domingo, 28 de abril de 2013

Por hacernos el amor como locos.

Por tu sonrisa. Por tus ojos. Por el amor y todas esas drogas. Por cuando apareciste aquel día, cambiándolo todo. Por vivir contigo. Por no dejarte dormir. Porque tú no me dejes a mí. Por perderme en la comisura de tus labios. Por destrozar la cama. Por romperte las medias. Por romperme por dentro cuando no estás. Por empotrarte contra la pared cada vez que te muerdes el labio. Por perder los estribos cuando me acaricias. Por oírte gemir cada puta madrugada. Por ese suspiro que se te escapa y que yo me muero por aprisionar para siempre en mi memoria. Por el sonido de tu risa. Por las veces que mueves el pelo y me desorientas. Por acariciarte bajo la mesa. Por desayunarte, almorzarte, merendarte y cenarte. Por destrozarnos los labios. Por arreglarnos la vida. Por tus miradas de peligro. Por matar por ti. Por morir por ti. Porque me arañes la espalda y me muerdas el hombro. Por perderme en tus clavículas. Por saberme de memoria todos tus lunares. Por ver tu culo andar por mi pasillo. Por desnudarte sin prisas. Por desnudarte a mordiscos. Por el efecto demente que me causan tus piernas.  Por hostiarme al llegar a tus caderas. Por vivir ebrio de ti. Por necesitarte como una droga. Por ser mi tipo perfecto de heroína. Por ser mi reina. Por ser mi ruina. Por ser mi salvación. Por ser mi condena. Por ser tu esclavo. Por ser tu dueño. Porque seas mía. Porque eres mía. Por despertarte a besos todas las mañanas. Por darte las buenas noches a golpe de cadera. Por las veces que nos bebimos a sorbos la luna. Por las noches en vela, pensando en ti. Por ser la solución a todos mis problemas. Por quererme. Por seguir ahí. Por no haber salido corriendo cuando las cosas se pusieron difíciles. Por no abandonarme cuando estaba insoportable. Por ti. Siempre por ti. Por mi. Por los dos. Por un nosotros. Porque te quiero.

viernes, 26 de abril de 2013

Por destrozar todas las camas del planeta. Contigo, por supuesto.

Nunca he sido de ambicionar todo, es más, me conformo con aquello que me hace feliz. Nunca he pedido más de la cuenta, ni si quiera voy por la vida exigiendo cosas imposibles. Pero, eso sí, tenía muy recias mis convicciones y si algo tenía claro es que si tuviera que morir ahora mismo, no iba a poner resistencia. Es más, me dejo matar, pero con la única condición de que el que me mate seas tú. Y que me mates mientras estás enredado en mi pelo, mientras te hundes en mí, mientras me muerdes el labio y me suplicas que te mire. Mátame en ese momento mientras estoy indefensa. Mátame ahí que será en el único momento que seré tuya completamente. 
Quizás te parezca una idiotez, una declaración de amor demasiado radical. Una ida de cabeza de una niñata consentida. 
No me importa, esta niñata se muere por morir bajo tu cuerpo, porque lo último que vea sean tu cuerpo, tus ojos negros. Y que le follen al mundo mientras tú me estés follando a mí. Que le den a los putos prejuicios, a todos esos que dicen que el amor mata. Que les den a todos que yo muero por morir a tu lado. 
Que sabrán ellos. Qué coño sabrán si no te han visto morderte el labio, si no te han escuchado suplicarme un poco más, si no tienen ni idea de lo jodidamente irresistible que estás cuando me aprisionas contra la pared. 
¿Morir por amor? No os confundáis. Amor, sí, pero más bien sería morir por la lujuria. 

domingo, 21 de abril de 2013

Es una pena, lo sé, pero es así.

Sabes que terminó cuando te has releído más de cincuenta mil veces esas cartas que un día te hicieron llorar de felicidad y que hoy, solo te sirven como prueba de que existió, de que fue real, que no fue un sueño.

miércoles, 10 de abril de 2013

Maldita dependencia de ti.

Maldigo todas esas noches en vela pensando en todo y, al mismo tiempo, en nada. Maldigo mi suerte cuando estás cerca y mi mala suerte cuando estás demasiado lejos. Maldigo mis días mirando la pantalla del móvil esperando una llamada, un mensaje, algo que me diga que te acuerdas de mí. Maldigo mis impulsos y mis suspiros perdidos entre tus labios. Maldigo todas esas veces en las que bailando perdí el control, la razón y la puta responsabilidad. Maldigo los días de lluvia, mojándonos en medio de la calle porque ninguno de los dos era capaz de irse sin darnos un beso más. Maldigo el calor infernal de tu cama, de tus sábanas, de tu cuerpo pegado al mío. Maldigo mi envidia hacía aquel cigarrillo que se consumía en tu boca, entre tus dedos. Maldigo aquella botella que nos bebimos en tu habitación. Maldigo mis ideas perdidas, mis alucinaciones, mi flaqueza cuando estabas tan cerca que casi podía morderte. Maldigo tus mordiscos, tus dientes clavados en mi cuello, en mi culo, en mis brazos. Maldigo aquella jodida canción que cantabas en el coche. Maldigo la parte trasera de tu coche. Maldigo mis ganas de ti cada vez que te tenía al lado. Te maldigo a ti. Te maldigo cada vez que te muerdes el labio y me guiñas el ojo. Maldigo tus ojos claros, tu sonrisa de idiota, tus manos expertas en desnudarme. Maldigo tu espalda, tus lunares y tu pelo. Maldigo tu cuerpo. Maldigo tu risa, música para mis oídos. Maldigo tu voz, susurrándome "te quieros". Maldigo aquellas discusiones tontas, aquellos besos apasionados, aquellas caricias furtivas bajo las sábanas. Maldigo las camas que probamos, tu coche, el escritorio, la pared, el sillón, la mesa de billar, la cocina, el baño, la ducha y todas las superficies que pervertimos con nuestros encuentros desenfrenados. Maldigo todos los días que pasamos juntos y todos los que pasamos separados. Maldigo mis celos y maldigo los tuyos. Maldigo este jodido sentimiento que a veces me mata y otras me hace vivir. Me maldigo a mí misma por sentirlo y por amarte de la manera más irracional que existe. Te maldigo porque me tienes atadas de pies y manos. Te maldigo porque soy tan tuya que no me reconozco. Jodidamente tuya. Te maldigo porque me siento vulnerable cuando te marchas, cuando tengo que conformarme con intuir que me quieres. Te maldigo porque puedes destrozarme y dejarme tan hecha polvo que ni uno de los tuyos podría recomponerme. Te maldigo mil veces y aún así daría todo lo que tengo por poder maldecirte todos los días de mi vida.