viernes, 29 de marzo de 2013

No quiero pasar por tu vida como las modas.

Los ojos cerrados, la música de fondo, tú ahí y yo aquí, mordiéndome el labio. Entonces pienso en todo eso que decían todas aquellas bocas que en su día me parecieron mentira, que el tiempo es una trampa, que el amor es un salto mortal y que si encuentras a alguien que merezca, tan solo un poco la pena, no la dejes ir en tu vida. Yo pensaba que lo nuestro no era más que un capricho del destino, un sentimiento fuerte, sí, pero inútil. El tiempo lo iba a borrar tarde o temprano porque no estábamos destinados...Y aquí estoy. Me trago mis palabras. Quizás no todo sea tan fácil como yo pensaba, quizás el olvidar y el amar vayan de la mano y no se puede hacer una cosa sin hacer antes la otra. Que te he amado como nadie y que lo sigo haciendo. Que no soy capaz de olvidarte y tampoco pretendo hacerlo. Que somos dos y si uno no está, el otro no existe. El amor era cosa nuestra y hacerlo se nos daba de puta madre, ¿recuerdas? Yo recuerdo todo, hasta las palabras más tontas, hasta esa primera mirada y esa última caricia. Lo recuerdo porque lo tengo grabado en la piel, en los ojos, en mi vida. 
No, no quiero que sea otro el que sustituya lo que tú sabes hacer tan bien. No, no quiero que haya nadie más que me diga que hoy estoy preciosa o que me mire como solo tú sabes. No quiero otras sonrisas de complicidad ni otras caricias fugaces bajo la mesa. No quiero más besos de otras bocas ni más sexo de otros cuerpos. No, yo te quiero a ti.
El amor es una trampa, un salto mortal y puestos a perder, mejor decirte que estoy hasta el cuello de esta mierda y que ya no quiero más, que necesito desengancharme, que debería desintoxicarme de todo esto y huir todo lo lejos posible...Pero me es imposible. Estoy total e irrevocablemente enamorada de ti. De ti y de tus defectos, de tus virtudes, tus lunares, tu mirada, tu sonrisa y de ti por entero.
Jodida, sí. Muy jodida sin ti, ¿qué hago? No se hacer otra cosa que pensar que estamos demasiado lejos, demasiado dispares, demasiado...demasiado hechos el uno para el otro. Parece mentira, pero nos separan dos pasos y tu cabezonería. Levanta la mirada del suelo y mírame. Deja de comerte las uñas y cómeme a mí. Por favor, has algo, lo que sea que yo sola no puedo.
-¿Te acuerdas de la primera vez que nos vimos? ¿Te acuerdas de aquella mirada de entendimiento que tuvimos? ¿Te acuerdas de la sonrisa tonta cuando pensábamos lo mismo? Yo sí. Me acuerdo de todo eso y no quiero perderlo. No quiero perderte a ti. Tenías razón. Estamos hechos para querernos, para estar juntos toda la vida y, sí hay más vidas, juntos también. Yo...te necesito. No sé, me sobra todo sin ti. Te echo de menos y eso que estás aquí. Mírame y dime que tú sientes lo mismo, dime que me quieres y que me necesitas tanto como yo a ti. Dímelo, necesito escucharlo, necesito saberlo.
+Nunca he sido alguien aficionado a expresar mis sentimientos. No me gusta hablar de amor, no me gustan las cursilerías. No me gustan nada. Lo único que puedo decirte, es que te echo de menos. Te echo de menos cuando no estás porque te quiero. Te quiero como nunca he querido a nadie, y dudo que algún día pueda llegar a querer a alguien tanto como te quiero a ti.
Y valoré aquellas palabras como si de un poema de amor se tratara, como la declaración de amor más preciada y más romántica del mundo fuera. Porque para mí si que lo era.


   

domingo, 17 de marzo de 2013

He pasado la vida sin saber que te esperaba.

Lo guapo que estás cuando duermes, cuando me abrazas fuerte, muy fuerte, temiendo la hora en que cada uno tenga que volver a su vida. Temiendo al amanecer, a que no sepamos cuando volveremos a vernos, cuando volveremos a perdernos en nuestros besos. Cierro el puño y arrugo las sábanas. Las lágrimas se me agolpan en los ojos y los cierro, haciendo hasta lo imposible por no llorar, por no pensar en las despedidas, en que mañana estarás durmiendo con ella en vez de conmigo, en que ella te dará todos esos besos de buenos días y de buenas noches que yo no podré darte. ¿Por qué tenemos que vivir así? ¿Por qué conformarnos con vernos tan poco si podríamos vivir juntos para siempre? Ah, claro. Porque tú tenías una vida antes de conocerme a mí. Yo soy la intrusa en tu camino. Pero, ¿qué esperaba? Yo también tengo otra vida con otra persona que ahora mismo se estará preguntando dónde estoy. 
Cómo nos gusta jodernos la vida. Complicarnos la existencia, rompernos los esquemas. Esto esta mal. Está muy mal, joder. Deberíamos no volver a vernos nunca más. Deberíamos  regresar a nuestras vidas y olvidarnos de todo esto. Deberíamos, pero es imposible.
¿Cómo hostias podría vivir sin ti ahora que te conozco? ¿Cómo podría volver a casa, mirarlo a los ojos después de todo esto y decirle que le quiero? ¿Cómo puedo besarlo si estoy pensado en ti? 
+¿Por qué lloras? -.Me giro y lo veo ahí, mirándome fijamente. Me aprieta contra su pecho y yo me derrumbo. -. Eh, no llores. ¿Qué te pasa?
-¿Por qué hacemos esto? ¿Cómo somos capaces de volver a casa y mentirles de esta manera? 
Suspira y me levanta la cara hasta que nuestras narices se rozan. Miro las profundidades de esos ojos negros que me han marcado para siempre y veo un gran dolor reflejado en ellos.
+Lo hacemos porque es incontrolable. Dime la verdad, ¿has sido capaz de controlarte, de pensar fríamente, de arrepentirte mientras...? .-Niego con la cabeza.-Yo tampoco. Luego siempre me siento mal. No merece esto. Ni tú tampoco. 
-Pero yo...Yo te quiero. No puedo seguir fingiendo que le quiero. 
Me da un beso en el pelo y suspira mientra me abraza un poco más fuerte.
+No me quieras. No puedes quererme. No lo hagas.
Levanto la cabeza y nuestras miradas se vuelven a encontrar.
-¿Por qué? Ya es tarde. Ya te quiero. Y sé que tú también me quieres. Aunque sea solo un poco.
+No puedes quererme porque no te merezco y no te mereces a alguien tan hijo de puta como yo. Mira lo que estoy haciendo con ella. Piensa que podría hacértelo a ti también. Piensa que podría destrozarte si me das la oportunidad, que podría machacarte, hacerte trizas. Ahora mismo tienes todo lo que necesitas. Tienes a alguien que te espera y que te abraza todas las noches, aunque no soy yo. Y bien sabe Dios que me muero de ganas de ser yo.
-No creo que me hicieras más daño del que yo me estoy haciendo al estar alejada de ti y al forzarme a querer a alguien que deje de querer en el mismo momento que crucé las puertas de esta habitación hace más de séis meses. Te necesito conmigo todas las noches de mi vida. Por favor, quédate conmigo. No te vayas más. 
+Si entraste aquí es porque yo quise. Fui yo quien te pervirtió de todas las maneras imaginables y te prometió el cielo y las estrellas pensando que solo serías una más. Ingenuo de mí que ahora pienso en lo capullo que he sido y en lo jodidamente fácil que lo veía todo y me entra la risa. Te quiero. Sí, te quiero es cierto. Y por esa misma razón no voy a dejar que me des la oportunidad de hacerte daño. La voy a dejar, ella tampoco se merece  sufrir más por mi culpa. Pero voy a alejarme de ti también. 
Se me paró el corazón. ¿De mí? ¡No, de mí no, por favor! Empiezo a llorar como una niña pequeña y me aferro todo lo fuerte que puedo a su cuerpo. Por favor, no, por favor.
-¡No! Si te vas, ¿cómo narices voy a ser capaz de volver a mi vida? Tú eres mi vida. No necesito nada más. Le voy a dejar y voy a ser totalmente tuya. Confío en ti. No me harás daño. Por favor, por favor, intentémoslo.
Se quedo callado. No dijo que sí, pero tampoco dijo que no. Vi un rayo de esperanza en ese silencio. Cerro los ojos y cuando volvió a abrirlos me agarro la cara y con sus labios casi pegados a los míos, dijo:
+Me estás haciendo dudar. No soporto verte llorar, me estás matando. ¿Qué quieres? ¿Qué necesitas? Dímelo, maldita sea. Haré lo que sea para que dejes de llorar y de temblar.
-Quédate conmigo. Quédate hoy, quédate mañana y quédate siempre. No dejes que salga de estas cuatro paredes si tú no vas a salir de mi mano. Por favor, danos una oportunidad. Podemos ser muy felices. Lo se, algo me lo dice. Confía en mí. Por favor, por favor...
Apoyé mi frente en la suya y cerré los ojos. 'No te vayas, maldita sea. No me dejes sola que me pierdo, que no se vivir sin ti'
+Si te digo que estoy dispuesto a intentarlo por ti y porque te necesito más de lo que jamás he necesitado nada, ¿dejarás de llorar?
Sonreí y mi sonrisa basto para que la suya saliera también. Asentí con la cabeza y me lancé a su cuello con tanta fuerza que acabé encima suya casi sin darme cuenta. Éramos un revoltijo de manos, de brazos, de besos, de caricias, de mordiscos. Un torbellino de felicidad y de lujuria. Y de amor, claro que sí.
-Te quiero
+Te quiero.-Me susurró.

sábado, 9 de marzo de 2013

Demasiado lejos y al mismo tiempo, cerca.

No hago más que mirar las fotos y pensar, ¿qué nos pasó? ¿Qué fue lo que pudo acabar con esto? Ya no me desespero buscando una respuesta, ya no me duele el alma cuando no estás y ya ni si quiera te siento en la lejanía. Será que me he acostumbrado a este tipo de vida, yo que sé. Será que ya no busco tus ojos verdes por medio mundo, que no te veo en todos los rostros que encuentro a mi paso. No se, pero a veces pienso que es mejor así. Que si se terminó es porque no era el auténtico, el verdadero amor, el de los míticos "para siempre." 
Me da muchísima pena que tanto se fuera a la mierda por tan poco. Que no supiésemos ver más allá de nuestros problemas y que los obstáculos, finalmente, nos vencieran. Pero, ¿tú te acuerdas de lo que fuimos? ¿De todos los planes que un día tuvimos? ¿De ese final que parecía mentira? Yo sí me acuerdo de todo, de todos los momentos, de casi todas las palabras que me hicieron sentir especial, de esas sensaciones inexplicables. 
Te juro que a veces, a pesar de que mis sentimientos así ti ya no son los mismos y de que el tiempo ha conseguido mucho, todavía puedo sentir como mis propios latidos, que un día perdieron el norte, se acompasan a los tuyos. Te noto cerca sabiendo que, emocionalmente, estás a millones de kilómetros de mí. Y en esos momentos cierro los ojos y te veo tan real que incluso diría que puedo alargar un brazo y tocarte. Lo peor es que parece que nos comunicamos mentalmente, porque algunas noches todavía escucho tus buenas noches, distorsionadas con el sonido de mis pensamientos. Juraría que tú puedes sentir lo mismo, lo noto cuando cuando, casualmente, nos encontramos.
Fue una pena que se acabara así, sin más, sin que a ninguno de los dos le diera tiempo a despedirse de verdad.


martes, 5 de marzo de 2013

Con solo una sonrisa ya me dejas mudo.

¿Sabes lo que estaría bien? Raptarte en mitad de la noche, atrincherarte en mi cama, tenerte para siempre bajo mi cuerpo, que grites mi nombre, secuestrarte de por vida. Que seas mía.
¿Sabes que estaría más que genial? Que todas esas sonrisas fueran mías, mordértelas una a una y beberme tus suspiros. Que me busques cuando ya no me tengas, que mi nombre sea lo primero que se te venga a la cabeza cuando te despiertes.
No sé como lo has hecho pero, maldita sea, has aparecido de la nada y ya siento que no puedo perderte. 
Y es que no sabes la cara de imbécil que se me pone cuando te veo dormir, cuando tu cuerpo se enreda entre las sábanas de la cama. 
Ese verde de tus ojos es el que me está condenando, el que está haciendo que busque cualquier excusa para atravesar media ciudad con tal de que me mires y sonrías. Y si sonríes, te juro que me pierdo. Me saltaré los treinta escalones que me llevan a la puerta de tu casa y me sobrarán fuerzas para hacértelo ahí mismo, contra la pared del salón. Pero, ahí que ver, lo preciosa que eres, lo gilipollas que me siento cuando me rozas lo más mínimo y me descontrolo. Lo que provoca tu risa, lo que me haces sentir con uno solo de tus guiños de ojo, no tienes ni puta idea.
Tu cuello, bendita sea esa porción de tu cuerpo que me sirve de refugio cuando los días son demasiado duros sin ti, cuando no veo el momento ni la hora ni el maldito segundo en que abras esa puerta y me arroje sobre ti como si no existiera mañana.
Tu espalda y otras formas de morir de anhelo cuando te bajo la cremallera del vestido y se me nubla el mundo. Tú y tu espalda, tu espalda y tú. Me pierdo por tu clavícula, paseo mis dedos por ella. Es mía. Tú eres mía. Tengo más dudas con ella de las que nadie jamás tendrá con la luna.
Y si hablara de tu boca o de tus manos, de tus dedos o de tus ojos, me perdería. Me iría directo a ti y...que Dios nos ampare, nena.
Y mírate, tan frágil y a la vez tan fuerte, capaz de soportar cada uno de mis días malos y merecedora de todos los buenos.
Romperte las medias, rasgarte el mundo que se apaga ante la luz de tus ojos. Que me arañes la vida, me muerdas el labio y ya no sepa como deshacerme del resto del mundo que sigue su curso tras las paredes de tu casa. Tócame y te juro que de esta no sales viva. Bésame y te prometo que no llegamos a tu cama. Mírame y te aseguro que me muero de amor. Sonríeme y me arrodillo ante ti suplicando que no te alejes nunca.
Que ambos sabemos lo guapa que estás con mis camisetas, pero que como más me gustas es sin ellas. Y si paseas sin ellas por la habitación, ya no te digo lo que me encantas. Pierdo el culo por verte caminar delante de mis ojos y todavía lo pierdo más cuando te acercas y me besas.
Y que guapa que estás hoy, y que bien te sienta ese vestido, lástima que te vaya a durar tan poco puesto. 
El autocontrol no es lo mío, muñeca. Deja de marearme y ven aquí que hoy tenía pensado llevarte a las estrellas.
 
 

domingo, 3 de marzo de 2013

Corro el riesgo de acabar hasta el cuello por ti.

Quiero pensar que eres esa pequeña luz que me aleja del miedo, ese pequeño fogonazo de esperanza que se me queda prendido en el pecho cuando noto que quizás no este tan tocada y hundida como yo pensaba. Que quizás algún día pueda llegar a amar otra vez, que pueda dejarme llevar y confiar ciegamente en alguien. Quiero imaginar que podré salir de esta, que no voy a ser capaz de enamorarme de ti, que no podría pasar...pero, ¿y si pasara? ¿Y si a la reina de las nieves se le descongela el corazón y se enamora, otra vez? Entonces me alejaría. Me alejaría de ti, de mí, de todo esto que a veces me parece increíble y que otras, me da pánico. Pero, ¿lo haría de verdad? ¿Sería capaz de alejarme de ti? No quiero hacerme más daño, no quiero pasarlo mal de nuevo, no quiero sufrir de nuevo por ese maldito sentimiento, pero ¿qué hago si tú me deslumbras? Eres una de las mejores personas con las que me he tropezado pero no me convienes. Podrías destrozarme, es más, estoy segura de que si me dejo llevar más de la cuenta, acabaré estrellada contra el suelo una vez más. 
Mis sentimientos a veces me dejan vacía. Siento más de la cuenta y ahí está el mayor problema de todos.
Alejarme de ti suena muy fácil, pero hacerlo no lo es tanto. Me haces sonreír y eso, después de todos esos meses que pasé sin reír, parece mentira. ¿Cómo te alejas de alguien que te está haciendo bien pero qué, cuando menos te lo esperes, puede acabar contigo, machacarte, hundirte, dejarte sumida en la más remota inconsciencia? No puedes, o por lo menos yo no puedo. Soy fuerte, sí, pero hasta cierto punto y tú me haces ser débil. Y eso me hace sentirme indefensa...Y me da miedo. 

 +¿Me das un beso?
Te miro intentando asimilar lo que me estás pidiendo. Cuando lo comprendo, se me para el mundo. ¡Maldición!
 

sábado, 2 de marzo de 2013

Nueva etapa.

Hoy, 2 de marzo de 2013, he decidido dar una vuelta por estos últimos tres meses sin ti. Ha habido de todo, desde días malos hasta días realmente maravillosos. He de decir que me siento muy orgullosa de mí misma, de todo lo que he aguantado y de todo lo que he superado. Recuerdo cuando pensaba que no podría superarlo, que no podría vivir sin ti, que mi vida no tendría nada por lo que luchar, por lo que despertar cada mañana. Pero sí que lo había. Yo misma soy la razón más grande para luchar. La vida sin ti es, sinceramente, un poco menos rosa de lo que fue antes, pero, créeme, tengo grandes personas que convierten mis días en recuerdos inolvidables.
Hay días que hasta lo más mínimo me recuerda a ti y siento que me muero, que no puede ser cierto que vaya a vivir sin ti, pero se me pasa al segundo. Sobre todo cuando recuerdo que todo esto, toda la distancia emocional que nos separa la pusiste tú, no yo, al meter la pata tan hondamente.
Es cierto que hay momentos en que un abrazo tuyo habría arreglado muchas cosas, pero he sabido abrazarme a mí misma y darme todo ese apoyo que antes me dabas tú para salir de todo lo malo que me rodeaba. Me he levantado yo solita de todas mis caídas y ahora sí que puedo decir que no dependo de nada ni de nadie que me de "amor" para ser feliz. 
Todo este tiempo sin ti me ha servido para darme cuenta de que soy más fuerte de lo que aparento y que para hundirme hace falta mucho.
En resumidas cuentas, lo que quiero decir es muy simple: Ya no hace falta que vuelvas, ya no me muero por verte sonreír, ni por tirarme a tu cuello por un beso. Ya no me dejo el orgullo para que me perdones y me digas que me quieres. Ya no me hace falta todo eso que me dabas, ni me hacen falta tus "buenas noches" para poder dormir. 
Ya no te quiero ni tampoco me hace falta que me quieras.