viernes, 31 de agosto de 2012

Para siempre.

Mi querido sobrino:

Aunque tu madre insiste en que a ella no le sorprendió en absoluto el anuncio de tu matrimonio con ella, reconozco que yo tengo menos imaginación y soy menos lista, y confieso que para mí fue una total sorpresa.
Te ruego, sin embargo, que no confundas mi sorpresa con no aceptación. No me llevó mucho tiempo ni reflexión comprender que tú y ella formáis una pareja ideal. No sé cómo no lo vi antes. No pretendo comprender la metafísica y, la verdad, rara vez tengo paciencia con aquellos que aseguran comprenderla, pero hay un entendimiento entre vosotros dos, un encuentro de mentes y almas que existe en un plano superior.
Estáis hechos el uno para el otro, eso está claro.
No es fácil para mí escribir estas palabras. Mi hijo sigue vivo en mi corazón y siento su presencia cada día. Lloro su muerte y siempre la lamentaré. No sé decirte qué consuelo es para mí saber que tú y ella sentís lo mismo. Espero que no me consideres engreída por ofreceros mi bendición. Y espero que no me consideres estúpida por darte también las gracias. 
Gracias por permitir que mi hijo la amara primero.

jueves, 30 de agosto de 2012

Amor.

"El amor está en el aire" Eso dijo mi madre, mientras yo lloraba desconsoladamente en mi habitación hace tantísimos años. "Eres joven. Volverás a respirar ese aire celestial y volverás a sentir esas mariposas en el estómago"  Y en ese momento, cuando mi madre dijo eso y salió de la habitación pensé que se había vuelto loca. ¿Cómo podía decirme algo así? ¿Ella que sabía que mi vida, mi mundo, todo lo que yo conocía estaba relacionado con él? Él que me había hecho tanto daño y me había dejado sola cuando más falta me hacía. Tal vez la que se había vuelto loca era yo. Estaba ciega, lo reconozco, no veía más allá de mi corazón. Eso acabó conmigo. Pero, esa noche entendí muchas cosas. Entendí que yo era más fuerte de lo que pensaba. Unas cuántas lágrimas no iban a acabar conmigo. Pero seguía pensando que mi madre se equivocaba. ¿Cómo podía volver a enamorarme si había dado todo por una persona que me había fallado cuándo menos me lo esperé? ¿Cómo iba a volver a mirar a los ojos a alguien y sentir que mi vida le pertenecía? Esa noche fue eterna, la recuerdo perfectamente. Esa noche y todas las que vinieron durante ese mes. Me costó pero salí. Pero ¿sabéis? Era una cría. ¿Cuántos años tendría? ¿Dieciséis, diecisiete? No entendía el mundo por mucho que quisiera. Tenía muchas leyes y muy pocas obligaciones. Me vida se resumía a sus llamadas. Pero estaba enamorada. De verdad. Incluso ahora, después de tantos años sé que era una cría, pero una cría con las ideas claras. Sabía que las cosas no estaban bien, pero seguía luchando. Porque pensaba que algún día, cambiarían, pero ahora entiendo que las cosas ya estaban muertas. Sin embargo hasta hace poco no me he dado cuenta de que mi madre tenía mucha razón cuando me dijo aquello. Lo he entendido hace unos segundos, cuando te has sentado en frente mía y me he perdido en el azul de tus ojos. Me ha dado un vuelco el corazón. Y recuerdo que la última vez que me paso era una niña. Desde ese día no volví a buscar el amor. O bueno, sí. Sí lo busqué. Pero me cansé. Y ahora, que estoy tan tranquila, que las cosas me van bien, apareces. No sé de dónde has salido, pero no me importa. Cierro los ojos e inspiro el aire que hay entre nosotros y lo reconozco. Esa sensación. Ese aire infernal que solo puede significar una cosa. Los abro y ahí estás tú, mirándome con esa increíble sonrisa.
+¿Quieres un café? Yo invito.
Mi corazón se vuelve loco.
   

Always remember who are you.

No importa como seas, ni de donde vengas. Ni siquiera importa el color de tu piel, el de tus ojos, el de tu pelo. Me da igual si vistes bien, si vistes normal, cani, pijo o si vas desnudo por la calle. 
Tus aspiraciones, tus ganas de luchar, tus miedos, tus defectos y virtudes, no importan. Nada de eso me importa. 

Lo único que sí me importa es que sepas quién eres. Dónde esta tu lugar, y cómo eres. Ten por seguro que una persona que olvida quién es no vale la pena. No vale nada. 
No te olvides nunca de quién eres. 

martes, 28 de agosto de 2012

Decisiones que duelen.

-El problema es que yo le quiero, pero tú me entiendes. Y desde aquel día que me abrazaste no he vuelto a ser la misma. 
+Entonces, ¿qué sientes? 
-No lo sé... Sé que a él le quiero. Le quiero más de lo que podría llegar a querer en mi vida, pero a ti...Tú eres importante, te lo aseguro. Y siento que podría enamorarme de ti. Sí, lo sé, lo sé. Te he hecho mucho daño. Cuando estuvimos juntos te hice la vida imposible. Pero he cambiado. Lo juro. Ya no quiero hacerte más daño. Sólo quiero ser feliz...
+Mira, no me voy a andar con rodeos. Sabes que te quiero. Que te he querido desde que nos conocimos. Fuiste tú la que te me tiraste al cuello. Fuiste tú la que me dejaste. Y ahora eres tú la que vuelve. Mira, no soy tonto. Sé que estás confundida, por eso te perdono. Pero no me ralles la cabeza. Te quiero y si quieres estar conmigo  aquí estoy. Te doy otra oportunidad si de verdad la quieres. Pero para romperme el corazón otra vez no. 
-Lo siento. Echo de menos tus abrazos...
+¿Echas de menos mis abrazos? También echas de menos mi cuerpo, porque todavía no te has alejado ni un solo palmo desde que empezamos a hablar. Echas de menos que te comprenda, que te hable y que te diga que hoy, especialmente hoy, estás preciosa. Lo echas de menos porque él no lo hace. Pero, ahora dime, ¿si él lo hiciera, también me echarías de menos?
-Sí. Estoy segura de que sí te echaría de menos. ¿Sabes?, cuándo quisimos ir al cine todos y tú querías ver aquella peli, a mí no me gustaba mucho, sin embargo, en cuánto dijiste que querías verla, supe que tenía que entrar contigo en esa sala, y saber que por lo menos, durante una hora y media, estaríamos solos, en la oscuridad de esa sala repleta de gente que no nos conocía. Sabía que tenía que hacer algo. Sabía que tenía besarte. Lo necesitaba...
+Pero no fuimos. 
-No, no fuimos y yo me quede con las ganas de besarte.
+Pues, adelante. Bésame. No esperes que vaya yo, porque aunque me estoy muriendo por darte un beso, no lo voy a hacer. Has venido tú a buscarme, así que es justo que seas tú la que cruce la barrera y la que decida con cuál de los dos se queda.
-No me hagas esto. No puedo elegir. 
+Entonces, ¿a qué has venido? ¿Sólo a decirme eso? No. Te conozco. Estás esperando a que te de un beso y así averiguas quién te conviene más. No voy a caer en ese juego, no soy tan tonto. Pero si me das un beso, te aseguro que te lo voy a devolver. Aunque no te garantizo que sea capaz de alejarme después...
-No me tientes...
En contra de todo lo que él le había dicho, cansado de todas sus inseguridades, se acercó y le tomo la cara entre sus manos y la besó. No fue un beso dulce, para despejar dudas. No, fue un beso de los de verdad, de los que sabes que como no reacciones, el final es indiscutible. La empujo hasta la pared y puso los brazos a cada lado de su cabeza. Se alejó y la miró. Y contra el filo de su boca le susurró:
+¿Contenta? Ya te he besado. ¿Te has decidido? ¿Qué quieres?
-Que no pares.


lunes, 27 de agosto de 2012

Hasta nunca, chaval.

Me tienes que enseñar tu secreto. ¿Cómo puedes amar a alguien hasta que te duela y de repente, de un día para otro, la olvidas? ¿Cómo se puede hacer eso? Te pido que me lo expliques, porque sinceramente, me intrigas. Ayer mismo me estabas diciendo que no podías vivir sin mi, que si te dejaba, morirías. Y hoy, apareces por mi casa, con la excusa de que somos demasiado jóvenes para querernos tanto. Que si  el destino tiene que hacer su trabajo, lo hará y tal vez, nos volvamos a encontrar. Sin contar que todas estas "preciosas" palabras me las dijiste sin un motivo aparente. Y todavía puedo estar esperando una explicación, aunque te aseguro que ya no la quiero. Al igual que tampoco te quiero a ti. Ni ahora ni cuando al destino de las narices se le antoje. Que no, que no te quiero ver más. Que cojas todas tus cosas y lo poco de dignidad que me has dejado y te largues. No necesito nada de ti. Así que nada, que te vaya bonito y no te vuelva a ver. 

domingo, 26 de agosto de 2012

Me has perdido y tú tienes la culpa.

Te quise. Te he querido. Te "habría querido" Tiempos pasados. Condicionales. Podría haberte bajado las estrellas una a una. Habría hecho tus sueños realidad. Habríamos sido más que felices. Inmortal. Nuestro amor podía haber sido inmortal. 
Y no me has dejado. He luchado por ti hasta quedarme sin fuerzas. Me he caído y me he levantado tantas veces que he perdido la cuenta. Y todas esas veces ha sido a tu lado. Y lo peor es que no has movido ni un solo dedo para ayudarme. Has permitido que cargue con todo, que me hunda y que luego con una de tus sonrisas me hagas pensar que todo esta bien, que podemos ser felices. Pero la verdad es muy distinta. La verdad es que tú y yo no podemos ser felices. Y créeme, lo hemos intentado. 
No puedes pedirme que luche por una causa que está más que perdida, que esta muerta. No puedo luchar más de lo que ya he luchado. La verdad, no espero que me entiendas, aunque me encantaría, solo espero que te hagas a un lado y me dejes irme. Que por lo menos, pienses que es mejor, que lo necesitamos. Que ya no podemos estar juntos más tiempo sin acabar odiándonos. 
Lo siento, pero tienes que dejar que yo haga mi vida, mi camino. Que siga por mi ruta. Y que nos separemos aquí.
  

jueves, 23 de agosto de 2012

Dream.

Los sueños no siempre son solo sueños. Si de verdad quieres hacerlos realidad, tienes que creer en ellos. Luchar por conseguirlos. Porque si de verdad te esfuerzas, y haces hasta lo imposible por realizarlos, entonces habrá merecido la pena, incluso cuando no lo has conseguido. 

O simplemente, puedes encontrar a alguien que sea capaz de quererte y encargarse de que tus sueños se cumplan uno a uno. De esos de los de "Buenos días" por la mañana temprano con el desayuno en la cama. Si lo encuentras, entonces ya has ganado, te has superado y has hecho realidad todos y cada uno de tus sueños.

miércoles, 22 de agosto de 2012

No sufras, que todo se paga.

Había una vez en un lugar muy cercano una chica que no encajaba en ningún sitio. Era demasiado diferente para esa maldita sociedad que la castigaba haciéndole el vacío continuamente. Era la fea del baile. El patito feo del estanque lleno de cisnes. No sabía que hacer para que la quisieran, para que la valoraran. Ella era buena. Muy buena, pero sencillamente, un día se cansó. Dejó de intentar ser otra cosa, dejar de ser ella misma. En el fondo ella sabía que valía mucho más que esa pandilla de superficiales que la miraban mal. 
El patito feo creció y no se convirtió en un cisne perfecto y superficial. Siguió siendo un patito, pero un patito precioso. Se convirtió en lo que siempre quiso ser y era feliz. Hasta que un día todos los que un día le hicieron daño volvieron embelesados. La admiraban. Era increíble. Ella se reía. No había cambiado, seguía siendo la misma.  Y con todo el orgullo del mundo se comió a todos esos cisnes refinados, a la sociedad que le amargaba la vida, al mundo entero. 

martes, 21 de agosto de 2012

Yo para ti, y tú para mí.

-Mira esta foto, ¿te acuerdas de ella?
+A ver... Claro, cómo iba a olvidarlo.
-¿En serio? Mira que siempre me dices que sí te acuerdas de las cosas, pero luego es mentira...Que eres muy tramposo.
+Que tonta, ven aquí. ¿Quieres que te cuente porque ese día fue tan especial y así me crees?
-Ajá.
+Vamos a ver, ese día fui yo el que te pidió quedar esa tarde. Llevábamos bastante tiempo juntos, queriéndonos a escondidas por miedo a lo que la gente podría decirnos. Éramos tan jóvenes, tan diferentes y tan imposibles, que al principio lo nuestro parecía una pérdida de tiempo. Íbamos a acabar mal. Todo el mundo lo sabía. Todo el mundo, menos nosotros. Sin embargo, yo estaba seguro de que eras tú, de que no podría haber nadie más. De que eras maravillosa. Un poco caprichosa, algo testaruda y bastante rebelde, pero llegaste a mi vida, encendiéndola. Yo estaba muerto antes de que te conociera. Aunque sé que no empezamos con muy buen pie. Me odiabas. Pero te conquisté. Bueno, tú me conquistaste primero con tus miradas de desafío. Me desafiaste y aquí estamos. Pero centrándonos en el tema de la foto; ese día te pedí que nos viéramos lejos, lejos del mundo, lejos de todos los que nos miraban mal. Sólo quería decirte que te quería, que eras lo mejor de mi vida, lo único importante, lo...Espera, ¿te acuerdas?
-Cómo iba a olvidarlo. Era algo así cómo: "Pequeña, sé que no somos tan parecidos como tú querrías. Quizás no tengamos casi nada en común, y eso puede parecer un problema, pero ¿sabes?, estoy seguro de que no lo será. Nos hemos dado tanto en todos estos años, que sí ahora mismo te vas, mi vida se va contigo. Me matarías. ¿Cómo podría vivir un solo día de mi existencia sin sentir tus caricias, ni tu boca en la mía? ¿Cómo podría dormir sin sentir tu espalda en mi pecho? Es algo inconcebible. Por eso te he traído aquí. Tan lejos de la sociedad, esa que nos quiere crucificar. Esa que piensa que nuestro futuro a de ser separados. Vamos a demostrarles que somos uno solo, que yo soy tuyo y que tú eres mía. Para siempre. Eternamente. Mi vida, lo que te quiero decir es que si me harías el grandísimo honor de compartir tu vida conmigo, de regalarme todas tus noches, todas tus mañanas, todas tus tardes. Toda tú. Cásate conmigo. Vive conmigo. Sé mía cada noche. Dame los buenos días con besos. Dios, cásate conmigo y te haré la persona más feliz de este universo. Lo juro. Te amo"
+Te acuerdas de todas las palabras después de tanto tiempo. Es increíble. ¿Y te acuerdas de lo que contestaste tú?
-Claro. Te contesté que sí. Sólo sí. No tenía palabras. Las lágrimas no me dejaban hablar, además tenía un nudo en la garganta increíble.
+Nunca me he arrepentido y dudo que lo haga. Sigues siendo lo mejor de mi vida después de tantos años y de tantas cosas vividas. 
-Oh, cariño. Te amo. Nada más.
+No hace falta que te diga que yo a ti también. Lo sabes.


Lo que quiero.

Las grandes personas, los mejores momentos, las sonrisas más verdaderas, las cosquillas en la barriga y las miradas más sinceras llegan por casualidad. Sin que las busques. Yo llegué hasta ti sin ni siquiera buscarte, sin esperarte. No fue fácil, aunque tampoco complicado. He de decirte que no recuerdo mi vida sin ti, ¿cómo era capaz de pensar, hablar o incluso dormir sin saber que estabas ahí? No lo sé. Eres lo más grande que tengo, ya lo sabes y por eso sólo quiero decirte que si llegaste por puro capricho del destino, no te alejes. No me dejes sola. Que me voy contigo.

sábado, 18 de agosto de 2012

Vamos, atrévete.

Con qué te gustan los retos, ¿no? Yo tengo uno muy interesante. Lo bueno de mi reto es que sí tú ganas, ganamos los dos.

viernes, 17 de agosto de 2012

Si quieres, puedes.

¿Quieres ser feliz? ¿Quieres dejar de preocuparte y de llorar por las malditas esquinas? Si quieres, puedes. Sal ahí fuera y cómete el mundo. Con una sonrisa siempre, claro. Porque te aseguro que tú sola puedes conseguir grandes proezas. No necesitas a nadie que te diga dónde y cómo hacer las cosas. Puedes ser libre. Eres libre si te lo propones. 

jueves, 16 de agosto de 2012

Mistakes.

No eres tú. Tampoco soy yo. Se que suena raro, que parece que no estoy bien de la cabeza, y tal vez, tengas razón, pero no quiero hablar de amor. No ahora. No en este momento. Y no contigo. Nunca más. 
No quiero volver a ilusionarme y que mañana las cosas ya no me gusten. Ni siquiera sé si podría con todo, de nuevo. Me superas, es verdad. Me superas en la mayoría de cosas, porque, la verdad sea dicha, yo no soy bastante buena. Soy una torpe, una caprichosa, egoísta, egocéntrica, engreída y bastante gruñona. También tengo mis lados buenos, aunque últimamente, apenas los saco a la luz. Me vienes demasiado grande, mi querida "media naranja". Y eso no me gusta. 
¿Qué si te quiero? ¡Coño, claro que te quiero! ¿Cómo ibas a poner en duda eso? Te lo he demostrado. Muchas veces. Miles de ellas. 
Pero el problema es que se reconocer las cosas cuando no funcionan, cuando no van bien. Y llevo mucho tiempo viendo esto cada vez peor, y además he intentado que las cosas sigan como siempre, que todo vuelva a ser como fue antes...Pero creo que estoy equivocada. Bueno, más bien, estamos equivocados. Estamos cometiendo errores. Errores demasiado grandes. 
Somos diferentes. Agua y aceite. No hay nada que podamos hacer nosotros ya. Ya no somos lo que fuimos. Ya no hay nada que podamos hacer por salvarlo. Ya no somos el uno del otro.
Las diferencias, al final, como te dije en su día, han podido con nosotros.
Y es una pena, porque yo sí te quiero.

lunes, 13 de agosto de 2012

Si arriesgas, ganas. O no.

"Riiiiiing, Riiiiiing" 
+¿Diga? ¿Quién es?
-Hola. Sí, hola, ¿un buen comienzo no? Verás tenía que decirte...
+¿Quién eres?
-Ais, calla hombre. Déjame hablar. Mira que eres impaciente ¿eh?
+Jajaja, encima graciosa. ¿Me vas a decir quién eres o no?
-Cuándo me escuches. ¿Vas a escucharme?
+Esta bien.
-Mucho mejor. A ver, vamos a empezar desde lo más básico. Tú no me conoces. Puede que tal vez alguna vez me hayas visto por las calles, pero lo dudo. Siempre que he podido me he escondido de ti, como la cobarde que soy - Suspiro- Mira, sé de sobra que esta no es la mejor manera de decirte esto, pero es que si intentaba tan solo decírtelo a la cara no iba a poder e iba a salir corriendo. Y ya no aguantaba más sin decírtelo. Llevo viéndote caminar por las calles, en el gimnasio, en la universidad, en los bares y con todas esas chicas más de tres años. Mucho tiempo, ¿verdad? Pero he sabido ser paciente y conformarme con tan sólo soñar contigo. Y ya me he cansado de tanto jueguecito - se ríe con una risa débil, casi silenciosa - Siempre he sabido que no era la adecuada para ti, que no tenía ni la menor posibilidad contigo. Cuando te he dicho que no me conocías, en el fondo te he mentido un poco. Sí me conoces. Me choqué contigo en el gimnasio hace un año, mientras recogías tus cosas. Yo me había equivocado de vestuario. Si tienes buena memoria me recordarás. Yo no he hecho más que recordarlo. El sonido de tu risa es incluso más suave de lo que imaginaba. No había maldad en tus ojos verdes, si no simpatía. Eres todo lo contrario de lo que aparentas. No eres ningún chulo, ni ningún prepotente. Eso me enamoró más. - Silencio - Sí, estoy tan enamorada de ti, que ya no veo otra cosa en esta vida que no sea observarte y soñar contigo. Al principio pensé que era tan solo una tontería. Un capricho por un chico guapo. Pero, mierda, me quedé tan colada por ti. Y cada día me enamoraba más cuando te veía caminar por la universidad. Te preguntarás como es que no me has visto nunca, si es que no te habías olvidado de mí. La respuesta es sencilla. Desde lo del gimnasio evite cruzarme contigo. Me conformaba con verte de lejos y ver como todas las zorras se te acercaban. Dios, los celos me comían por dentro. Todavía me comen. - Silencio, de nuevo - Escucha, no sé como voy a reaccionar cuando nos volvamos a encontrar, pero lo que sí que tengo claro es que no te voy a esquivar más. No sé lo que estarás pensando de mí, pero bueno, ya da igual, ¿no? - ¿Era inseguridad lo que él detectaba en su voz? - Tengo que dejarte. Hasta otra. Y lo siento por las molestias y por el tiempo perdido escuchando las ralladas de una, aparente, desconocida.
+¡Un momento! Espera no cuelgues.
"Pi, pi, pi, pi"
Él soltó el móvil y se quedo mirando la ventana, por la que hace tan solo unos minutos antes, había visto entrar corriendo a una chica morena en la cabina que había al final de la calle. No la pudo distinguir bien porque estaba muy lejos y tampoco estaba echando mucha cuenta. Sólo pensaba en su vida, sus movidas y sus tonterías mientras fumaba.
No podía ser ella. Era imposible. Demasiado irreal. 
Volvió a asomarse, incrédulo, a la ventana. La chica no estaba. 
Dios, no había olvidado a aquella chica del gimnasio, morena, de ojos negros, que había ido a caer a sus brazos casi desnuda. No era fea. Tampoco guapa. Era normal. Pero era simpática. A parte de que casi muere del susto, ella no dejó de reírse de sí misma en ningún momento. Casi parecía que no le daba vergüenza. Eso le había gustado. No había vuelto a saber más de ella. Pero no la había olvidado. Claro que no, ¿quién podría hacerlo?
+No es posible...
Tenía que encontrarla.

Sale corriendo de la cabina que está a una distancia prudente de su edificio. Dios, ¿qué había hecho? Se había tirado de cabeza a una piscina vacía. Incluso había hablado más de la cuenta y había dicho que se conocían. ¿Y si él no la había olvidado? ¿Y si la recordaba? Una sonrisa se dibuja en su cara mientras corre por toda la avenida, sin parar, como un rayo. Siempre había sido rápida. Si la recordaba era bueno, ¿no? Pero, ¿Y si la había olvidado? Si la había olvidado, entonces, él olvidaría esa llamada y ella intentaría no mirarlo demasiado cuando se cruzaran. Porque se iban a cruzar, eso estaba claro. En fin, ya estaba hecho. Y a lo hecho, pecho. Sí, era más fuerte de lo que pensaba.
       


viernes, 3 de agosto de 2012

Esta noche dime que me quieres.


-¿Por qué todo empieza y acaba con tanta facilidad? ¿Por qué no hay ganas de construir, de seguir adelante, de renunciar, de ser fuertes? ¿Por qué no se prefiere lo bonito, el amor limpio, el amor honesto...? ¿Por qué...? -Cerro los ojos. Las lágrimas empezaron a caer lentamente por sus mejillas. De repente abrió los ojos, recuperó la lucidez-. ¿Tú también eres así? ¿Yo también tengo que hurgar en tu vida? ¿Debo ser mezquino, debo renunciar a mi dignidad para saber sí has estado en un coche o en un sórdido hotel con otro?
Ella se puso tensa y se levantó de la cama.
+Ya te lo he dicho.-Su voz era firme y dura-. Cuando ya no te ame, te dejaré. No me hagas culpable de lo que no soy.
-Y tú no te quedes nunca conmigo por compasión.
+¿Tú crees que estás hablando de amor? No hay ni pizca de amor en lo que estás diciendo. Siempre haces que me sienta culpable por algo. Somos felices. ¿Por qué no quieres ver que nuestro amor también ha resistido esa prueba?
-Ven aquí...
+No.
Volvió a ser la chica caprichosa y testaruda de siempre.
-Te he dicho que vengas.
+Y yo te he dicho que no.
Él sonrió.
-Ven aquí, por favor. -Se quedaron un rato callados. Volvió a intentarlo-: Venga...
Sólo entonces consiguió que ella se moviera. Se acerco a él pero sin dejar de ponerle mala cara, con los brazos abandonados a los lados y la cabeza baja, herida por aquel tiempo desperdiciado así porque sí. Le cogió la mano, la atrajo hacía él y la besó.
-Tienes razón, perdóname.
+No vuelvas a decirlo nunca más.
-Te quiero.
+Eso sí, eso dímelo siempre.