No pienses que voy a olvidarte, pequeñajo. Es imposible olvidar tu sonrisa y tus ganas de jugar a cada segundo. Lo que nunca te he dicho es que cuando venías a mi cuarto con ese: "el saltamontes echa de menos a la luciérnaga" a mí se me alegraba la vida. Me has ayudado a pasar por muy malos momentos sin ni si quiera darte cuenta. Eres pequeño, pero a la vez, eres grande.
No creas que no vas a saber de mí. Prometo mandarte una carta cada mes, hasta que podamos reunirnos de nuevo. Por el momento tienes que esperar.
Y una última cosa, ¿te acuerdas de nuestros "secretos"? Bueno, pues me gustaría que este fuera uno de ellos. Quiero que esta carta y todas las que te lleguen las escondas lejos de casa. No le digas a nadie que te estoy escribiendo o que sabes dónde estoy. No te preocupes por mamá y papá ellos tienen otra carta, aunque no tan especial como la tuya. Eres el único que va a saber donde estoy. Así que recuerda, silencio.
Te quiero. Te quiero mucho saltamontes.
Despídete de mí y deséame suerte, porque la voy a necesitar.
No me olvides, que yo no te olvido nunca.
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