Es el mundo de puntillas, es la vida cogiendo carrerilla. Es la sonrisa contagiosa, esos pequeños detalles que nos hacen ser felices... Son mis ganas de vivir, tus ganas de seguir, son nuestros sentidos con mono de sentir. Son besos que atraviesan, cuerpos que se cruzan. Es la piel de gallina y mi ceguera repentina.
Son vaqueros desvestidos, susurros convertidos en cuentos para niños.
Por pedir, pido veinticuatro horas a tu lado en las que nos de tiempo a todos menos a perder el tiempo.
Por pedir, pido que me baste ese día para convencerte de querer estar conmigo para el resto de tus días. Por pedir, pido que exista un preciso momento, en el que se te escape un beso cuando menos te lo esperes, y cuando más lo lleve esperando yo.
Por pedir, te pido en una tarde lluviosa, dentro de una casa sin gente, sobre un sofá sin cojines, enfrente de mi película favorita... Bueno, sí quieres enfrente de tu película favorita... bajo una manta que haga de telón tras el que actúen nuestras manos; marionetas manejadas por los verdaderos sentimientos. Me pido entonces tus dedos acariciando mi brazo, y mis cosquillas jugando al escondite con ellos. Por pedir, pido dar un paseo al mismo paso, frenarnos en seco de repente, y mojarnos los labios sin que nos vea la gente. Pido, mientras caminamos por cualquier calle, llevarte y traerte al contarte cualquier estupidez, agarrando con mi mano tu brazo, y tu risa fuese la mejor de mis melodías, y que en un intento por no dejarme ir, me hagas perder todo menos la sonrisa. Por pedir, te pido a ti, para siempre.
Recuerdo que hace años alguién me dijo que debo tener cuidado cuando se trata de amor. Yo lo hice. Era tan fuerte mi ilusión, un gran error. Fue un descuido, se me olvidó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario