por las mejillas. Me mostró la más bonita de sus sonrisas.
+Gracias. Yo tampoco te he visto nunca, no creo que me olvidara de ti tan fácilmente.
Al oír esto el corazón me dio tal vuelco que todavía puedo sentir esa sensación de ahogo en mis pulmones.
Me pasé toda la tarde hablando con ella y mirándola leer. Nunca nadie me había enamorado de esa manera.
Empecé a ir todas las tardes a esa biblioteca solo para verla. Descubrí que era una incomprendida, una fanática de las cosas raras y una auténtica apasionada de la lectura. Su corazón estaba hecho pedazos pero me puse como prioridad hacerla feliz. Casi sin darme cuenta me descubrí haciéndola sonreír y dejándome la piel por una sola de sus sonrisas. No sabéis como le brillaba la mirada cada vez que la hacía reír. No os podéis imaginar lo que sentía cuando me agarraba la mano o cuando conseguí su corazón. Nunca jamás dejé que nada la hiciera sentir mal. Acabé con todo y con todos los que intentaron hundirla y me convertí en lo que ella me consideró: su héroe. Era una verdadera friki y una gran soñadora y siempre me decía que yo era el príncipe que la rescató de las manos de los monstruos que no la dejaban vivir. Siempre conseguí que sonriera y he de decir que todas sus sonrisas son espectaculares, pero nunca ninguna será tan maravillosa y tan espléndida como la que me regaló el día de nuestra boda tras aquel "Sí, quiero" Juro que en mi vida he visto nada más bello que ella sonriendo. Y juro que jamás dejaré que deje de sonreír. 
+Estaba perdida, desorientada. No sabía que camino tomar ni a dónde dirigir mi vida...Entonces apareciste tú. Recuerdo que cuando te sentaste a mi lado en aquella biblioteca y sonreíste, el mundo me pareció un lugar mucho más bonito y vi en ti todo lo que andaba buscando. He encontrado mi lugar en el mundo y es aquí, a tu lado. No me importa dónde estés pero prometo vivir siempre a la sombra de tu corazón y llamarlo hogar. No sé como agradecerte todo lo que has hecho por mí, de verdad. Te quiero, eres tan maravilloso que yo...
-Quiéreme.
Y fue mía. Y es mía. Y seguirá siendo mía. 
Puedo garantizar algo y es que nada podría ser más maravilloso y más perfecto que sentir que perteneces a un lugar, que encontraste tu sitio. 

jueves, 11 de octubre de 2012

Las páginas de este libro ya duelen demasiado...

Un día, la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir. Un día, me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad. Un día, me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y que hay que hacerse cargo de los actos. 
A veces es necesario dar la vuelta a la página y empezar de cero, aunque cueste y duela. 
Recuerda, el mejor guerrero no es el que triunfa siempre, sino el que vuelve sin miedo a la batalla.

miércoles, 10 de octubre de 2012

A veces querer no es poder.

Hoy tenía muchas ganas de escribirte, aunque estés en la distancia y, seguramente, esto no lo llegarás a leer jamás. Empezaré diciéndote que te echo de menos, que aunque no me creas, eres y fuiste una de las grandes maravillas de mi vida. Me transformaste, pero no para mal. Me transformaste para bien, para mucho mejor. Dejé de ser aquella niñata mimada, caprichosa, malcriada y senté la cabeza de una puta vez aunque, lamentablemente, te fuiste demasiado rápido. Me duele que una de las grandes razones de tu partida haya sido por mi maldito miedo al compromiso, por asustarme de lo que estábamos sintiendo, de todos esos momentos. Nunca he tenido nada serio; tampoco lo pretendía. Tú con tus"para siempre" y con lo de "tú serás la madre de mis hijos" y yo con eso de "te quiero para una noche" . Malditos sean mis miedos, culpables de mi corazón hecho pedazos y maldita la botella de vodka que me hace verte. No sé porqué pero llevo sintiendo que tú también me necesitas desde hace unos días, principal razón por la cual me abro el corazón y escribo todo lo que estoy sintiendo. No sé cuanto he hecho por olvidarte pero todo ha sido inútil. Puedo jurarte que cuando mejor me encuentro, cuando dejo de pensarte por una milésima de segundo, miro hacía la barra de la cocina y te veo tomándote el café de las 8:20 como cada mañana, y se me congela el alma. Otro trozo de mi corazón que se me desprende lentamente provocándome heridas mucho más dolorosa que las anteriores. Hay días que salgo a comprar y paso por delante de la cafetería dónde nos conocimos y todavía me parece verte con tu jersey de cuello vuelto azul mar mientras esperas a que se te enfríe el café. Es tan frustrante no poder terminar de olvidarte, pasar frío por las noches porque no ha habido brazos capaz de abrazarme como tú lo has hecho. Siento que no encajo en ningún otro pecho, y lo peor no es eso. Lo peor es que estoy empezando a olvidar como eran tus tonos de voz, cuál era tu canción preferida o incluso el tacto que tenían tus labios, y cada vez que siento que olvido algo tuyo, otro trozo de ti se desprende de mi alma. Temo el día en el que no recuerde tu nombre, tus ojos, tu sonrisa. 
Hace poco me llegaron noticias tuyas. Te casaste. Con otra. Otra que no soy yo. Otra que te abrazará por las noches y que te preparará el café cada mañana a las 8:20. Otra que podrá hacerte feliz por mí y a la que la palabra BODA no le asusta. Solo espero que seas feliz de verdad, como te mereces. 
Me maldigo cada vez que pienso que podría haber sido yo la que llevará tu anillo en el dedo si no hubiera salido corriendo cuando me lo pediste, dejando tu orgullo tirado por el suelo al llamarte loco. Pensé que no estaba preparada para dar semejante paso, pero ahora que lo pienso, sí que estaba preparada. No entiendo cómo podía haberme asustado al pensar en una vida a tu lado, habría sido maravillosa. Aunque siendo sincera lo que más coraje me da de todo es que me di cuenta antes de que te marcharas. Me di cuenta de que estaba siendo tonta y que lo que realmente quería era pasar mi vida contigo. Para siempre. Llevar tu anillo, ser la madre de tus hijos, de nuestros hijos...Pero llegué tarde. Cuando quise decirte todo, tú te adelantaste y me dijiste que te marchabas. Habías conocido a otra; otra que hoy es tu esposa. El mundo se me vino encima, y hoy, un año después, siento que me quieres. Es irónico, ¿no crees? Porque te quiero para una noche, y luego otra. Te quiero todas las noches de mi vida y eso me hace pensar que antes era yo la que te huía y que cuando abrí los ojos fuiste tú el que huiste. La vida da demasiadas vueltas.

domingo, 7 de octubre de 2012

Tengo ganas de ti.

Es el momento de escribirte lo que nunca fui capaz de decirte, aunque sea tarde, escribir lo que ha sucedido en una carta que no te voy a mandar. 
Que no vas a recibir nunca. Que como tú me enseñaste, cuando acabe de escribirla la quemaré, los sentimientos se pondrán a arder, y ese dolor...¿cómo era?.... Ah, sí, ese dolor no se te queda tan dentro.  Esta vez solo quiero ser claro. Sería una imbécil si no gritara que me he equivocado, desde el principio, contigo.
He intentado avanzar sin apartar antes las cosas me lo impedían, agarrada al pasado, mirando hacía atrás, queriendo olvidar pero sin parar de recordar, empeñada en quedarme ahí. Que locura, ¿no? En medio de un lado y del otro, sin perdonar, sin perdonarme, sin avanzar.  
¿Dónde está el secreto del futuro? Puede que este en fijarse bien, en avanzar, mirar más de cerca. Más. Tan cerca que lo borroso se vuelve nítido, se vuelve claro. Solo hay que dejar que las cosas pasen...Y ahora lo tendría claro, aunque ya no depende de mí.


FUCK YOU SOCIETY.

No es fácil ser la fea del baile, la marginada, la rara. No, no es fácil, pero vosotros lo hacéis mucho más difícil. Decidme, ¿qué se siente? ¿qué se siente haciendo daño, humillando? He intentando entenderlo, buscarle el lado divertido a lo que hacéis. Siento deciros que no lo encuentro. ¿De verdad os parece divertido hacerle la vida imposible a alguien? Corazones de hielo es lo que la mayoría poseéis. Vuestras humillaciones no solo afecta a la persona en concreto a la qué hacéis daño. También afecta a la gente de su alrededor. 
Conozco una historia. No es una historia bonita, no tiene final feliz, pero os la contaré igualmente para que podáis observar el efecto que la sociedad está causando.

Ella era bonita a su manera, era rara y bastante peculiar. Lo que la sociedad llamaría un despojo por ser totalmente diferente. Todo el mundo se metía con ella, hasta un punto en el que llegó a tener la moral a ras del suelo. Todo lo que quería era desaparecer hasta que un día alguien se enamoró de ella. Alguien que podría haberle cambiado la vida, que podría haber conseguido cambiar todas esas lágrimas por sonrisas. Él era popular, alguien al que las chicas le sobraban. De los que chasquean los dedos y todas se tiran a por él. Él, que podía tenerlo todo, se enamoró de la chica de la última fila, la solitaria. La de los cascos a todo volumen, la perdida entre sudaderas demasiado grandes. La de los ojos marrones, la antisocial. 
No encajaba de ninguna manera y ella se asustó. No estaba acostumbrada a que la quisieran y mucho menos él. Nunca le había hecho daño, pero tampoco quería arriesgarse, ¿y si se estaba burlando de ella? ¿Y si sólo quería destrozarla? No iba a permitir eso. Estaba cansada de pasarlo mal.
Cansado de verla sola, un día se acercó a ella mientras escribía en un folio.
+¿Por qué estás siempre sola?
Levantó la cabeza y dejó de escribir.
-¿Por qué me habéis dejado siempre sola?
+¿Nosotros? Eres tú la que te marginas.
-¿Para qué quieres que me acerque? ¿Para tener otra escusa para que os metáis conmigo? No. Soy demasiada rara para vosotros, demasiado diferente.
+Yo no pienso que seas rara. - Dice y le coge la mano que tiene encima de la mesa. Ella al sentir el contacto de su mano, aparta la suya como si se hubiera quemado.
-Déjame tranquila.
+Eres preciosa a tu manera, si el mundo no quiere verlo, pues que le den. A mí me encantas ¿no te das cuenta?
Ella levanta la cabeza como movida por un resorte y en sus ojos marrones se puede ver claramente todo el daño que la sociedad le está causando.
-¿¡Te crees que soy tonta!? Lárgate, no pienso permitir que un niñato como tú juegue con mis sentimientos y me haga creer en cuentos para luego hacerme más daño delante de todo el mundo. Olvídate y déjame en paz de una puta vez. 
+Yo no pretendo hacerte dañ...
-¡Que te pires! No quiero saber nada. ¡Largo!
Ella se vuelve a colocar los cascos y se evade del mundo.
Pero esto no quedo aquí, tanto insistió él en demostrarle que la quería y que no quería hacerle daño, que haya terminó por creerlo. Pero sin embargo nunca le permitió que se le acercara y cada vez que él intentaba de nuevo convencerla de lo contrario, ella le rehuía. 
-Mira, no sé lo que habrás visto en mí, pero olvídate. No soy buena para ti. No soy buena para nadie. ¿No te das cuenta de que sí la gente te ve conmigo te van a calificar de lo mismo que a mí? No quiero cargarme la vida de nadie ni verte pasar el mismo infierno que yo.
+Me la suda la gente. Quiero estar contigo. Te quiero...
A ella que nunca le habían dicho un "te quiero" en su vida, se asustó al escucharlo.
-Por favor, aléjate de mí. Es lo mejor para los dos, entiéndelo.
Queda decir que él siguió intentándolo pero nunca consiguió hacerle cambiar de idea. Cada vez que intentaba en convencerla de lo contrario, ella volvía a escapar a su pequeño mundo y se volvía a colocar su coraza anti-sociedad. Terminó llegando el día en el que todos acabaron sus estudios y se marcharon. Él no volvió a verla jamás, aunque le quedo bien claro el daño que la sociedad puede causar en una persona inocente. Se volvió bastante defensor con esos temas y nunca permitió que delante suya trataran mal a nadie.
Ella por su parte dejó de ser una antisocial, dejo de tener las etiquetas con las que había cargado la mayor parte de su vida, pero cada vez que algún chico intentaba acercarse a ella, entablar conversación, ella huía. No quería volver a sufrir y terminó siendo la mala de la película. Terminó haciendo daño a todo lo que tocaba y si bien, no le volverían a hacer daño, nunca jamás sabría lo que es amar de verdad, ya que jamás consiguió enamorarse.

No sé lo que podéis sacar en claro de esta historia. A algunos os parecerá un extremo pero siento deciros que esto está pasando. Esto ha pasado. Es la pura verdad. Está es la sociedad en la que vivimos y en la que, si no hacemos algo pronto, vivirán nuestros hijos. Pensadlo por un momento y poneros en la piel de las personas afectadas. Decidme ¿os gusta? Estoy segura de que no. 
Antes de abrir la boca para hacer daño, aunque sea sin mala intención, pensar bien lo que estáis diciendo.


   


viernes, 5 de octubre de 2012

Le pongo final al punto.

Antes de entrar cierro los ojos, respiro hondo y los vuelvo a abrir. Abro la puerta y entro en el salón con paso decidido. Segura de mí misma, aunque no lo estoy en absoluto. Ahí está, sentado en el sofá, como siempre. Camino deprisa y me siento a su lado. Por última vez.
-Tenemos que hablar - le digo mirándolo.
Él sigue mirando la tele como si yo no estuviera. Cómo si no existiera. Como siempre, no sé como no me he dado cuenta antes.
-En serio, es importante - cojo el mando de encima de la mesa y apago el televisor.
+Espero que lo sea de verdad.
Se gira hacía mí y en sus ojos verdes veo todo lo que he sido. Toda esos años a su lado. Todos los sueños que se quedaron en el camino, nuestros besos, nuestras caricias, nuestras noches, nuestras risas y de pronto, soledad. En esos ojos hay soledad, la misma que sentía yo. Se refleja el agobio y al mismo tiempo, el amor. Me voy poniendo blanca y la voz se me atraviesa en la garganta. Soy incapaz de hablar.
+¿Qué querías? - él no sospecha nada y se enfada - ¿Para eso me quitas la tele? ¿Para estar callada y no hablar? ¿Qué es eso tan importante que no podía esperar? Siempre igual, eres una pesada no entiendes nada...
-Hay otro.
Lo suelto de sopetón. Sin miramientos, sin pena. Lo digo y ya. Neutra.
Él calla y se queda mirándome. Por un segundo sus pupilas se dilatan y se refleja el desconcierto, pero solo dura un segundo. Cuando vuelvo a mirar, sus ojos solo reflejan dolor e indiferencia. 
+¿Otro? - Pone cara de perdido, agacha la mirada y me mira a los ojos - Supongo que si hay otro quiere decir que has estado con él.
-Sí.
+Y no ha sido un simple beso, ¿verdad?
Agacho la mirada y me muerdo el labio inferior, como hago cada vez que me da miedo algo.
-No.
+Supongo también que esto es un final, que me estás dejando.
-Creo que sí.
+¿Crees? - de repente se levanta y empieza a chillar - ¿¡Crees!? Te has follado a otro y vienes diciéndome que crees que esto es un final. Te he regalado diez años de mi vida. ¡Diez años! Se dice rápido, pero hemos vivido demasiado, ¿cómo has podido hacer algo así? ¡Claro que es un final!
Me quedo sentada y lo miro. Dios, ¿cómo se puede apagar así el sentimiento? ¿Cómo he sido capaz de mandar diez años a la mierda? Lo peor es que no me arrepiento, ¿cómo podría no haberlo hecho?
-Es un final. He venido con toda la intención de ponerle fin a todo esto - No levanto la voz, incluso tiene que volver a sentarse para escucharme - De todas formas, ¿tú piensas que estábamos bien? Ni siquiera hablamos. No hay comunicación y a fin de cuenta, esto no es amor. 
+Yo si te quiero. Incluso después de esto soy capaz de perdonarte...
-No quiero que me perdones nada, porque no te estoy pidiendo perdón. Ni siquiera me arrepiento porque...porque yo no te quiero.
Mis palabras caen como agua fría en él. Se queda rígido y me mira fríamente. No parece el mismo. Espero lo peor, pero sin embargo lo único que hace es mirarme como si no me conociera.
+¿Cuánto hace que no me quieres?
No esperaba esa pregunta pero la respuesta me viene a la cabeza incluso antes de pensarla.
-No lo sé. Me di cuenta anoche después de haber estado con él.
Puestos a ser sinceros, mejor contar toda la verdad de un tirón.
+¿Quién es?
-Alguien. Alguien capaz de entenderme y de dedicarme tiempo cuando tú solo te preocupas del partido de fútbol que se emitía cada noche. Alguien con unos profundos ojos azules que me ha hecho sentir lo que no había sentido en años. Me entiende, me comprende y me valora.
+Me dejas para irte con él ¿verdad?
No tenía respuesta para esto pero mi corazón decidió por mí antes que mi mente.
-No.
Él me mira extrañado, confuso.
+¿No? ¿Por qué? No te entiendo.
-Nunca lo has hecho. No voy a irme con él porque no estoy enamorada de él. Tampoco de ti. Lo pasamos bien pero no estoy dispuesta a estar con él. Quizás no nos volvamos a ver nunca más.
+¿Y me estás dejando por alguien a quién tal vez no volverás a ver?
-De todas formas lo nuestro estaba muerto. Entiéndelo.
Él se queda callado y cuando vuelve a mirarme sus ojos ya no son los mismos. El verde de sus ojos ya no desprenden la misma luz. Me quiere, pero yo a él no y eso lo está matando.
+Supongo que esto es una despedida.
Se acerca y me abraza. Me quedo paralizada y lo único que puedo hacer es respirar hondo y aguantar las ganas de llorar.
-Supongo que sí - respondo con la voz rota, sin soltarlo.
+Que seas feliz. Sin rencores. Ojala encuentres a alguien y te enamores para siempre de él y puedas vivir tu vida a su lado. 
-Yo espero que la vida te trate mejor de lo que lo he hecho yo. Mucha suerte y que te vaya bien.
Me separo de él y sin mirarlo me quito el anillo y lo dejo encima de la mesa. Musitando un "ya vendré a recoger mis cosas" salgo de nuestra casa. De esa casa que ayer dejo de pertenecerme. Voy al banco y retiro todo mi dinero. 
No sé a dónde voy a ir pero esta noche me voy de la ciudad. Es arriesgado, lo sé, pero quiero comenzar de cero y sé que aquí no podré. Tal vez me vaya a la otra punta del mundo con tal de escapar. Creo que no volveré a ver a ninguno de los dos. Les he puesto fin a los dos, ya que ninguno me podía hacer feliz. 
Quizás el amor no sea lo mío y estoy perdiendo el tiempo. 


jueves, 4 de octubre de 2012

Sangre de unicornio.

Supongo que has oído hablar de los unicornios. Sí, esos animales parecidos a caballos pero que tienen un cuerno en la frente. Son preciosos e increíblemente fuertes. Son imaginarios, fantasiosos. Mitológicos. No existen ni existirán, aunque a mí me encantaría. Pero lo más increíble de estos seres es su sangre. La sangre de un unicornio es capaz de curar cualquier herida e incluso, alargarte la vida. 
Digamos que tú eres como un unicornio. Sí, un unicornio fuerte, precioso. Grande, maravilloso y en ocasiones, mitológico. 
Digamos que tu sangre podría conseguir renovarme la vida, digamos que podría ser otra si la bebiera. Digamos que mi vida se alargaría, y no me iría tan rápido como por desgracia me iré. Pero nunca te haría daño. Ni por una sola gota, aunque eso significará mi salvación. Me alegra saber que lo hemos intentado todo, que si me voy, me voy sabiendo que alguien ha sido capaz de amarme de todas las formas posibles, incluso al filo de la muerte. Ojala existiera la sangre de unicornio...Ojala pudiera vivir contigo una larga vida. Ojala no nos hubiera tocado a nosotros, pero de todas formas, gracias por haber hecho todo lo posible por salvarme. Gracias, de verdad.
                                                                                                     Tu Oscuridad.




Tal vez haya llegado demasiado tarde, o tal vez no funcionó. He buscado el remedio, nuestro remedio a todo esto por cielo, mar y tierra. Siento decirte que no lo he encontrado. Quizás tú tengas razón y la sangra de unicornio te pueda salvar. Si soy un unicornio como tú dices, tal vez pueda ayudarte. Déjame intentarlo. No quiero vivir aquí sin ti, sería demasiado...demasiado oscuro. Siempre hemos dicho que yo era la luz, tu luz y que tú serías la oscuridad, mi oscuridad. Porque ¿qué es la luz sin la oscuridad? Si la sangre de unicornio existiera iría al fin del mundo a por ella sin importarme nada. Pero no existe. En su lugar, he traído esto. El unicornio quiere ayudarte y su sangre va dentro de este pequeño frasco. Sé que es una frikilada y una cusilería, pero déjame intentarlo. Si te vas quiero que lo lleves contigo. Colgado de ti. Mi sangre contigo para el resto de la eternidad. Estoy seguro de que si existen otra vida, ya me buscarás y lo volveré a encontrar. Entonces sabré que eres tú y que serás mía siempre. Es una especie de amuleto, nos unirá incluso después de muertos. Te quiero. Nunca te lo he dicho, porque nunca he estado cien por ciento seguro, sabes que soy raro. Pero ahora si lo sé. Te quiero y no sé como podría estar sin ti, como podría volver a todos esos lugares sin estar agarrado de tu mano. Es una puta injusticia, y si te mueres, que mi alma muera contigo.
                                                                                                             Tu Luz.



(Tanto el frasco de la sangre de su unicornio que ella llevo colgado de su cuello, como la carta que sujetaba entre sus manos, fueron enterrados con ella. Cada domingo él trae a su tumba un ramo de rosas rojas, sus favoritas. Incluso después de un montón de años él ha seguido hiendo a su tumba. Nunca la olvidó, aunque si que se enamoró.)